Vientos de Abril 🤎 Completa ✅

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Estoy segura de que este capítulo les encantará :D Dejen corazoncito para nuestra Señorita María Elena 🤎🐐

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La cadenita de Kim

Nicolás Meyer

Encontré a Kim en el paradero. Estaba de brazos cruzados contemplando tristemente cómo caía la lluvia. Me lamenté al verla así. Aunque sentía que, si le hablaba, iba a rugir como una leona. 

Así que me acerqué lentamente, esperando que no se diera cuenta de mis pasos laterales. Parecía un pingüino y Kim me observaba de reojo. Cuando logré incorporarme a su lado, solo se sentía el sonido de la lluvia. Para romper la tensión, le pellizqué una costilla. 

Kim dio un respingo. 

—¡Oye! ¿Es en serio, Nicolás? 

—¿Te enojaste? 

—¡No me gusta que me toquen los rollitos! 

—¿Y si te hago cosquillas? 

La patrona me fulminó con la mirada. 

—Solo... quiero irme a casa. Extraño mi cama, mis plantas, mis... gallinas. Ya no quiero estar aquí con tus amigos inversionistas y herederos de no sé qué. ¿Qué les voy a hablar yo? ¿Qué heredé la gastritis de mi papá? 

Tuve que mirar para el lado, como si eso fuese a disimular mi risa, pero no lo logré. Incluso Kim dejó escapar una risita leve. 

—No te rías. —Se puso seria de repente. 

—Vale, es que ha sido gracioso. 

—¡Ese no es el punto! El punto es que no quiero estar más con tus amigos refinados y sabiondos adictos a los libros de autoayuda. 

—Hey, pero yo te dije que nos fuéramos —acomodé su cabello detrás de la oreja. 

—Es que yo solo estaba intentando encajar en tu vida, Nico. 

—¿En mi vida? Kim, desde que te conocí el único personaje principal de mi vida has sido tú. 

—Pero no soy la única que está en tu vida, yo..., intenté caerles bien a tus padres, pero no lo logré. Ellos creen que no soy lo mejor para ti, y ahora tus amigos parecen creer lo mismo. 

—Es que, Kim... —chasqueé la lengua, intentando explicarme—, no puedo manejar la vida de las personas que me rodean, ¿sí?  Lo he intentado, muchas veces, y no lo he conseguido. Pero... aun así, yo te he dado tu lugar. Te he dicho que eres mi prioridad. Mis padres no son mi familia. Al menos ya no. Así que lo que piensen, ya no importa. 

Kim me contempló, atenta, con sus suaves y brillantes ojos verdes. 

—¿Y eso no te afecta? Ya sabes, desligarte de tus padres... 

—Ellos jamás han estado conmigo, así que te acostumbras a la sensación. Así no duele tanto. 

—Bueno... Siempre me tendrás a mí. Yo siempre te escucharé y te acompañaré —dijo dulcemente.