"Tu eres mía...eres mi hija, no me ves como un monstruo, ni como un simple dios de las mentiras, del engaño...eres lo único que tengo en esta vida y lo único que me pertenece, algo que jamás voy a tener que compartir, mi princesa, mi hija,mi vida...
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Freya y Peter estaban entrenando en la sala, sus risas resonando mientras intercambiaban movimientos rápidos y ágiles. Freya, ahora con 15 años, era una fuerza mágica inigualable, mientras que Peter, con 16, usaba su agilidad y sus telarañas para mantener el ritmo.
─ ¡No puedes atraparme! ─exclamó Freya mientras esquivaba otra telaraña.
─ ¡Eso crees! ─replicó Peter, sonriendo de oreja a oreja. En un mal cálculo, lanzó una telaraña que la atrajo hacia él y, sin querer, la empujó sobre la colchoneta. Ambos cayeron, con Peter encima de ella.
Ambos se quedaron en silencio, un poco nerviosos y sonrojados por la cercanía inesperada. Freya soltó una pequeña risa nerviosa, pero antes de que pudieran reaccionar, la puerta se abrió de golpe.
─ ¡PETER PARKER! ─gritó Loki desde la entrada, con una voz tan cargada de furia que Peter casi saltó de encima de Freya.
─ L-Lo siento, señor… ─balbuceó Peter, poniéndose de pie rápidamente.
Loki avanzó con pasos rápidos hacia Peter, sus ojos oscuros y llenos de ira. Freya se levantó de inmediato, tratando de calmar a su padre.
─ ¡Fuera! ¡Ahora mismo! ─rugió Loki, señalando la puerta.
Peter, visiblemente asustado, salió disparado de la sala, sin dejar de disculparse mientras se alejaba. Freya lo miró irse antes de girarse hacia su padre, cruzándose de brazos.
─ Papá, ¿en serio? ─dijo, frustrada.
─ No me importa lo que estabas haciendo, Freya, eso no parecía entrenamiento ─replicó Loki con el ceño fruncido.
─ Solo fue un accidente, estábamos entrenando. Peter es solo mi amigo. ─Freya trató de suavizar el tono, pero su padre no se calmaba.
Loki la miró con preocupación y protección en sus ojos. ─ No quiero que esté tan cerca de ti, no me gustó lo que vi.
─ Papá… no fue nada. No necesitas protegerme de Peter ─suspiró Freya, intentando que Loki bajara la guardia.
Loki suspiró profundamente, cruzando los brazos. ─ Eso no lo decides tú. Yo soy tu padre, y lo que vi no me gustó para nada.
Freya rodó los ojos. ─ Está bien, lo que digas. Pero no fue nada, en serio.
Loki, aún con expresión severa, hizo un gesto hacia la puerta. ─ Terminamos por hoy. Vamos.
Freya lo siguió, sonriendo ligeramente al ver cuán celoso y sobreprotector podía ser su padre. Aunque a veces sentía que Loki exageraba, entendía que todo lo hacía por protegerla.
Loki caminaba por los pasillos de la Torre Stark, aún con el ceño fruncido después del incidente con Peter y Freya. No había podido sacarse de la cabeza la imagen de Peter sobre su hija, aunque sabía que probablemente había sido un accidente. Pero eso no calmaba su furia.