𝐋𝐚 𝐜𝐚𝐬𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐭𝐞𝐫𝐫𝐨𝐫

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La cabaña estaba en calma cuando de repente, el sonido de pasos ligeros y apresurados rompió el silencio

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La cabaña estaba en calma cuando de repente, el sonido de pasos ligeros y apresurados rompió el silencio. Loki, que estaba en la cocina preparando la comida, giró la cabeza justo a tiempo para ver a Freya correr por la sala, riendo con esa travesura inocente que tanto la caracterizaba. Sin embargo, su sonrisa se desvaneció cuando vio lo que Freya sostenía en su pequeña mano: un cuchillo de la cocina que de alguna manera había alcanzado.

— ¡Freya! —exclamó Loki, sintiendo un nudo de preocupación en su estómago.

Corrió hacia ella, su corazón latiendo con fuerza. La pequeña apenas comprendía el peligro que representaba el objeto que sostenía. Freya, divertida con la carrera, aumentó su velocidad, riéndose mientras Loki trataba de alcanzarla.

— ¡Es peligroso! Dame eso ahora mismo, pequeña —ordenó con firmeza, extendiendo la mano hacia su hija.

Freya, al ver que su padre finalmente la alcanzaba, soltó un pequeño gritito y apretó más el cuchillo contra su pecho, negándose a soltarlo. Loki, sin querer asustarla más, suavizó su tono.

— Freya, por favor. No es un juguete.

Finalmente, con un movimiento rápido pero cuidadoso, Loki logró quitarle el cuchillo de las manos. Pero en el mismo instante en que lo hizo, los ojos de Freya se llenaron de lágrimas. Una expresión de pánico se dibujó en su carita, y antes de que Loki pudiera decir una palabra más, la niña soltó un grito desesperado.

— ¡Noooo! —lloró Freya, su voz quebrada por la tristeza.

Loki se agachó rápidamente para abrazarla, intentando consolarla. Pero la pequeña no quería saber de abrazos ni consuelo; estaba desbordada por la frustración y el miedo de perder lo que había percibido como un nuevo y fascinante juguete.

— Shh, está bien, Freya, no llores... Papá está aquí —susurró Loki, acunándola en sus brazos.

Sin embargo, cuanto más intentaba calmarla, más fuerte lloraba Freya. Su llanto comenzó a resonar en las paredes de la cabaña, y de repente, Loki sintió un ligero temblor bajo sus pies. Los objetos en las estanterías comenzaron a vibrar, y las ventanas tintinearon. Loki se tensó, dándose cuenta de que la angustia de su hija estaba desencadenando un poder que ella aún no sabía controlar.

— Freya, tranquila... —Loki trató de sonar calmado, pero la preocupación era evidente en su voz.

El temblor se intensificó, como si la tierra misma respondiera al llanto de Freya. Loki mantuvo a su hija cerca, intentando proyectar una sensación de seguridad, pero podía sentir la creciente energía a su alrededor.

Con cuidado, Loki cerró los ojos y murmuró un hechizo suave, una magia diseñada para calmar y proteger. Lentamente, el temblor comenzó a disminuir, y Freya, aún llorando, se acurrucó contra su pecho, buscando el consuelo que solo él podía ofrecerle.

— Lo siento, pequeña, lo siento —repetía Loki mientras acariciaba su cabello.

Freya, finalmente agotada por el llanto, comenzó a calmarse, sus sollozos transformándose en pequeños gemidos mientras su respiración volvía a la normalidad. Loki la sostuvo durante lo que pareció una eternidad, hasta que sintió que su cuerpo se relajaba en sus brazos.

𝐇𝐨𝐰 𝐝𝐢𝐝 𝐢𝐭 𝐞𝐧𝐝? || 𝐋𝐨𝐤𝐢 𝐋𝐚𝐮𝐟𝐞𝐲𝐬𝐨𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora