Capítulo 14

438 86 19
                                    

"A veces odio, a veces amo, a veces me pierdo y siento que me asfixió lentamente... Así es como ansiedad lleva mi vida tomando el timón por su cuenta"
.

.

E

llos se marcharon en la mañana, ni siquiera se despidieron, o eso fue lo que creí hasta que me encontré con una carta de Suno pegada en la nevera.

Hyung, ya nos vamos, cuídate y come sano, prometo que vendremos a verte, si mamá no quiere, entonces yo lo haré”

Al mocoso le gustaba ser cursi. Debía admitir que leer eso me sacó una pequeña sonrisa. Hace tiempo que no sonreía de esa forma, sintiendo esa calidez en mí pecho. Recuerdo haberme sentido así de cálido cuando mamá fue por mí al jardín de niños, cuando papá me llevó a su trabajo y luego por un helado, o cuando la abuela hizo pasteles de arroz para mí cumpleaños y cantamos juntos mientras soplaba la vela de mí pequeño pastel, solo éramos ella y yo.

— Supongo que nadie puede vivir por más de cien años, o al menos tu no pudiste — susurré al recordarla — Se que un día volveremos a encontrarnos, y cuando eso pase, necesitaré que me abraces con fuerza.

Muchos dicen que entienden tu dolor cuando pierdes a alguien o pasas por una mala situación, pero la verdad es que no es así, eso es imposible. Las personas no son capaces de sentir lo que tú sientes porque todos somos diferentes.
Odio cuando alguien dice que te entiende porque pasó por algo similar, es como perder a la misma persona y discutir por quién sintió o siente más dolor.

Verdaderamente ridículo.

A veces, las personas no necesitan que les digas que las entiendes, sino más bien que les des tu hombro y las dejes llorar en paz. Eso es más que suficiente.

[...]

— ¿Te irás ahora?

— Tengo cosas que hacer — murmuré mientras me ponía de pié.

Él suspiró y me observó dejando su taza de café a un lado.

— Jimin.

— Gracias — susurré con una pequeña sonrisa — Creí que tendría que comprarlas por mí cuenta.

— Sabes que siempre que pueda estaré para ti hijo.

“Hijo” hace años atrás que le perdí aprecio a esa palabra, y él lo sabía.

— Deberías hablar con ella de esto sabes,  eso sería lo correcto y-

— ¿Cómo te va?

— ¿Qué?

— Dijiste que ibas a un centro de ayuda con tus controles de ira y alcohol, ¿cómo te va con eso?

— Me he recuperado hace un año, conseguí un buen trabajo ahora, también me mudé — sonrió.

En esos momentos solo pude observarlo y sentir envidia por su felicidad, porque sabía perfectamente que esa pequeña sonrisa en sus labios era de felicidad. De verdad quería sentirme feliz por él, pero solo sentí envidia.

— Me alegro por ti — murmuré.

El suspiró, podía notar que luchaba con sus pensamientos antes de que las palabras escaparan de sus labios.

— Jimin.

— Gracias por la ayuda, te llamaré — susurré tratando de alejarme.

— Quieres que te acompañe, puedo llevarte y-

Hurt me, Heal me Donde viven las historias. Descúbrelo ahora