32

5.6K 698 314
                                        

Penúltimo capítulo!!

32

NICO Y KIM DEBERÁN PASAR POR EL DOCTOR

—Pase, por favor.

Seguí a la ama de llaves con timidez. La casa estaba vacía, desolada. Era una casa hermosa, pero sin Samantha, se sentía fría como el hielo.

La mujer subió las escaleras y, sacando un organizador de llaves, abrió la puerta doble que conducía a la habitación de Sam. Pisé la madera con timidez. El lugar no se había ordenado, estaba tal cuál como ella lo tenía: con papeleos encima del escritorio, ropa encima de su edredón de seda; sus lentes en el velador y la máquina de escribir sobre su butacón.

Agaché la cabeza y me rasqué el brazo con tristeza.

—Señorita Kim, tal vez se pregunte por qué le dije que viniera. Y es que Samantha es como un mapa del tesoro y... Bueno, antes de morir me pidió que le informara un par de cosas.

—¿Qué... cosas?

La seguí con la mirada cuando sacó una carpeta del velador; la abrió y luego me pasó unos papeles.

—Es sobre el testamento de Samantha. Ella le dejó a usted y a su esposo el hotel central como herencia.

Abrí los ojos como platos.

—¿¿Que nos dejó qué??

—El hotel. A la familia Meyer Harrison.

Levanté las cejas, perpleja.

Ay, mi Dios.

—Oh...

—Ella los adoraba, señorita Kim. No había día que no me hablara de ustedes.

Honestamente, no sabía qué decir. Ella continuó diciéndome que también había dejado los otros hoteles como herencia hacia Kant y Tom. La mansión se iba a poner a la venta y entre los tres nietos se dividiría la humilde suma de dinero.

Vaya, de verdad que me había tomado por sorpresa, pero no estaba reaccionando como debería... A mí... no me importaba, yo... yo en el fondo quería verla aunque fuesen unos minutos... Estaba en su habitación y ya no podía contemplarla en su escritorio o escribiendo alegremente en su máquina de escribir...

Me dolía, continuaba débil por su repentina muerte, así que me senté en el butacón y exhalé, confundida y abrumada. 

—¿Gusta de un té?

—No pasa nada, es solo que me... me pone nostálgica todo esto.

—La comprendo en su totalidad, le traeré un té de igual modo, ya vuelvo.

Lo acepté y oí el sonido de la puerta cerrarse. No me quedó de otra que observar a mi alrededor con las manos en el rostro. Suspiré. Tal vez debía irme, tal vez me hacía mal estar en la habitación donde ella falleció.

Me mantuve todavía pensativa... Hasta que comencé a juguetear con la llavecita del collar, intentando aferrarme a algo. Aunque... espera un momento...

Juntando las cejas, me saqué el collar del cuello y observé la antigua llave de hierro con forma 2de corazón. La moví lentamente como si fuese un péndulo y ladeé la cabeza.

"El punto es que, si a mí me pasa algo, termines el libro por mí, Kim."

Me levanté del butacón rápidamente y me dirigí hacia el escritorio a buscar. Trajiné los cajones de madera, pero no encontré nada. Me puse de rodillas para observar mejor el suelo, pero como dije, nada. ¿Tal vez en los libros? Hurgueteé en la biblioteca, pero no se veía nada entre la pila de manuscritos. Mmm... ¿Dónde podía estar? Avancé hacia la cama y volví a ponerme de rodillas. Levanté el edredón e intenté buscar por abajo.

Vientos de Abril 🤎 Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora