Capítulo 8

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"La soledad es este silencio que se escucha entre una nostalgia y otra"
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Hacía tiempo que no dormíamos en la misma cama, era extraño y al mismo tiempo se sentía nostálgico. A esto me refiero con querer volver el tiempo.

Aunque a veces me preguntó si el sentimiento sería el mismo si regresará en el tiempo a esos momentos.

— Oye, ¿aún duermes?— pregunté en un bajo susurro y él no contestó.

Eso bastó para darme la vuelta y observarlo dormír, solté un bajo suspiró.

— Dicen que es malo marcharse del mundo guardando rencores con otras personas — susurré — Pero también es difícil olvidar el pasado y avanzar.

Quizás esté era el momento perfecto para decir lo que jamás me atreví a decirle. Solo tome la oportunidad.

— Me hiciste falta, aún me haces falta y me niego a aceptarlo — sonreí a la nada — Kook, en verdad deseo volver en el tiempo y nunca haber sido tu amigo— confesé antes de darme la vuelta forzarme a dormir.

[...]

Cuando abrí mis ojos ya eran las siete treinta de un sábado, pude notar que estaba lloviendo y eso me sacó una pequeña sonrisa. Suspiré y me levanté con sumo cuidado buscando mí ropa. Cuando miré hacia Jungkook, él aún dormía por lo que me cambié en la habitación y luego salí de allí.

Mí plan era irme rápidamente sin que nadie lo notará, pero había olvidado que además de mí una persona también madrugaba.

— ¿Té o café?

— Señora — suspiré volteando a verla.

Ella estaba sentada en el sofá sosteniendo una taza en sus manos. Al verla allí supe que no tendría escapatoria.

— Café.

— El café no es una buena bebida.

— Té.

— Genial — sonrió mientras se ponía de pie y caminaba hacia la cocina — No intentes huir ya que cerré la puerta por si acaso.

Yo solo reí al oír eso y retrocedí para luego seguirla a la cocina.

— ¿Sabe que es un delito privar de la libertad a una persona?

— Hay muchos delitos en esta vida, todos juzgan, pero nadie hace justicia — dijo mientras preparaba mí té.

Con una pequeña sonrisa tomé asiento y espere por él.

— Me gustaría saber que paso…pero se que no es de mí incumbencia — confesó — Aún así, sin saber de quién fue la culpa, por favor ven aquí siempre que puedas— dijo con una pequeña sonrisa dejando mí té frente a mí — No es necesario que vengas a ver a mí tonto hijo.

— Lo sé.

— Jiminie.

— También la extrañe — confesé cabizbajo — Usted es como una madre para mí, pero creo que yo fui un mal hijo — la observé — Siempre lo soy.

— Tú solo eres tu, hasta las personas mayores cometemos errores pequeños, hasta nosotros herimos con nuestras palabras consciente o inconscientemente a otros.

— ¿De verdad?

— Pequeño, la vida es una sola, y si no cometes errores en ella, entonces jamás aprendiste a vivir, porque de los errores se aprende.

— ¿Y qué sucede si hay personas que no aprenden de ellos?— pregunté y ella suspiró.

— ¿Hay algo que quieras decirme?

Hurt me, Heal me Donde viven las historias. Descúbrelo ahora