"Tu eres mía...eres mi hija, no me ves como un monstruo, ni como un simple dios de las mentiras, del engaño...eres lo único que tengo en esta vida y lo único que me pertenece, algo que jamás voy a tener que compartir, mi princesa, mi hija,mi vida...
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El sol comenzaba a ocultarse en el horizonte de Asgard cuando Loki, que había estado ausente debido a sus propios asuntos, finalmente regresó al palacio. Llevaba días lejos, ocupado con misiones y tareas que, según él, no podían esperar. Pero la preocupación por su hija Freya nunca lo abandonaba, y al enterarse de su regreso, su primera prioridad era verla.
Cuando Loki llegó a los pasillos del palacio, Thor ya lo estaba esperando, con los brazos cruzados y una sonrisa divertida en su rostro. Sabía que su hermano se encontraba en un momento crucial al intentar entender los poderes y el crecimiento de Freya, pero no podía evitar sentir cierta simpatía por lo que estaba a punto de contarle.
Loki apenas había dado un paso dentro del salón principal cuando Freya, al sentir la presencia de su padre, salió corriendo hacia él. Sus ojos brillaban de emoción y alivio.
—¡Papá! —gritó Freya, lanzándose a sus brazos.
Loki la recogió en un abrazo fuerte, con el corazón latiendo con fuerza al sentirla de nuevo entre sus brazos. Había pasado demasiado tiempo lejos, y aunque sabía que su hija estaba a salvo con Thor, había una sensación de vacío que solo el reencuentro con ella podía llenar.
—Te extrañé mucho, Freya —dijo Loki, acariciando su cabello mientras la pequeña descansaba la cabeza en su hombro—. ¿Te has portado bien mientras estuve fuera?
Freya lo miró con una sonrisa nerviosa, como si supiera lo que venía. Antes de que pudiera responder, Thor se aclaró la garganta, llamando la atención de su hermano.
—Oh, Loki... —empezó Thor, caminando hacia ellos con una expresión de entretenimiento—. Si supieras lo que ha hecho Freya en los últimos cinco días, estarías sorprendido.
Loki levantó una ceja, intrigado.
—¿Qué ha hecho mi querida hija esta vez?
Thor rió suavemente, colocando una mano en el hombro de su hermano.
—Bueno, déjame resumirlo. En solo cinco días, Freya ha logrado romper varias estatuas antiguas en el palacio, cortar cuadros valiosos, pintar las paredes con una especie de graffiti verde —sí, verde, idéntico al tuyo—, y también ha destruido varios jarrones. Ah, y los trabajadores del palacio la han apodado "la princesa de las travesuras."
Loki frunció el ceño, pero no de enojo. Era más una mezcla de incredulidad y algo de orgullo, aunque no lo admitiera en voz alta. Sabía que Freya tenía una energía incontrolable, pero escuchar los detalles le hizo darse cuenta de que la niña había heredado su vena traviesa... tal vez más de lo que él esperaba.
—¿La princesa de las travesuras, dices? —repitió Loki, reprimiendo una sonrisa.
—Así es —asintió Thor, cruzando los brazos de nuevo—. Y no solo eso, también ha estado haciendo pequeñas bromas a los trabajadores del palacio. Cambiando sus colores de ropa, moviendo los muebles... nada muy destructivo, pero sí suficiente como para mantenerlos entretenidos.
