🪨 𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 12 🪨

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—Adelante.

¿Es así como se siente cuando te llaman a la oficina del director después de cometer un grave error? Al llegar a la oficina de Caius, junté las manos con rigidez y encogí los hombros.

—¿Sabes por qué te llamé? —preguntó Caius, reclinado en el respaldo de la silla y con la cabeza ladeada.

—Eso... No estoy segura.

En un esfuerzo de no hacer contacto visual, desvié la mirada frenéticamente.

Sentía una mirada escrutadora desde el otro lado que me observaba detenidamente.

—Hmm.

Tal vez por el peso de la culpa, me sentía muy nerviosa. Apreté el dobladillo de la falda de mi vestido para asegurarme que las botellitas de vidrio en mi bolsillo no chocaran entre sí e hicieran ruido.

*¡Clack!*

Caius colocó algo sobre el ostentoso escritorio de madera.

Le eché una mirada furtiva y me desesperé.

Era la misma botella de poción mágica que le di a Caius en el laboratorio de medicamentos hace unos días. Al mismo tiempo, también era la que había estado vendiendo a los campesinos hasta ahora.

—Es por esto.

Estoy arruinada.

Mis ojos involuntariamente se cerraron con fuerza.

—... ¿Puedo tener un momento para explicarme?

Intentaré salir de esto antes de que sea demasiado tarde. Esa era la única opción.

—No tenía intención de iniciar un negocio. Realmente solo deseaba ayudar a las personas del huerto, pero la comida aquí es muy escasa y tenía hambre. Los magos como yo siempre estamos hambrientos, así es nuestra constitución. Por eso hice trueques por un poco de comida y esas cosas... ¡En ningún momento acepté dinero! ¡Y tampoco los presioné! Para ser precisa, los clientes... No, quiero decir, las personas vinieron a mí porque lo necesitaban.

Después de soltar todo sin tomar un respiro, abrí un ojo lentamente.

Caius estaba acariciándose la barbilla con una expresión de bastante interés, y tras un momento se rió con los ojos entrecerrados.

—Oh, ¿comenzaste una actividad comercial no autorizada, pero no aceptaste dinero?

¿Se podría decir que sí?

—Es una excusa muy interesante.

—No, es qu-

—La actividad comercial no autorizada se incluye en la categoría de castigos severos.

¡No!

Estaba a punto de rogar por otra oportunidad, pero Caius agregó con benevolencia.

—Por esta vez lo dejaré pasar.

—... ¿Eh?

De repente sentí un escalofrío recorrer mi espalda.

¿Qué estaba pasando? El Caius que conozco no era el tipo que se conformaría con mi excusa dada.

—Podría ser que... ¿Hubo algún efecto secundario a causa de la poción mágica que le di el otro día? No debería suceder eso... —pregunté con un sentimiento de inquietud.

—Ojalá hubiera sido así. Lamentablemente, no aparecieron efectos secundarios —respondió Caius con tono apenado—. Tu poción mágica fue muy buena. Su efecto de desintoxicación y recuperación fue sobresaliente.

Me seduce el ingrato que quiere matarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora