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El festival estaba a la vuelta de la esquina.

El castaño despertó por la mañana observando como una paloma entraba repentinamente a su habitación con una carta amarrada a su pata derecha.

"Ven al jardín del palacio, tengo un regalo para ti. HJ."

Al ver aquellas iniciales sabía que se trataba de Hyunjin, después de recibir la nota, la paloma mensajera se fue volando por donde vino.

—Buenas días, Príncipe Hao —saludó Hanbin apenas el contrario abrió la puerta

—Hola, Bin —dijo alegremente —necesito salir al jardín del palacio

—¿Bin? —sonrió —¿me llamas así solo para que te deje salir solo?

—No pensaba ir solo, Bin —hizo un puchero —te iba a pedir que me acompañes, no me gusta ir solo a ningún lado desde la última vez

Después de eso, ambos se encaminaron rumbo al jardín. Mientras iban por el pasillo, una criada se acercó al príncipe entregándole discretamente una pequeña bolsa negra.

—Por favor, acepta esto —no mencionó más e hizo una reverencia siguiendo con su camino

Hao estaba confundido, pero no pensó mucho sobre eso en aquel instante porque tenía que encontrarse con Hyunjin, así que siguió su camino.

Al salir del palacio y adentrarse al gran jardín, vio al chico pelirrojo parado debajo de un árbol y se acercó a él dejando al Duque a unos metros más atrás.

—¡Jin!

—Hola, Hao —estaba a punto de abrazarlo cuando notó la mirada del pelinegro desde la distancia —¿por qué lo trajiste contigo?

—Sabes que es mi guardia, así que...

—Quería estar a solas contigo... —dejó salir un puchero con una mirada de decepción fingida

—No puedo decirle que se vaya y ya

—No te preocupes —acarició su cabello suavemente —con el hecho de que hayas venido yo estoy bien —sacó un saco grande y se lo entregó

—¿Qué es eso?

—Es una espada que una vez empuñó un caballero legendario del Oriente, era mi espada de la suerte, pero ahora que sé que vas a competir en el festival, me gustaría que ganes, por eso te la doy

—Wow... —sus ojos se iluminaron al escuchar aquello —muchas gracias, Hyunjin, en serio...

—Nada de palabras, dame un beso y lo tomaré como un agradecimiento real

Hao carcajeó ante sus palabras y se acercó a su mejilla dándole un beso en esta, no satisfaciendo al pelirrojo como quería, pero al menos fue más de lo que había conseguido años anteriores.

Se despidió de él y se acercó al Duque quien mostró un semblante más sombrío a diferencia de cuando se levantó.

—¿Pasa algo? —preguntó Hao deseando que le contara

—¿Siempre agradeces a todos con besos en la mejilla? —dijo de forma tranquila pero denotaba un poco de molestia en su tono de voz

—¿Eh? —al principio no entendió a qué se refería, pero al instante recordó que semanas anteriores lo besó en la mejilla también por un favor —oh... eso... —rió —lo siento, no volverá a pasar

—No, yo no...

—Sólo te los daré a ti —le guiñó un ojo adelantándose hacia el castillo

—No quise decir eso... —dijo pero el castaño no lo escuchó —bueno...

...

Por la noche, Hao estaba alistando sus cosas para el viaje al Gran Templo, hay una tradición que consiste en quedarse a rezar en ese lugar, un día antes del festival.

Empacó el regalo de Hyunjin y observó la bolsa negra que dejó en su cama hace unos pocos segundos, la cual abrió para saber que contenía. En ella había un broche transparente con una nota al lado.

"Este broche interrumpe el control, adjúntalo discretamente al cuerpo de tu enemigo en el Festival de Habilidades"

—¿Por qué me entregaría esto? —se preguntó a sí mismo para poco después analizar que aquel broche debilitaba las habilidades de su contrincante

Si usaba eso contra la persona que le toque luchar, podría ganar fácilmente sin esfuerzo. Ganar de manera sucia, haciendo trampa.

Pensó que podría ser una buena opción, pero realmente quería ganar de manera justa, aunque aquello consista en decepcionar a su padre. No usaría magia negra.

Devolvió el sobre a la bolsa y la dejó en el suelo, a un lado de la alfombra. Luego se asegurarse que no olvidar nada, se colocó su pijama y se metió en la cama dejándose envolver por las sábanas.

...

Entre sueños, descansando tan plácidamente, sintió un olor en el aire, que no era dulce para nada, sino, un olor a quemado que se esparció en toda la habitación haciéndolo despertar de forma apresurada.

Miró la habitación en llamas, el fuego esparcido frente a su cama, al inicio pensó que era un sueño, pero la manera tan vívida de su cuerpo calentándose por el aire y el humo esparciéndose por el cuarto empañando los vidrios de su ventana lo hizo pegar un golpe de realidad.

—¡¡AYUDA!! —fue lo único que logró gritar asustándose de que el fuego se estaba acercando lentamente a él quemando parte de sus sábanas

—¡¡HAO!! —Hanbin abrió la puerta a toda velocidad percatándose del fuego siendo incapaz de ver a Hao por culpa de este

Sin pensarlo más, extendió sus manos hacia las llamas, estas se congelaron al punto de romperse hasta finalmente hacerse polvo en el aire, casi como nieve.

Hao se quedó boquiabierto con el poder que el pelinegro demostró tener, todo volvió a la normalidad gracias a él.

—¿Estás bien? —se acercó a él mirando de cerca cerciorando que no tuviera ninguna quemadura

—¡Gracias! —este se lanzó a sus brazos sin pensarlo dos veces, estaba tan feliz de haber sido salvado por él de nuevo —siempre apareces cada vez que te necesito

—No es nada...

De repente, la servidumbre los interrumpió acercándose a ver que sucedía por el grito que pegó Hao hace unos minutos, pero Hanbin los calmó diciendo que había sido una falsa alarma.

—¿Qué fue lo que causó el incendio? —preguntó Hanbin mirando alrededor

Hao se acercó al objeto que tenía en la mira desde que lo recibió. Se acercó a este observado que era lo único que seguía quemado a diferencia del resto.

—El broche...

—¿Quién te dio ese broche?

—Fue una criada... pero no recuerdo bien su rostro ahora —suspiró —lo único que sé es que quisieron matarme otra vez...

—Eso quiere decir que la persona que quiere hacerte daño...

—Sigue en el palacio...

Beyond The Crown ◇ HaobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora