Pasado.

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***

En la tranquilidad del dormitorio marital, Shōto comenzó a relatar la historia de su la marca de su rostro.

[Recuerdo]

Durante mi infancia, la tensión, los gritos y los maltratos eran el pan de cada día.

Todos estábamos siendo hostigados por mi padre, sin embargo, la que más sufría esto era mi madre.

Un día ella llegó a su límite cuando yo tenía cinco años.

Yo estaba con ella merendando y ella tenía a su lado una tetera en cuyo interior había una infusión de té.

—¡Mami! ¡Prueba esta galleta!—¡Esta muy rica!

—No quiero, Shōto. Deja a mami en paz.—Respondió ella con frialdad.

En ese momento creía que mi madre estaba enferma, pues siempre le habían gustado las galletas.

—¿Por qué no quieres? ¿Te sientes mal, mami?

Como niño que era, no me daba cuenta de su estado mental y reaccionó mal.

—¿Mami?—Pregunté al no recibir respuesta por su parte.

—¡Déjame en paz! ¡Estás arruinando mi vida, tal y como lo hace tu padre!—¡¿No te das cuenta?!—Gritó agarrando la tetera para verter agua sobre mi cara, concretamente donde tengo mi ojo azul turquesa.

Al verme llorar desconsoladamente, se sintió mal y llamó a las criadas pata que ayudasen a tratar mi herida.

Desafortunadamente, no pudieron hacer nada por mi herida. Esto enfadó al viejo de sobremanera y la mandó a un manicomio durante unos años.

[Fin del recuerdo.]

—Y esa es la historia de esta fea y asquerosa marca.—Concluyó el bicolor.

Instantáneamente, Katsuki se sintió fatal por su marido. No sabía que había sufrido tanto.

Siempre había creído que su vida había sido un camino de rosas, lleno de caprichos y mimos. Como cualquier noble promedio.

"Tal vez no debí haber preguntado."—Pensó el rubio cenizo.

—Lo siento, Shōto.—No debí haber preguntado eso.

—Tranquilo, Katsuki.—Tú eres mi esposo, es normal que quieras saber todo de mí. Yo me siento igual contigo,  quiero saber las máximas cosas de ti posibles. Así que, todo lo que quieras contarme sobre tu pasado, puedes contarme sin problemas.

—Está bien. Igualmente puedes preguntarme lo que quieras.

—Lo sé.—Por eso, ahora que te he contado la historia de mi pasado, quisiera que también me cuentes algo sobre ti. A excepción de tus relaciones pasadas con mujeres, no quiero escuchar sobre tus amoríos con ellas ni cómo te las follabas, ¿de acuerdo?

—No iba a contarte sobre eso, de todos modos. Pero, ¿sobre qué quieres que te cuente?

El bicolor se pensó por unos segundos su respuesta hasta que se le ocurrió preguntar:

—¿Cómo era tu relación con tus padres durante todo este tiempo?

—Ha sido bastante buena hasta hoy.—Aunque, en el pasado, siempre intentaban que viviera lo mejor posible dentro de nuestras precarias circunstancias. Mis viejos a veces comían menos cantidad para que yo no pasase hambre.

"Tal parece mis suegros no son malas personas, es posible que su comportamiento de hoy haya sido por el shock de enterarse de que su hijo es homosexual. Es posible que necesiten tiempo para asimilarlo."

Obligado a casarse con el duque.(Todobaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora