𝑳𝒂 𝑨𝒑𝒖𝒆𝒔𝒕𝒂 [TwcNr ]

Mi hermano y mi padre

Un año después

Las despedidas suelen ser tristes, especialmente cuando se trata del ser amado. Sin embargo, para Bill, la despedida de Emma fue un alivio. No era que desconfiara de su novio, Tom, sino que tener a Emma cerca durante casi un año había sido una tortura. Emma había dejado claro que no se rendiría en su intento de conquistar a Tom, pero sus esfuerzos fueron en vano. No pudo competir con la conexión que Bill y Tom compartían, aunque ella se había convencido de que estaba en una competencia.

Ahora Emma volvia Amsterdam el lugar que escogió como hogar

-Cuidate y espero que olvides cómo regresar -le dijo el rubio, con una sonrisa fingida.

-Tan directo como siempre -respondió Emma con una sonrisa-. Espero que cuides bien a mi prometido.

-Es mío ahora -expresó, mostrando su anillo de compromiso. -Pero lo cuidaré por ambos -dijo Bill, con una sonrisa tranquilizadora.

-Dios, cómo puedes soportarlo -expresó Emma, acercándose a Tom para despedirse.

-Te escuché-dijo Bill, cerca del auto donde estaba apoyado.

-Me parece bien que lo hayas hecho -dijo Emma.

-Oye..- intentó decir el rubio pero fue interrumpido

-Bill, espérame en el auto -dijo Tom, llamando a su pareja.

-De acuerdo, pero no te dejes tocar -respondió Bill, besando la boca del greñudo en un acto posesivo.

-Vamos, Chris, por un helado -dijo el rubio, alejándose con su pequeño, que daba brinquitos de alegría por su helado.

-Entonces, avísame cuando estés en Amsterdam -dijo Tom apenas estuvieron solos.

-Lo haré. Y cuídate mucho, tú y el pequeño Chris. Y cuando puedas, deshazte de Bill. Créeme, me lo agradecerás -dijo Emma, sonriendo.

-Emma, ¿qué dices? Jamás podría separarme de él -respondió Tom, riendo.

-Lo sé, era broma. Pero sé feliz, Thomas Kaulitz - expreso Emma.

-Tú también, Emma Jackson -respondió Tom, sonriendo.

-Y no te preocupes por mí, estoy lista para empezar una nueva vida en Amsterdam - susurró Emma.

-Me alegra escuchar eso. Te mereces ser feliz -dijo Tom.

-Gracias, Tom. Tú también mereces ser feliz con Bill -respondió Emma.

La castaña, Emma, aprovechó su cercanía para despedirse con un beso en los labios de Tom. Luego, se apartó para tomar su maleta y ingresar al aeropuerto. Cuando las puertas se cerraron, Tom suspiró, recordando los muchos momentos que había compartido con Emma. Ella lo había sacado del fondo de la desesperación donde Bill lo había dejado después de esa apuesta, pero ahora su presente era Bill y ese pequeño que venía caminando hacia él, tendiéndole sus pequeñas manitas para que lo alzara.

Tom tomó al pequeño en sus brazos y este inmediatamente reposó su cabeza en el hombro de Tom para dormirse. Tom entrelazó su mano con la de Bill y juntos fueron hacia el parking para buscar su auto.

-¿Sabes, Bill? -dijo Tom-. Emma siempre será especial para mí. Me sacó del fondo de la desesperación.

-Lo sé, Tom -respondió Bill-. Pero ahora estoy yo. Y este pequeño que nos ha unido.

-Sí -dijo Tom-. Ahora somos una familia.

Antes de llegar a la cabaña, tenían que pasar por los juzgados para buscar de nuevo el formulario de adopción. Por alguna razón, no permitían que Tom adoptara al pequeño, alegando que no eran una familia.