Vientos de Abril 🤎 Completa ✅

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Nada más decir que son contados con un dedo los capítulos que faltan y ya Vientos de Abril tiene 300K!! Muchas gracias!!!

¿Qué hora es en tu país? 

The Girl is Mine de MJ con Paul McCartney es la canción de hoy, así que cuando se mencione, pueden escucharla si quieren para ambientarse mejor :D 

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SORPRESAS 

Mientras tomaba el desayuno en la habitación de la clínica, Nico se paseaba con Fernanda en sus brazos y le daba besitos en la frente. Estaba encantado. 

Podía sentir su terror instantes atrás; nunca lo había visto tan asustado. Él me había pagado una de las mejores clínicas de la ciudad para que estuviésemos seguras y resulta que a mi bebé se le había ocurrido nacer en el rancho. 

Nico se reía de eso. Decía que había salido agropecuaria como su mamá. 

—Pero miren nada más quién despertó —dijo Nico mientras me sentaba en la camilla, estirándome—. Mira, Fer, saluda a tu mami. 

Abrí mis brazos para acunarla y Nico se sentó a mi lado. Sonreí contemplando a mi bebé. 

—¿Sabes? —comencé a contar—, tuve un sueño extraño. Vi a Fernanda con una peluca rubia. 

—¿Peluca? Tal vez era su alter ego: Fernanda Montana —respondió, pensativo. 

Me eché a reír y Nico soltó una risita al mirarme. Luego simplemente la risa se fue desvaneciendo y tragó saliva. Lo vi mirarse las manos escondidas en sus muslos y no pude evitar pensar que estaba... ¿nervioso? 

—Oye, Kim... —dijo apenas. 

—¿Sí? 

—Bueno, hace tiempo yo... 

Y la matrona abrió la puerta. Nico resopló. 

Mencionó que quería llevarse a Fernanda para control, por lo que tuve que pasársela. Me daba un poco de ansiedad no acompañarlas, pero desistí y suspiré, mirando a mi novio. 

—¿Y qué me querías decir? 

—Es... algo importante.

—¿Pasó algo? 

—Bueno..., sí pasa algo, pero quiero que te cubras los ojos unos segundos. 

Junté las cejas con duda graciosa y lo hice, seguí sus indicaciones. Sentí que la camilla se movió cuando se puso de pie. Después de eso no tenía idea qué planeaba ese loquito. 

—¿Qué planeas?

—Bueno, puedes quitarte ya las manos de los ojos. 

Y cuando lo hice... Abrí los ojos de par en par. 

Los nervios en la boca del estómago me sacudieron con violencia cuando lo vi arrodillado sujetando una caja de terciopelo,

con 

un 

anillo 

dentro. 

—N-Nico... —sonreí, nerviosa. 

—Kim... Desde que comenzaste a trabajar en el hotel supe que había algo especial en ti, algo que mis ojos no podían dejar de contemplar con curiosidad. Intenté descifrar qué era; tal vez tu ternura, tu capacidad de hacerme reír o que compartíamos la misma locura mental —rió un poco—. Hasta que lo entendí: eres... tú eres mi alma gemela, Kim.