Capítulo 2

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"El rencor es como tomar veneno y espera que mate tus enemigos"

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Las personas suelen juzgar a primera vista, eso es algo sencillo cuando vas por la callé, solo debes mirar más de lo habitual a alguien que llame tu atención, ya sea de buena o mala forma. Todos juzgamos a nuestro alrededor.

Y la envidia era parte del juzgar a los demás.

Supongo que es así porque no solo envidiamos la seguridad de esa persona al usar "un loco atuendo", sino el hecho de que nuestra opinión le valga dos o tres hectáreas de campo.
En la vida hay personas que se creen con él derecho de señalar la vida de los demás.

Aristóteles decía que la envidia es el dolor ocasionado por la buena fortuna de los demás. Y vaya que tenía razón, las personas siempre envidiamos y juzgamos a los demás.

Él error es que lo hacemos sin conocer la vida de esas personas realmente, sin saber su día a día, sus luchas y lo mucho que le costó lucir unas "botas nuevas".

Para los ojos envidiosos, la vida de esas personas es fácil a comparación de la suya. Es más fácil envidiar a otros que hacer algo por ti mismo.

A lo que voy es que...
Todo esto es una mierda y aunque no quería formar parte de ella, lamentablemente, lo era.

— Jimin Hyung.

Oír su voz al llegar a casa era detestable, lo odiaba y no tenía razones para hacerlo, pero creía que las tenía.
Todos tenemos razones para odiar a una persona, y cuando no las hay, las inventamos. El trabajo es hacer que ella quede mal y nosotros como los buenos del cuento.

Dicen que a veces uno ve dónde no hay, eso era tan cierto que aterraba.

En fin, yo era una completa mierda, justo como esas personas que tanto decía aborrecer.

— ¿Qué?

— Mamá dejo comida en el horno para ti —aviso cabizbajo.

—No tengo hambre.

—Hyung, ¿qué le pasó en su rostro? —  preguntó preocupado — Tiene —

— No molestes- interrumpí pasando de él subiendo las escaleras a mí habitación.

Si, era como ellos, o quizás, peor que ellos. No podía ver o sentirme feliz al verlo, más bien lo maldecía.

John Lennon dijo, "Yo realmente tenía un resentimiento... Que todavía sale de vez en cuando"

Supongo que éramos iguales en ese aspecto, aunque el mío salía por más tiempo.

— Maldición— bufé mientras cerraba la puerta luego de entrar a mí habitación.

Deje mí chaqueta a un lado en el escritorio y caminé hasta mí cama acostándome de espalda en ella. Mis ojos observaron el techo por varios minutos en los que perdí la cuenta mientras llevaba una de mis manos a la curita en mí ceja.

—Todos sabemos que aún te importo imbécil — sonreí cerrando mis ojos.

El silencio reinó por unas horas en la que me vi forzado a abrir mis ojos, cuando miré la hora, ya eran las once. El olor a comida casera llegó hasta mí habitación, lamí mis labios lentamente quejándome por el dolor que aún sentía.

—Mierda...

Solo me concentré en cerrar mis ojos nuevamente hasta que oí como alguien tocaba mí puerta, no me puse de pie de forma inmediata, espere a que sus pasos se alejaran lentamente y luego me levanté y caminé hacia la puerta. La bandeja de plata con una buena porción de comida y un vaso de jugo estaba allí a mis pies.

Hurt me, Heal me Donde viven las historias. Descúbrelo ahora