—Sanemi.
Los ojos azules de Giyuu se fijan en los suyos desde el otro lado de la mesa. Delante de él hay una carta forrada en papel marrón que lo tapa hasta la nariz. Es igual al menú que sujeta Sanemi. Por el otro lado tiene una lista de dulces y sus precios... o, al menos, es lo que supone el pilar del viento. Para él las letras son únicamente garabatos indescifrables.
—Sigo sin haberte dicho que podías llamarme por mi nombre, Tomioka.
La frialdad repentina de su tono hace que Giyuu se ponga rígido.
—Lo siento.
—Era broma. —Sanemi le dirige una sonrisa y Giyuu se sonroja ligeramente—. Eso sí, más te vale dejar que yo te llame Giyuu.
—¿Por qué?
—Porque sino voy a empezar a llamarte Tapioca.
Giyuu sonríe y Sanemi se sonroja al verlo.
—Antes me llamaste Yuu. Ese me gusta más.
—¿Cuándo demonios te llamé Yuu?
«¿Cuándo demonios aprendió a flirtear?»
El pilar del agua deja la carta en la mesa y se aclara la garganta, como si se dispusiera a actuar. Alarga una mano por encima de la mesa y toma la barbilla de Sanemi. Le acaricia la mejilla con el pulgar.
Tanto ese gesto repentino como la mirada de admiración que le dirige, hacen que Sanemi se sonroje hasta el punto en el que está seguro de que parece un tomate.
—«¿Cómo puede alguien tan hermoso torturarme tanto, Yuu?» —dice Giyuu. Y entonces Sanemi lo entiende: se está comportando como él bajo los efectos del veneno.
Eso le hace preguntarse como de infinita debe de ser la paciencia del otro para haberlo soportado en esa actitud durante varias horas y no haberse rendido. Si Giyuu hubiera sido el envenenado, Sanemi lo hubiese dejado besarlo desde los primeros cinco minutos, tan pronto como hubiera estado seguro de que no se estaba intentando reír de él.
—Tampoco fue para tanto, Tapiocas. —Aparta la mano de Giyuu de su mejilla para que su cerebro no sufra un cortocircuito—. ¿Qué ibas a decir antes?
—Si ya sabes qué vas a pedir, Salami.
No, claro que no lo sabe. Cuando comió ahí la última vez esperó a que los demás pidieran y eligió algo de lo que ellos habían dicho. Pero no se acuerda del nombre del dulce y Giyuu lo está mirando, esperando una respuesta.
No se puede creer que esté a punto de admitir eso delante de alguien, pero si el pilar del agua ha podido hablarle sobre su paso por la Selección Final, él puede hacer el esfuerzo de intentarlo.
—La verdad, es que... —desvía la mirada hacia la superficie de la mesa. Siente el calor subir a sus orejas— yo no sé leer.
—Ah. —Giyuu asiente una vez—. ¿Quieres que te lea la carta?
En ese momento, Sanemi se pregunta en qué punto de su vida pensó que lo que había tras esos ojos azules era arrogancia cuando no hay más que amabilidad. Incluso hacia alguien como él.
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Solo una noche [sanegiyuu]
RomanceTodo empezó con un beso. Sanemi Shinazugawa está actuando raro alrededor de Giyuu Tomioka. Este decide llevarlo a la enfermería, donde Shinobu Kocho les explica que le ha afectado un arte demoníaca que hace que Sanemi necesite la cercanía de la pers...