"Tu eres mía...eres mi hija, no me ves como un monstruo, ni como un simple dios de las mentiras, del engaño...eres lo único que tengo en esta vida y lo único que me pertenece, algo que jamás voy a tener que compartir, mi princesa, mi hija,mi vida...
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Thor caminaba por los pasillos del palacio de Asgard con pasos decididos, su rostro cargado de frustración. Los ecos de las puertas gigantescas resonaban mientras avanzaba hacia el consejo de sabios. Sabía que no tenía tiempo para formalidades ni diplomacias, no cuando la vida de su sobrina estaba en juego.
Al llegar a la sala del consejo, empujó las puertas con fuerza, irrumpiendo ante los sabios que estaban sentados en sus tronos.
-¡Exijo saber dónde está mi hermano! -rugió Thor, sus ojos fulgurando con ira-. La vida de Freya depende de ello. ¡Loki es el único que puede salvarla!
Los sabios lo miraron con severidad, sus rostros serenos ante la tormenta emocional de Thor. El más anciano de ellos, con una larga barba blanca y ojos cansados pero firmes, habló primero.
-Thor, hijo de Odín, entiende que lo que hemos hecho es por el bien de Asgard y del universo -dijo el sabio con calma-. Tu hermano ha sido una fuente de caos y destrucción en el pasado. No podemos permitir que él y esa niña representen una amenaza futura.
-¡Es mi hermano! -Thor apretó los puños, conteniendo la furia que sentía-. Freya es solo una niña. No merece pagar por lo que temen que pueda suceder. ¡Y mucho menos ser apartada de su padre!
Otro sabio, más joven pero igualmente severo, intervino.
-Freya es más que una simple niña, Thor. Ella es el producto de un dios y una bruja de inmenso poder. Si sus habilidades no se controlan, podría desatar una catástrofe más allá de cualquier comprensión. Mantener a Loki alejado de ella es la mejor opción para evitar que sus poderes se desarrollen de manera incontrolada.
Thor golpeó la mesa de mármol frente a los sabios, haciendo que el eco resonara en toda la sala.
-¡La niña está muriendo! -exclamó, su voz cargada de desesperación-. Freya lleva días sin comer, está enferma, y lo único que pide es a su padre. Si no reencuentran a Loki con ella, podría no sobrevivir. ¿No lo entienden? ¡Necesita a su padre!
Los sabios intercambiaron miradas, pero sus rostros permanecieron imperturbables. El anciano volvió a hablar.
-Lo entendemos, Thor, pero estamos pensando en el bien mayor. La muerte de una sola niña, por dolorosa que sea, es preferible a la destrucción de reinos enteros si no podemos controlar sus poderes.
-¿Prefieren verla morir en lugar de darle una oportunidad? -preguntó Thor, incrédulo ante la crueldad de sus palabras.
-Es mejor así -respondió el sabio joven con frialdad-. Mantener a Loki lejos de ella es nuestra mejor garantía de que su influencia no acelerará el crecimiento de su poder. Y si el destino de la niña es perecer, entonces será lo mejor para Asgard y todos los reinos.
Thor sintió como si un rayo lo hubiera atravesado. El consejo de sabios, aquellos en quienes siempre había confiado, no solo estaban dispuestos a dejar morir a su sobrina, sino que consideraban su muerte como una solución conveniente.
