Extra (versión alternativa 5): El desayuno [final]

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Sanemi se encuentra en el límite de su paciencia.

—Te estoy diciendo que no hace falta —insiste.

Pero Giyuu sigue sin hacerle caso. ¿Quién diría que puede llegar a ser tan cabezota cuando se lo propone? Avanza un paso.

—Que dejes los platos, imbécil. Te he dicho que los lavo yo después.

—Quiero hacerlo yo —protesta Giyuu—. Ayer te ocupaste tú de todo en la cena.

—Porque estabas enfermo y porque es mi casa.

—Pero...

—¿Quieres dejar de discutir? Ya te he dicho que no te voy a dejar lavar. Es más, como te acerces un solo centímetro más al fregadero te ensarto con la espada.

Giyuu se vuelve para mirarlo.

—¿Con cuál espada?

Por un segundo, Sanemi se queda paralizado en el sitio. Después se sonroja hasta el punto en el que está seguro de que le sale humo por las orejas.

—N-no me refería a... Hablaba de matarte, estúpido.

—Lo sé.

Por una vez, la sonrisa de Giyuu hace que tenga ganas de asesinarlo. Lanza un trozo de tostada en su dirección, con toda la intención de manchar al pilar de mermelada. Pero Giyuu la intercepta sin problema y se coloca frente al fegadero.

El pilar del viento le sujeta las muñecas antes de que pueda abir el grifo.

—Nemi...

—Te he dicho que no —insiste a pesar de que ese nuevo apodo le ha hecho sentir mariposas.

Giyuu apoya la cabeza en su hombro para hacerle bajar la guardia y consigue soltarse. Sin embargo, Sanemi se las arregla para evitar que toque los platos al pinchar el lateral de su cintura con el índice. El pilar del agua se sobresalta ligeramente por esto y se cubre la boca con una mano.

—¿Me lo acabo de imaginar o Giyuu Tomioka se ha reído?

—No sé de que estás hablando.

Sanemi vuelve a hacerle cosquillas y esta vez no cabe duda: Giyuu se ha reído. El joven se da la vuelta para intentar frenar a Sanemi, pero no consigue agarrarle las manos en medio del ataque de risa que está sufriendo.

—¡Ey! Sanemi, para.

—¿Por qué? Tienes una risa bonita. Quiero seguir oyéndola.

—Pero... duele.

—¿Cómo va a doler?

—Llevo... mucho tiempo... sin reírme así... ¿vale?

Finalmente, Sanemi decide dejar de atacarlo. Sus manos toman la cintura del pilar sin más cosquillas.

Giyuu se impulsa hasta quedar sentado en la encimera. Apoya ambos brazos en los hombros de Sanemi, entrelazando los dedos tras su nuca. El pilar del viento siente el calor en sus mejillas ante la proximidad del otro, ante sus alientos entremezclándose, pero no piensa detenerse ahora. Salva la escasa distancia que los separa y junta sus labios con los de Giyuu.

Se aparta apenas un instante después, con el corazón latiéndole a toda velocidad, para ver si no lo ha estropeado todo. El pilar del agua le sonríe y apoya su frente en la de Sanemi, que le devuelve el gesto.

—Te prometo que, a partir de hoy, voy a hacer que te rías todos los días. Incluso aunque tenga que obligarte con cosquillas.

Esta vez es Giyuu el que se inclina hacia él para besarlo.

Solo una noche [sanegiyuu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora