Caius caminó silenciosamente y apartó la cortina. Charlotte dormía sobre un pequeño sofá para dos, acurrucada y ajena al mundo, con un ligero resoplido de su nariz.
Sin darse cuenta Caius esbozó una sonrisa, pero rápidamente apretó los labios.
¿Estaba sonriendo al ver a la bruja? Sin embargo, a diferencia de sus pensamientos, su mirada permaneció fija en ella durante mucho tiempo.
La cara dormida de Charlotte mostraba una vulnerabilidad tan extrema que era difícil creer que pasó toda su vida bajo el apelativo de "bruja malvada". Más bien, parecía sumamente inocente y pura.
Un suave zumbido de insectos llegó desde la distancia.
La noche era tranquila.
Una brisa suave soplaba a través de la ventana abierta, despeinando ligeramente el cabello plateado de Charlotte.
La sombra tenue de la luna caía sobre los párpados cerrados.
—... Hmp.
Charlotte emitió un leve gemido y se removió, encogiendo sus pequeños y redondeados hombros.
Mientras la observaba fijamente, Caius de repente sintió que la noche era pacífica.
¿Paz? ¿Se sentía en paz?
Quería negarlo y pensar que no podría ser posible, pero al mismo tiempo, lo admitía a regañadientes.
Charlotte era claramente diferente a los magos oscuros que él siempre había odiado.
La molestia que sentía cada vez que se enfrentaba a un mago oscuro se desvanecía frente a Charlotte. A veces, incluso se daba cuenta de que sonreía en lugar de sentir malestar, lo que le causaba una sensación de disconformidad.
No se debía simplemente a que Charlotte, a diferencia de su fama, tuviera un lado torpe, ni a que se comportara tranquilamente, ni a que se diera cuenta de la traición de Robert o a que lo ayudara a convencer a Daymon.
—Sé que te resulta incómodo decir esas palabras, pero aun así, inténtalo. A veces, la honestidad es la mejor arma.
En aquel momento, Caius experimentó una sensación de comodidad y relajo. Fue un instante, pero sintió que ella lo conocía muy bien.
Aunque quería negarlo, fue claramente así.
Por eso, ya no sentía el impulso de matarla. Solo tenía curiosidad.
¿De verdad existían magos oscuros que no debían ser odiados? ¿Era Charlotte realmente una de ese tipo? ¿Por qué solo en su presencia sentía una sensación diferente?
Sin darse cuenta, acarició el cabello tocado por Charlotte antes.
Un año, el tiempo prometido a Charlotte.
Caius pensó que tal vez ese tiempo sería una buena oportunidad para encontrar respuestas sobre su existencia.
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Me seduce el ingrato que quiere matarme
Lãng mạn-Charlotte, te amo. -... ¿Eh? Al abrir los ojos, me di cuenta de que había poseído a la temida villana de la novela que escribí, y esto justo después de haber lavado el cerebro al protagonista masculino. ¡Qué locura! No quiero besar al protagonista...