A salvo

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Un mes había pasado desde que comenzó a recibir amenazas de su padre. Bill había mantenido al margen a Tom de esto, pues lo había convencido de irse para su gira. Ni siquiera su hermano o su padre estaban enterados, solo su fiel amigo Gustav lo sabía, porque el rubio no aguantaba la presión que llevaba encima. Su padre le pedía que dejara a Tom y a Christopher, abandonara a sus amigos, vendiera los resorts y todas sus propiedades, y se fueran juntos a comenzar una vida de nuevo, los dos. Y como muchas veces se negó, Gordon siempre decía las mismas palabras: "Si no lo haces, tu querido hijo, tu esposo y tu hermano pagarán las consecuencias". Dejó el vaso de whisky encima de su escritorio y miró a su amigo, que estaba como siempre a su lado.

-¿Qué haremos? -preguntó Gustav.

-Tengo que sacar a Chris y Axel de Estados Unidos, y dejar ir a Tom hacia su gira sin que se entere de esto -respondió.

-Creo que debes decirle, Bill.

-Es muy testarudo, se quedará conmigo y lo necesito a salvo -gruñó levemente. -Saki irá con él -.

-Por fortuna, Adam, Cristina y Sarah no están aquí -comentó Gustav, sentado en el sillón.

-Agradezco que Adam quisiera hacer ese viaje, o si no, estaría complicando aún más la situación -dijo Bill.

-¿Crees que deba sacar a Linda y Simone? -preguntó.

-Esperemos hasta que Tom se haya ido, su vuelo sale mañana temprano. Así enfrentaré a mi padre -respondió Bill.

-Entonces iré donde Simone a comprobar que esté todo bien por allí -informó Gustav y salió de la oficina, dejando a Bill temeroso. Nunca había temido tanto a su padre. Sabía que a él no le haría nada, pero no sabía qué le podría hacer a Tom o a su pequeño Chris. Ellos eran su todo, su vida entera. Jamás se perdonaría si les ocurriera algo malo.

Gustav bajó hacia la zona de estacionamiento y divisó su auto un poco alejado. Se extrañó porque él tenía su lugar al lado del de Bill, pero pensó que tal vez lo había dejado allí por equivocación. Caminó entre los autos; era un trayecto largo y la poca luz hacía del lugar un ambiente muy escalofriante, pero él lo ignoró completamente por estar hablando con su prometida por teléfono. Cuando llegó a su auto, se despidió de Linda diciendo que pronto estaría allí, pero que antes pasaría por una torta para llevársela. Colgó la llamada y guardó su teléfono para abrir la puerta de su auto, pero un golpe en su pierna de apoyo lo hizo caer. Solo tuvo tiempo para protegerse con sus manos de las patadas que estaba recibiendo en su cuerpo. Trató de ver, pero el sujeto estaba vestido todo de negro y una capucha cubría su rostro. Hasta que se volvió todo oscuro al recibir un fuerte golpe en su cabeza.

Bill estacionó rápidamente en el primer espacio libre que encontró a las afueras del hospital donde habían ingresado a Gustav hace diez minutos

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Bill estacionó rápidamente en el primer espacio libre que encontró a las afueras del hospital donde habían ingresado a Gustav hace diez minutos. Algunos empleados que salían del resort a esa hora lo habían encontrado tirado en el suelo, desmayado, y habían llamado a una ambulancia para trasladarlo. Corrió por los pasillos hasta dar con la recepción y allí le indicaron que estaba en la sala de recuperación. Sintió alivio al escucharlo, pues estaba fuera de peligro. Abrió la puerta y lo vio hablando por teléfono con su prometida, Linda. Lo había llamado al ver que no aparecía por su casa y entonces se preocupó.

-Estoy bien, solo fueron golpes -dijo a través del teléfono-. No, bebé, no me alcanzaron a quitar nada, solo me golpearon cuando me resistí... Bill está aquí y no creo que te dejen entrar, es muy tarde... Tranquila, estaré llamando, hermosa, ve a dormir... Yo también te quiero mucho... Adiós -se despidió y colgó la llamada.

Bill se acercó y lo tomó de la mano. Por alguna razón, sabía que había pasado y quién era el responsable.

-Fue él, ¿cierto? -murmuró Bill con molestia.

-Creo que sí, estaba todo cubierto con ropas negras, pero sé que era él -respondió Gustav.

-Pero ¿cómo pudo entrar a California? -preguntó Bill.

-No lo sé, pero ahora sabemos que no solo Tom, Chris y Axel son sus objetivos, también los demás -dijo Gustav.

-Sí, por eso sacarás a Linda y a Simone de Estados Unidos -dijo Bill.

-De acuerdo, me iré a otro país con ellas -respondió Gustav. -Y tú, ¿qué harás? -indagó, pero Bill no pudo contestar porque Tom interrumpió en la habitación, muy preocupado.

-¿Estás bien? -preguntó a Bill.

-Oye, a mí fue a quien golpearon -dijo Gustav, riendo un poco.

-Lo siento, Gustav. ¿Estás bien? -preguntó Tom.

-Sí, solo fueron golpes -respondió.

-¿Por qué lo hicieron? -preguntó curioso Tom.

-Querían robarme -respondió Gustav.

-Dentro de la zona de parqueo, si es muy segura -murmuro Tom.

-Es muy tarde y aprovecharon que yo estaba solo -explicó Gustav.

-Hay que poner más guardias de seguridad, bebé - informó Tom.

-Sí, lo sé -respondió Bill.

La puerta se abre de nuevo para dejar al doctor, quien indica que lo dejaran allí por esa noche porque le preocupa el golpe en la cabeza y que estaría en observación, y que al día siguiente le darían el alta. Bill asiente y el doctor los deja solos de nuevo.

-Creo que debemos irnos -susurra Tom a Bill cuando ven que Gustav se está quedando dormido.

-De acuerdo, vámonos. Tu vuelo sale mañana y debes descansar -responde Bill.

-No crees que debería quedarme -dice Tom.

-¡No! Digo no, bebé. Solo fue un atraco -insiste Bill.

-Sí, verdad. Bueno, entonces vamos -dice Tom.

Bill se acerca y besa la frente de su amigo, le sube la sábana y toma la mano que Tom le ofrece. Caminan hasta sus autos estacionados.

Sinceramente, Bill no pudo dormir en toda la noche. Cualquiera de sus allegados estaba en peligro. Debía sacar a Axel cuanto antes. Él debía encargarse de Chris y de su padre.

Se pudo acomodar en la cama exactamente encima del pecho de Tom y así pudo conciliar el sueño.

𝑳𝒂 𝑨𝒑𝒖𝒆𝒔𝒕𝒂  [TwcNr ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora