capitulo 33

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Capítulo 33: "¿Por qué es tan hermosa?"

-El cuarto año en Eden ha comenzado, y Anya Forger tiene ahora 8 años. Damián Desmond, Becky Blackbell, Ewen Ewing y Emili Ewing tienen 9 años.-

La mañana en el aula comenzó como de costumbre. Los alumnos llegaron a la clase, y Anya entró con su habitual entusiasmo. Sin embargo, algo en el aire se sentía diferente. Mientras Anya se acomodaba en su asiento, notó que Damián Desmond la observaba intensamente desde el otro lado de la sala.

**Damián** (pensando): “¿Por qué es tan hermosa? Cada vez que la veo, me doy cuenta de que su cabello brilla como si tuviera su propia luz. Y esos ojos verdes… son como esmeraldas que me hipnotizan.”

Anya sintió un calor en sus mejillas al captar esos pensamientos a través de su habilidad telepática. Tratando de mantener la calma, se sentó y fingió que no había notado la mirada constante de Damián. Sin embargo, el sonrojo en sus mejillas no desaparecía, especialmente cuando recordó el cálido abrazo que Damián le había dado en su fiesta de cumpleaños, al inicio del año.

**Anya** (pensando): “¿Por qué se siente tan vergonzoso? Es solo un abrazo. Y además, él pensó que yo era bonita. Pero… ¿por qué me mira tanto hoy?”

En medio de sus pensamientos, Becky llegó corriendo al aula, entusiasmada y llena de energía.

**Becky**: “¡Anya, no te imaginas lo feliz que estoy! Acabo de terminar de leer ‘Romeo y Julieta’ y me encantó. ¡Esa historia es tan romántica y triste a la vez!”

Anya se giró hacia Becky, agradecida por el cambio de tema. El entusiasmo de Becky era contagioso y la distrajo de los pensamientos de Damián.

**Anya**: “¡Qué bien, Becky! ¿Te gustó mucho?”

**Becky**: “¡Sí! El autor tiene una forma increíble de describir los sentimientos. Quiero leer más novelas románticas ahora.”

El profesor Henderson entró en la clase, y la atención de todos se dirigió hacia él.

**Profesor Henderson**: “Buenos días, clase. Hoy tenemos una actividad especial. En educación física, vamos a jugar contra la clase vecina en un partido de quemados.”

Las caras de los estudiantes se iluminaron con emoción. La idea de una competencia era siempre emocionante, y todos comenzaron a prepararse para la actividad.

El aula se llenó de murmullos y preparativos mientras los niños discutían estrategias y se cambiaban para la clase de educación física. Anya, todavía un poco sonrojada por los pensamientos de Damián, trató de concentrarse en el juego para distraerse de sus emociones.

Al llegar al gimnasio, se encontraron con la clase de Bill, que estaba lista para el partido.

**Yor** (desde el borde de la cancha): “Anya, asegúrate de que estés bien preparada. No te preocupes, solo diviértete y juega como te enseñé.”

Yor, que había estado preparando a Anya para el juego, estaba ansiosa por verla participar. Había estado practicando con ella en casa, y ahora estaba lista para demostrar lo que había aprendido.

El juego comenzó con mucha energía. Los niños de ambas clases corrían y gritaban mientras intentaban eludir las pelotas lanzadas y tratar de eliminar a los oponentes. Anya se movía ágilmente, esquivando y lanzando con precisión.

**Becky**: “¡Eso es, Anya! ¡Buen tiro!”

**Ewen**: “¡Vamos, equipo! ¡No dejemos que nos atrapen!”

**Emili**: “¡Estamos ganando, sigamos así!”

Mientras el juego continuaba, Damián, desde el lado del campo, observaba a Anya con una mezcla de admiración y frustración. Aunque trataba de concentrarse en el juego, no podía evitar fijarse en cómo se movía, cómo esquivaba y cómo su habilidad para jugar estaba en su punto máximo.

**Damián** (pensando): “Ella es increíble en esto. ¿Cómo puede ser tan buena en todo? Y encima, me hace sentir que no soy lo suficientemente bueno…”

A medida que el partido se acercaba a su fin, la clase de Anya estaba en la delantera, y el equipo contrario estaba quedando atrás. Finalmente, con un tiro certero de Anya, el juego llegó a su fin y la victoria fue para su equipo.

**Profesor Henderson**: “¡Excelente trabajo, clase! Han jugado muy bien. ¡Felicidades a todos!”

Anya, exhausta pero feliz, se unió a sus amigos mientras celebraban la victoria. Damián, al ver su entusiasmo y cómo ella brillaba después del juego, no pudo evitar sentirse confundido. Su admiración por ella había crecido aún más, y el dolor de no poder superar su competencia se mezclaba con la alegría de ver a Anya triunfar.

Entre competencias y secretos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora