*Umul. Umul*
—Hmmm.
La canasta llena de naranjas estaba mostrando casi el fondo antes de darme cuenta.
—... Tal vez debería haber ayudado un poco...
Con el estómago parcialmente lleno, llegó el momento de las preocupaciones.
La imagen del agricultor, que vi en el huerto, flotaba en mi mente. Con ojeras colgando hasta el mentón, tosía repetidamente.
«Debe ser efecto de la magia oscura.»
Algunas formas de magia oscura causaban daño simplemente con su manifestación. Como, por ejemplo, la masa de aire contaminado que se extendía más allá del huerto.
Como estuvo trabajando todo el tiempo al otro lado de la valla que lo separaba de una tierra contaminada, debió verse afectado en gran medida. Probablemente bastantes habitantes del territorio se encontraran en condiciones similares a la de ese agricultor, e incluso algunos en condiciones más graves.
—Eso es problemático...
Aunque restauré la tierra, no podía estar haciendo brotar y fructificando árboles mágicamente todo el tiempo.
—Eso consume maná. Es agotador.
Por lo tanto, era necesario que personas como el agricultor trabajaran arduamente para que yo pudiera comer gratis mucha fruta.
—Debo hacer algo al respecto.
Terminando de comer mi última naranja, me levanté de mi asiento.
Otra de las habilidades de Charlotte era la fabricación de pociones mágicas, y eran inigualables en eficiencia. Ninguna de las pociones en el mercado serían capaces de igualar las creaciones de Charlotte.
—No recuerdo dónde queda la sala de pociones.
Recuerdo que la sala de pociones del castillo estaba en algún lugar bajo tierra del edificio principal.
Mientras caminaba por un pasillo subterráneo, intentaba recordar. A lo lejos, vi una figura familiar.
—¡...!
Me escondí rápidamente detrás de un pilar. Asomé la cabeza y volví a mirar la figura.
«No me equivoqué.»
Caius caminaba desde el final del pasillo.
¿Qué hace aquí este tipo? ¡Es una mala sincronización!
Me escondí de nuevo tras el pilar. No había nada bueno en encontrarme con Caius sin motivo, así que lo mejor sería esperar a que desapareciera antes de moverme.
—¿Qué clase de comportamiento es este? ¿Juegas al ratón?
—¡Ah!
¿Qué demonios? ¿Cuándo llegó?
Caius, que se acercó sin que me diera cuenta, estaba de pie apoyado en el pilar y sonreía. Sus labios rojos se encontraban curvados hacia arriba.
—... Hola.
—Oh, ¿el ratoncito también habla?
Me encogí de hombros y me aparté cautelosamente.
—Señor, ¿qué lo trae por aquí?
—Eso es lo que debería preguntar.
Su mirada fría me recorrió lentamente desde mi cabeza hasta los dedos de mis pies.
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Me seduce el ingrato que quiere matarme
Romance-Charlotte, te amo. -... ¿Eh? Al abrir los ojos, me di cuenta de que había poseído a la temida villana de la novela que escribí, y esto justo después de haber lavado el cerebro al protagonista masculino. ¡Qué locura! No quiero besar al protagonista...