Defendiendo un matrimonio.

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***

Los esposos volvieron junto con el resto de invitados y varios se acercaron debido a que sentían curiosidad por aquella relación que les parecía tan extraña.

—Disculpen la indiscreción, Duques Todoroki, pero; ¿cómo pudieron casarse siendo hombres? ¿No se supone que únicamente está permitido el matrimonio entre un hombre y una mujer?—Cuestionó uno de los invitados.

Shōto lo miró al noble y, con máxima frialdad, le contestó:

—Desde luego su pregunta es totalmente indiscreta y fuera de lugar, sin embargo, le voy a responder: Si bien es cierto que el matrimonio entre hombre y mujer es el único permitido legalmente, yo tengo mis formas para conseguir lo que quiero. Eso es todo lo que puedo decir.

Entonces alguien comentó en voz alta:

—Así que usted sobornó al sacerdote, después de todo.

—Sí, ¿y qué más da? ¿Le afecta en algo?

—De hecho sí, porque sus acciones nos afectan al resto de nobles que seremos vistos como gente viciosa y sin moral.

El bicolor no pudo evitar reírse de la contestación de aquella mujer y le dijo:

—Increíble que una mujer noble diga eso.

Ella se molestó y preguntó:

—¿Qué tiene de increíble que diga eso?—Explíquese.

Shōto la miró incrédulo y respondió:

—Así que de verdad lo tengo que decir...—Bueno, está bien. Escuche, señora: En la nobleza siempre ha habido infidelidades en la mayoría de matrimonios, además de "gustos" que asquearían al mismísimo demonio. Cosas graves de verdad.

Tanto la señora como el resto de nobles que se habían acercado,se indignaron. Excepto Momo.

—¡¿Cómo dice?! ¡Retráctese, Duque Shōto!—Dijo la mujer.

—No, no lo voy a hacer.

—¡Sin vergüenza! ¡Márchese de aquí!

Yaoyorozu, al escuchar eso, intervino; ya que no podía soportar por más tiempo aquel acorralamiento a su amigo y socio.

—Señora Han, no es usted quien para decirle a un invitado a mi fiesta que se marche. Usted no es la dueña de esta mansión.

La aludida enmudeció y dijo:

—C-Condesa Yaoyorozu, yo sólo decía...

—Usted no me tiene que contar lo que ha dicho, la he escuchado perfectamente y le pido a usted y al resto de invitados que se han atrevido a incomodar al Duque Shōto que se marchen y no vuelvan a poner un pie en mi mansión.

—¿Estás segura, Condesa Momo?—Mi esposo y yo nos vamos a marchar de todos modos.

—Sí, no necesito a gentuza asquerosa aquí.—Y no tienes por qué marcharte si no lo deseas.

—Te lo agradezco pero no tienes por qué hacerlo por mí.

—No, está bien.—Prefiero tener a una persona a mi lado que a cien falsos que me alaben para obtener beneficios de mí.

Los invitados se indignaron y se marcharon de la mansión.

—Gracias, Momo. Eres una buena amiga.

—No es nada, Shōto.—Tú me ayudaste cuando lo necesité y ahora yo te ayudo a ti.

Ambos se sonrieron y Katsuki protestó diciendo:

—¿Tenemos que quedarnos aquí por mucho tiempo más?—Estoy aburrido y cansado.

El mayor miró a su amado con preocupación y dijo:

—Si ese es el caso, entonces nos vamos.—Ha sido un placer estar aquí, Momo. Gracias por habernos invitado y defendido hoy.

—De nada, aunque no me tienes que agradecer. Ya sabes que somos buenos amigos y haríamos todo el uno por el otro.—Dijo esbozando una tierna sonrisa.

"Ugh. Cuánto parloteo."—Pensó molesto.

Su marido percibió su molestia y se apresuró a despedirse de su amiga.

***

Ya en el carruaje, Shōto se sentó junto a su esposo en vez de en el asiento de enfrente.

—Katsuki, ¿te sientes bien? ¿Tienes mucho sueño?

—Estoy bien, solamente estaba cansado.—Además, me estaba molestando esa cola de caballo que no callaba.

El bicolor supo que el excampesino se refería a la condesa y le pareció tierna la situación, ya que le daba la sensación de que estaba celoso.

"Creo que Mi Katsuki está celoso. ¡Qué lindo!"—Pensó feliz procediendo a abrazar al otro.

—¿Qué haces?—Cuestionó irritado.

—Darte cariño para que dejes de estar celoso de Momo y hacerte así saber que sólo estoy enamorado de ti.

El rostro del rubio cenizo se ruborizó al máximo y le respondió:

—¡Y-Yo no estoy celoso de esa mujer ni de nadie! 

—No tienes de qué avergonzarte, Katsuki. Sé que es así pero ya sabes que yo sólo tengo ojos para ti.—Contestó dándole un beso en la sien.

—N-No, te estás equivocando.

"Tan terco."

—Como digas, Mi Katsuki.—Dijo sin dejar de abrazarlo.

Al excampesino le molestaba que su esposo estuviera siendo tan pegajoso con él. Además, estaba el hecho de que éste había leído perfectamente sus sentimientos a pesar de que los negaba una y otra vez.

"¡Yo no estoy celoso! ¡Mierda!"

—¡Suéltame!

—Está bien, te suelto. No quiero que te enfades conmigo.—Dijo dejándolo de abrazar y agarrar delicadamente su mano derecha para darle un beso.

—¡O-Oye! ¡No soy una mujer!

—No lo eres, por eso lo hago. Porque eres mi hombre, solamente mío.—Te amo, Katsuki.—Le dijo sonriéndole tiernamente.

El rubio cenizo sintió que se iba a ruborizar y, rápidamente, volteó su rostro hacia el lado contrario al bicolor con el fin de evitar que éste lo notase.

"¡Joder! ¡Otra vez me he sonrojado por su culpa!"

Shōto no dijo nada mas sabía perfectamente que su marido estaba ruborizado por él.

"Ojalá me permitieras contemplar tu rostro, Katsuki. Seguro que te ves muy lindo."

El resto de su trayecto en carruaje fue silencioso y relajado hasta que llegaron a la mansión, momento que Shōto aprovecharía para llevarse a su esposo hasta el dormitorio marital, pues tenía asuntos pendientes con el susodicho.

***

Notas finales: ¡Hasta aquí por hoy!

¡Espero que os haya gustado!







Obligado a casarse con el duque.(Todobaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora