🪨 𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 10 🪨

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—... ¿Qué es?

—Es un antídoto.

Ahora que lo pienso, Caius también era un paciente. De hecho, estuvo expuesto a la magia oscura durante mucho más tiempo que los agricultores que encontré en el huerto. Incluso hubo un mago oscuro maníaco que intentó impunemente maldecir su cuerpo.

Si Caius fuera un poco menos fuerte de lo que era ahora, ya habría perdido al menos una parte de su cuerpo.

Aunque eso no significaba que su estado actual fuera normal.

«Mira esa piel pálida.»

Si cerrara los ojos, uno podría creer que era un cadáver.

Caius esbozó una sonrisa fría.

—No has olvidado que llegaste aquí porque drogaste al Príncipe Heredero, ¿verdad?

—No lo he olvidado.

—¿Y quieres que tome esto? —preguntó con voz gélida—. Eres bastante atrevida.

Aunque Charlotte cometió errores, no me gustaba que me mirara con tanta intensidad.

«Es en verdad una buena poción mágica.»

Caius en este momento lidia casi a diario con magos oscuros. Naturalmente, sufre de dolores crónicos y fatiga intensa. Además, no duerme bien debido a su insomnio, así que sus nervios se vuelven más y más sensibles.

«En cierto modo, es culpa mía.»

Porque yo creé ese tipo de configuración.

—Cálmate, por favor. No importa cuán desesperada esté, no haría algo tan evidente.

Mantuve la expresión más inofensiva posible mientras le ofrecía de nuevo la botella de medicamento.

—Esto purificará tu cuerpo afectado por la magia oscura. Lo hice más concentrado que el de los agricultores. Garantizo su efectividad, así que... Si lo piensas bien, ¿sería como un soborno? Para que dejes de pensar en matarme.

La mirada de Caius permaneció fija en la botella.

«Solo tómalo.»

Hasta que mi mano se tensó, él permaneció inmóvil como si estuviera reflexionando profundamente.

La falta de expresión en su rostro me hacía imposible discernir sus sentimientos, así que esperé pacientemente a que reaccionara.

Finalmente, Caius levantó la mirada.

—... Es muy extraño.

Sus ojos amarillos brillaron mientras me inspeccionaban detenidamente.

—¿Qué te ocurrió en el traslado?

Si me atreviera a responder eso, diría que lo ocurrido fue antes del traslado.

—¿No lo tomarás?

—No, lo haré.

Caius finalmente tomó el frasco y, antes de poder decirle algo, bebió el contenido de un trago.

—Pensándolo bien, tengo un poco de resistencia a la magia oscura. Será mejor probarlo antes de dárselo a los agricultores.

Siempre tenía que complicarlo todo así.

—No me pidas que te dé más después —dije con desdén y recogí la canasta dejada en el suelo.

La mirada penetrante de Caius me seguía y su expresión no dejaba en claro sus intenciones.

—Debes estar vivo para vengarte, ¿no?

Me seduce el ingrato que quiere matarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora