Me levanté rápidamente y miré alrededor. De un vistazo, noté la tierra limpia.
—... Está hecho.
¡Hurra! ¡Lo hice!
Aunque no pude restaurarlo del todo, ahora podía ver un horizonte que antes estaba oculto por la contaminación. Es una lástima no haber podido regenerarlo por completo, pero los caballeros serían capaces de encargarse del resto.
*Gooo. Gooo*
Mi estómago volvió a gruñir.
—Tengo hambre...
Miré a las personas agrupadas y pronto encontré a una señora sosteniendo una canasta de naranjas. Me acerqué sacudiendo mi vestido cubierto de tierra, y de inmediato todos se estremecieron.
—Uff.
—¡N-No te acerques...!
¿Por qué tienen tanto miedo estas personas que son una cabeza más grande que yo?
Me colé entre ellos y tomé una naranja de la canasta.
—Solo tomaré esta.
—Oh, ¿eh? ¡N-No...!
—Si esperas un momento, te devolveré el doble. No te preocupes.
Ahora mismo no creo poder usar ni un poco más de poder mágico debido al hambre.
Me di media vuelta, partí bruscamente la naranja y me la llevé a la boca.
La tierra regenerada tenía un color completamente distinto al de antes. El suelo, que se hundía como un pantano, ahora estaba firme y sólido.
—Vemos, ¿este será un buen sitio?
Le di la espalda a la gente que aún me miraba sin comprender y elegí un lugar adecuado.
—Uhm.
La tierra está nivelada.
El olor a tierra es bueno.
Después de comer la naranja restante, enterré las semillas en la tierra.
Si restaurar la tierra contaminada era un dominio de la magia oscura, hacer crecer las plantas y darles vitalidad era el dominio de la magia blanca.
Afortunadamente, Charlotte era un genio.
«Es genial poder usar magia híbrida.»
*Whoooohh*
Una luz verde azulada envolvió la tierra. Al cabo de un rato, un pequeño brote se asomó de la tierra.
El brote creció rápidamente y en un instante se convirtió en un enorme árbol.
—Un árbol... ¡Un árbol creció!
ESTÁS LEYENDO
Me seduce el ingrato que quiere matarme
Romance-Charlotte, te amo. -... ¿Eh? Al abrir los ojos, me di cuenta de que había poseído a la temida villana de la novela que escribí, y esto justo después de haber lavado el cerebro al protagonista masculino. ¡Qué locura! No quiero besar al protagonista...