14

13.5K 1.2K 573
                                        


14

Los hermanos Meyer

—¿Qué canción pongo ahora? —pregunté mientras lavaba los platos. A Nico le tocó secar. 

Nico tarareó con ritmo: «Mamase Mamasa Mamacusa» reiteradas veces, contagiándome automáticamente. Sin dejar de lavar, empecé a bailar y a menear los hombros al igual que él. 

—Esa canción le da ritmo a mi vida —reí un poquito. 

—Cuando nos casemos, nuestros hijos escucharán a Michael Jackson. 

—No se te quitará lo coqueto, ¿verdad? 

Sus ojos brillaron con una chispa de diversión, al igual que su sonrisa juguetona y atractiva. 

—Es broma. —Me observó de reojo—. Pero si quieres no es broma. 

—Nicolás, te voy a lanzar mis chanclas. 

—Pues yo las tomaré y las iré a botar al basurero —dijo firmemente. Al ver mi expresión enojada, acotó—: Es por tu bien, Kim. Esas cosas ya necesitan jubilarse. 

—En vez de preocuparte por mis chanclas, que están como nuevas, por cierto, mejor preocupémonos de que estás prófugo. ¿Acaso no extrañas tu vida antes de esto? Te veo muy relajado. 

—Pues extraño jugar tenis. Me siento raro cuando no hago deporte. 

—Yo me siento rara cuando hago deporte. 

—Una vez que te acostumbras, no paras. 

—¿Desde cuándo juegas? —pregunté con curiosidad. Nico tenía un cuerpo atlético, muy bien entrenado. 

—No lo sé, ¿desde los 7 años? Mi abuela solía llevarme a los torneos. Me servía para salir un rato de mi casa. 

Expresé una mueca de lástima. A veces me lo imaginaba de niño, vagando solo por una mansión tibia y descolorida; sin que sus padres le dieran cariño, sin que jugaran con él o le prestaran el mínimo de atención. 

Pero ¿por qué Samantha era tan cálida y maternal si desde siempre había sido millonaria y Leonor, en comparación, era una bruja malintencionada? 

—¿Tus padres peleaban mucho? —pregunté mientras sacaba la tetera de la cocina a leña. 

—Sí. Es que jamás se quisieron. Mamá se casó con él por el dinero y papá la eligió porque era bonita. La vieja confiable en algunos políticos que luego se ven envueltos en escándalos por infidelidad. 

—Eso suena algo triste. ¿No se querían ni un poquito? 

—Papá siempre la vio como un objeto. Ya sabes, al ser linda eso subía su status. —Nico guardó el plato en la alacena—. Y mamá, por otro lado, jamás tuvo dinero, y sin embargo cuando llegó, perdió la cabeza. Se le olvidó que alguna vez fue pobre. 

—¿Y por qué no se divorcian? 

—Porque mamá ahora no sabe cómo dejarlo. No tiene sustento económico por sí sola, así que papá le pasa la tarjeta y él desaparece por días. 

Vaya, no todo era color de rosas para la señorita ambición. 

—Por eso quiero ser una mujer independiente —dije con seguridad—. Es lindo que te consientan, pero ser mantenida es peligroso; uno nunca termina de conocer a las personas. 

—Qué sabia. —Nico me tomó del cuello con una mano y me robó un beso corto. 

Inesperado, pero profundo y encantador. Mi corazón latió fuerte durante ese instante y hasta cerré los ojos. Cuando me soltó, mis labios ardieron. 

Vientos de Abril 🤎 Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora