𝐃𝐢𝐨𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐞𝐧𝐠𝐚ñ𝐨

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Loki se despertó de repente, su cuerpo tenso y su mente alerta

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Loki se despertó de repente, su cuerpo tenso y su mente alerta. Algo no estaba bien. La habitación estaba en silencio, salvo por la respiración suave y rítmica de su hija Freya, quien dormía plácidamente a su lado, su pequeño cuerpo acurrucado con un chupete en la boca. Loki se permitió una leve sonrisa al ver la paz en el rostro de su hija, su cabello negro desparramado sobre la almohada.

Pero la inquietud seguía en su pecho. Con cuidado, se levantó de la cama, tratando de no despertar a Freya, y se dirigió a la cocina para beber un poco de agua. Mientras tomaba un vaso de la alacena, trató de sacudirse la sensación de que algo estaba mal. Pero no podía. Algo en el aire, una presencia, lo ponía en alerta.

Regresó a la habitación, esperando volver a la tranquilidad que Freya siempre le daba, pero al cruzar el umbral, se detuvo en seco.

Ahí, en la penumbra de la habitación, una figura conocida lo esperaba. Wanda Maximoff estaba de pie junto a la cama, su rostro iluminado por la luz tenue que se filtraba a través de la ventana. Sus ojos rojos brillaban con una intensidad perturbadora, y una sonrisa casi triste curvaba sus labios.

─ Loki ─susurró Wanda, su voz suave pero cargada de una presión oscura─. Sabía que te encontraría aquí. Sabía que no podrías esconderte de mí para siempre.

Loki apretó la mandíbula, el vaso de agua en su mano temblando ligeramente antes de que lo colocara con cuidado en la mesita. Su mente ya estaba trabajando a toda velocidad, buscando la mejor manera de enfrentarla sin despertar a Freya.

─ Wanda ─dijo finalmente, su voz baja pero firme─. ¿Qué haces aquí?

Wanda dio un paso adelante, sus ojos nunca apartándose de los de Loki.

─ He venido a hablar ─respondió, con un tono que pretendía ser conciliador, aunque Loki detectó la amenaza oculta en sus palabras─. A negociar, si lo prefieres.

Loki entrecerró los ojos, sin moverse de su lugar.

─ No estoy interesado en negociar nada contigo. Ya dejaste claro lo que realmente te importa.

Wanda ladeó la cabeza, su sonrisa se ensanchó, pero sus ojos se oscurecieron.

─ Loki, somos parecidos tú y yo ─empezó, su tono volviéndose más persuasivo─. Ambos hemos perdido tanto, ambos sabemos lo que significa ser rotos, estar solos. Pero no tiene que ser así. Si me ayudas a conseguir lo que necesito, te aseguro que podemos... tenerlo todo.

Loki sintió que su corazón se apretaba al escuchar esas palabras. En otro tiempo, tal vez se habría dejado tentar por esa promesa. La idea de tener todo lo que había perdido, de llenar ese vacío que siempre había sentido, podría haber sido irresistible. Pero ahora... ahora había algo más importante. Una pequeña vida que dependía de él, un lazo que no estaba dispuesto a sacrificar por ninguna promesa vacía.

─ No puedes ofrecerme nada que me interese, Wanda ─respondió fríamente─. Mi lugar está aquí, con Freya. No necesito nada más, y no tengo intención de ayudarte en tus planes egoístas.

𝐇𝐨𝐰 𝐝𝐢𝐝 𝐢𝐭 𝐞𝐧𝐝? || 𝐋𝐨𝐤𝐢 𝐋𝐚𝐮𝐟𝐞𝐲𝐬𝐨𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora