Extra (versión alternativa): Encuentro inesperado

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Aunque los pasillos de la Mansión Mariposa están vacíos, a través de las finas paredes de madera se pueden escuchar las voces de los pacientes y de las chicas que trabajan con Kocho.

Sanemi está recorriendo uno de estos corredores en busca de la pilar insecto cuando Giyuu Tomioka aparece frente a él.

«No me digas que voy a coincidir con él en la revisión. Bastante mal día he tenido ya.»

—Tomioka —saluda en un bufido.

Como siempre, el otro no responde. Sanemi siente un ligero tirón en el estómago, pero a estas alturas ya se ha acostumbrado tanto a que el pilar lo ignore que apenas le importa.

Sigue su camino, procurando golpear a Giyuu con el codo cuando pasa por su lado. Sorprendentemente, el joven no se aparta, sino que tira de la manga de su haori para que Sanemi se detenga.

—¿Qué pasa ahora? —le suelta sin volverse—, ¿por fin te has dado cuenta de que no eres mejor que los demás?

—Sanemi.

Él se gira para mirar a Giyuu. Reza porque el pilar piense que su sonrojo es por culpa del enfado y no de la sensación de mariposas que acaba de recorrer su cuerpo. ¿Por qué demonios le ha dado por llamarlo por su primer nombre?

—¿Qué...?

Pero Sanemi se interrumpe a si mismo sin llegar a terminar la pregunta porque Giyuu avanza un paso hacia él, de forma que el pilar del viento tiene que bajar la cabeza para mirarlo.Es lo más cerca que han estado nunca. Los ojos de Sanemi se fijan en los del otro, en ese tono azul profundo como el océano, a apenas un palmo de los suyos. Siente el bum bum bum de su corazón resonándole en los oídos a la vez que el sonrojo se instala en sus mejillas. Entonces, Giyuu lo besa.

Sanemi tarda un segundo completo en procesar lo que está ocurriendo. Sin ser apenas consciente de lo que hace, pone una mano en el pecho de Giyuu y lo empuja ligeramente para apartarlo.

—Espera. ¿Va en serio? Porque te juro que si es una broma lo lamentarás el resto de tu vida.

—Sanemi, por favor.

El pilar del viento no se detiene a analizar el tono suplicante de Giyuu ni las emociones que, por una vez, se reflejan en su expresión. Simplemente pone una mano en la nuca del otro, acercándolo a él, y une sus labios de nuevo.

Los estallidos de electricidad estática sacuden el cuerpo de Sanemi cuando Giyuu le devuelve el beso, como si hubiera una tormenta atrapada en su interior. Rodea la cintura del pilar con el brazo libre mientras este toma el rostro de Sanemi entre las manos.

«Giyuu y yo... Estamos... Oh». Sanemi ni siquiera es capaz de ponerle palabras mentalmente. Todas las emociones que se obligó a reprimir y a ocultar bajo el enfado, convergen ahora en el punto en el que sus labios tocan los del pilar del agua, liberándose y fluyendo de nuevo por su torrente sanguíneo. Porque Giyuu Tomioka lo está besando.

Es imposible.

Es imposible y, sin embargo, está sucediendo.

Sin saber muy bien como, de pronto se encuentran junto a una de las paredes del pasillo. La espalda de Giyuu choca con el muro de madera, obligándolos a dejar de moverse. Sus dedos descienden lentamente por el cuello de Sanemi, deteniéndose a trazar el contorno de sus clavículas, y luego siguen su camino hacia abajo a la vez que profundiza el beso.

Sanemi está convencido de que si el otro sigue sobrecargando sus emociones de esa forma terminará por morirse ahí mismo.

—Oh.

El pilar del viento se aparta de Giyuu al oír la voz a su espalda. Shinobu Kocho ha salido al pasillo sin que ellos la oyeran y ahora los está observando.

—Si fuerais tan amables de seguir con eso en otra parte os estaría muy agradecida.

Sanemi siente el color rojo de la vergüenza subir a su cara.

—Yo... —empieza, intentando calmar el desastre que es su respiración—. ¡Ha sido él el que se me ha acercado sin más! Yo no...

—No necesito saber los detalles, Shinazugawa-san. Solo preferiría que no utilizarais mi pasillo para eso. Aquí estamos trabajando.

De pronto, unas manos toman el rostro de Sanemi, girándolo, y Giyuu vuelve a besarlo. El pilar del viento retrocede un paso, completamente sonrojado.

—¿¡Qué demonios haces, Tomioka!?

Los dedos de Giyuu recorren los mechones claros de su flequillo.

—Sanemi, déjame hacerlo, por favor.

—¿No has oído a Kocho, imbécil? Tenemos que...

Giyuu vuelve a intentar besarlo y Sanemi tiene que detenerlo.

—¿SE PUEDE SABER QUÉ CARAJOS TE PASA?

—Shinazugawa-san —interviene Kocho—. No le grites. Tomioka nunca actuaría así, es obvio que está bajo la influencia de alguna clase de afrodisíaco. Debe de ser por culpa de un arte demoníaca.

—¿Está infectado?

—¿No me digas que no te has dado cuenta hasta ahora? —El silencio de Sanemi habla más alto que cualquier palabra que haya dicho nunca. Kocho resopla—. Venga, voy a revisar su sangre. Venid.

Solo una noche [sanegiyuu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora