Obligado a casarse con el duque.(Todobaku)

Conociendo a los cuñados (I).

***

Mientras preparaba a Katsuki, Shōto no apartaba la vista de él. Pues le parecía que estaba ante una imagen hipnotizante.

—Aah...—Gimió el pasivo al sentir moverse los dedos del activo en su interior.—S-Shōto, ya es suficiente. Sólo házmelo y ya...

—¿Seguro?

—Sí, mierda.

—Eres un impaciente pero yo también y estoy bastante excitado de nuevo, así que, voy a complacerte.

Acto seguido, sacó sus dedos, alzó las caderas del rubio cenizo y lo penetró para, a continuación; comenzar a mover sus caderas.

—Ah, ah, aah...—Joder... Se siente bien~

—Ngh, Katsuki...—Gimió embistiéndolo con mayor intensidad.

—¡Ah! ¡Ah!—Gritaba el más bajo temblando de placer.

—Aah... Te ves tan hermoso...—Dijo mirándolo a los ojos.

Su esposo lo escuchó e hizo contacto visual con él y ambos se sonrieron con ternura.

—Te amo, Mi Katsuki...

—¡Aaaah!—Y-Yo también te amo. B-Bésame.

El bicolor no se resistió y acortó la distancia entre sus labios y los de su amante. Iniciando de esta manera un beso apasionado en el cual entrelazaron sus lenguas.

Katsuki se abrazó a su amado, disfrutando del contacto entre sus pieles.

"No quiero que esto acabe ya, esto es demasiado bueno."

Durante el coito se besaron varias veces al mismo tiempo que se tocaban mutuamente.

—Ah, ah, Katsuki. ¿Se siente bien...?

—P-Por supuesto, se siente jodidamente bien. Así que, ngh... No pares~

Sus palabras habían animado al adulto de ojos desiguales, el cual lo embistió con una mayor intensidad y velocidad. Volviendo cada vez más loco a su marido.

—¡Ah! ¡Aaaah!—¡Shōto!—Exclamó tensando su cuerpo.

El rubio cenizo alcanzó el orgasmo siendo su esposo el siguiente en hacerlo.

Cuando finalmente estuvieron satisfechos, se tumbaron sobre la cama para recuperar el aliento y conversar por un rato.

—Has estado genial, Katsuki.—Me ha encantado que hayas tomado la iniciativa y que te hayas sido más proactivo y lindo. Gracias, Mi querido esposo.—Le agradeció acariciando su rostro para luego darle un casto beso en la frente.

—No tienes que agradecerme nada, idiota. Lo he hecho porque he querido, además, has sido tú quien ha sido más activo en esto y me has dado más placer que yo a ti.

—¿Qué dices?—Yo lo he disfrutado mucho y tú has hecho mucho por mí hoy.

—¿Ah?—Estás mal de la cabeza, es obvio que te has esforzado mucho más que yo.

—No niego haber puesto todo mi empeño en darte placer, aunque es algo que siempre hago, sin embargo; es evidente que te has esforzado más que yo.—Después de todo, te has introducido mi virilidad en tu boca, algo que jamás pensaste hacer. Especialmente tras haber estado jurando y perjurando que eras heterosexual.

—Bueno, en eso tienes razón.—De todas maneras, tú haces la mayor parte del trabajo.

—¿Y qué?—A mí no me importa, a parte, yo disfruto mucho haciéndote disfrutar. Me gusta ser quien proporciona el placer.