Capítulo 13: Dos serpientes sorprendidas

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Obanai llama por tercera vez a la puerta. Al ver que nadie le abre, decide entrar directamente.

Sabía que Sanemi estaba dentro, había percibido su presencia. Lo que no sabía era por qué el muy desgraciado no le había abierto la puerta ni gritado un «YA VOY, ESPERA UN PUTO MOMENTO». Y, desde luego, lo que no se esperaba era encontrar a Tomioka en la cocina de Sanemi.

Los ojos azul oscuro del pilar de agua lo observan con la misma confusión que supone que deben reflejar los suyos.

—Obanai —lo saluda Sanemi, haciéndole apartar la vista de Tomioka. Por algún motivo, su amigo no lleva puesto su haori—. ¿Qué haces aquí?

—Iba a invitarte a comer, tengo que contarte algo. Y, mira tú, parece que llego a tiempo para sacarte de aquí antes de que se te pegue la depresión. ¿Qué hace el perdedor en tu casa, por cierto? Pensaba que los de control de plagas habían pasado por esta zona a principios de semana.

Obanai hace un gesto hacia Tomioka, esperando que Sanemi le siga la broma. Pero su amigo adopta una expresión seria.

—No le hables así. Giyuu está aquí porque lo he invitado yo.

Obanai se lo queda mirando por unos segundos, sin poder creerse lo que acaba de oír. Hasta Kaburamaru está sorprendido.

—¿«Giyuu»? —repite, remarcando la palabra—. ¿Te has dado un golpe en la cabeza, Sanemi?

—No. Solo... —toma aire por la nariz. Se sonroja antes incluso de decirlo—. ¿Te acuerdas de cuando te dije que me gustaba?

—Pensaba que era de broma.

—Pues no lo era.

Obanai sigue sin poder creérselo.

—¿Y todas las veces en las que me dijiste que lo odiabas? ¿Que era estúpido por su parte creerse superior cuando todos estábamos al mismo nivel? ¿Qué le ibas a demostrar que podías ganarle? ¿Qué si no estuviera prohibido entre cazademonios lo mandarías al infierno de un puñetazo?

Sanemi se rasca la nuca, evitando por todos los medios mirar a Tomioka.

—Quizás... Quizás estaba un poco obsesionado con intentar impresionarlo.

Esta vez el pilar de agua también se sonroja.

Obanai se planta frente a Sanemi en un par de zancadas y lo sacude por los hombros.

—¿Quién eres y qué has hecho con Sanemi Shinazugawa?

Él lo aparta de un manotazo, lo que niega la suplantación de identidad.

—Sigo siendo yo, imbécil.

—¿Y. POR. QUÉ. TE. LLEVAS. BIEN. CON TOMIOKA?

—PORQUE. GIYUU. ME. GUSTA. Y porque todo eso de que se creía mejor que nosotros fue un malentendido.

Obanai resopla y lo suelta.

—Ahora me dirás que eres amigo de Tanjiro.

—No, ese niñato sigue siendo insoportable.

—Tanjiro no es insoportable —interviene Giyuu—, solo un poco intenso a veces y demasiado protector con su hermana. Te acabaría cayendo bien si lo conocieras mejor.

Obanai y Sanemi hablan a la vez:

—CIERRA LA PUTA BOCA.

—No es el momento, Yuu.

La atención de Obanai vuelve a su amigo.

—¿«Yuu»? ¿En serio, Sanemi? Solo falta que le dejes llamarte Nemi o algo así. —El pilar del viento cruza una mirada con Tomioka—. Ay, no. Ay, nonononono. ¿Estás viendo esto, Kaburamaru? ¡Hemos perdido a Sanemi!

En lugar de gritarle de vuelta, el pilar del viento toma aire y lo suelta con fuerza por la nariz. ¿Desde cuándo no responde? ¿Dónde están sus problemas de ira?

—No puedo ir a comer hoy, Obanai. Ya he quedado con Giyuu.

—Pero tengo que contarte algo.

—Que Kanroji te haya mirado puede esperar a mañana. No es la primera vez que pasa.

—No fue solo eso —bufa Obanai—. También me abrazó.

—Ah, bueno, eso lo cambia todo —el sarcasmo en la voz de Sanemi es palpable.

—¿Tú no te emocionarías si «Yuu» te abrazará? —pregunta. Lo bueno de la situación es que puede meterse con su amigo por eso.

—Ya ha pasado y no he tenido que ir a contártelo al segundo.

—¿Qué ha QUÉ?

Tomioka mira fijamente a Obanai.

—¿Te gusta Kanroji?

El pilar de la serpiente se siente enrojecer.

—¿Y a tí qué mierdas te importa?

—Cálmate, Obanai —le dice Sanemi—. Si ya lo saben todos los pilares. Se te nota mucho, hasta cambias de personalidad con ella. Creo que la única que no se ha dado cuenta es Kanroji.

—Bien, vale. Como quieras. Pero mañana comes conmigo. Y que no se te olvide que hay reunión de pilares de las seis, no quiero tener que venir a buscaros.

Dicho eso, Obanai vuelve a salir al exterior, todavía procesando lo que acaba de presenciar. Quizás el que se ha dado un golpe en la cabeza ha sido él.

Solo una noche [sanegiyuu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora