10.

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Bajo el dolor.

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El dolor era lo único que Rodrigo podía sentir. Cada movimiento, cada respiración, era un recordatorio de lo que había sucedido. Los golpes lo habían dejado adolorido, más allá de lo físico. 'Se sentía roto por dentro, como si las heridas fueran más profundas de lo que cualquiera podía ver.'

No había podido ir a la escuela. Su cuerpo estaba demasiado débil, y, sinceramente, no tenía fuerzas para enfrentarse a la realidad. Cada vez que cerraba los ojos, revivía el momento. 'El grupo de chicos, las risas crueles, el sonido de los puños golpeando su cuerpo.' Y luego, el silencio. El silencio que lo había dejado tirado en el suelo, sintiéndose más solo que nunca.

Pero no estaba solo.

Iván había llegado poco después de que todo sucediera. No sabía cómo se enteró ni cómo había llegado tan rápido, pero lo cierto es que no lo había dejado solo ni un momento desde entonces. 'Iván era como un faro en medio de la tormenta, siempre presente, siempre dispuesto a sostenerlo cuando el dolor era demasiado grande.'

***

Rodrigo estaba tumbado en la cama, con una bolsa de hielo sobre el rostro hinchado, cuando Iván entró en la habitación con una taza de té caliente.

"¿Cómo te sientes?" preguntó Iván, aunque la respuesta era evidente. Los moretones en la cara de Rodrigo, las heridas en sus manos, decían más que cualquier palabra.

Rodrigo se encogió de hombros ligeramente, sin fuerzas para hablar. No había mucho que decir. 'Se sentía destrozado, y ni siquiera el apoyo de Iván podía borrar lo que había sucedido.'

Iván se sentó en el borde de la cama, observándolo en silencio. Sabía que Rodrigo estaba herido de muchas formas, no solo físicamente, y que las palabras no podían curar todo. Aún así, quería estar allí, ser la presencia que Rodrigo necesitaba, incluso si no sabía exactamente qué decir o hacer.

"Podrías haberme dicho lo que estaba pasando antes," dijo Iván suavemente. "Tal vez hubiera podido ayudarte."

Rodrigo cerró los ojos, dejando escapar un suspiro. 'Sabía que Iván solo intentaba ayudar, pero hablar de lo que había pasado era como volver a vivirlo.' Y la verdad era que no había sabido cómo pedir ayuda. Siempre había creído que era mejor enfrentar todo solo, porque, al final del día, eso era lo que siempre había hecho.

"No sé cómo," admitió finalmente, su voz quebrada por el cansancio y el dolor. "No sé cómo pedir ayuda."

Iván lo observó en silencio por un momento, asintiendo con la cabeza. 'Entendía más de lo que Rodrigo pensaba.' A veces, el orgullo y el miedo eran las peores barreras. Pero al menos ahora Rodrigo sabía que no tenía que enfrentarse a todo solo.

"Está bien," dijo Iván suavemente, colocándole la taza de té en la mano. "No tienes que hacerlo solo. Estoy aquí."

Rodrigo miró el té, pero no lo tomó. Solo dejó que el calor de la taza se transmitiera a sus manos, el único consuelo físico que podía soportar en ese momento. Iván permaneció a su lado, y por primera vez en mucho tiempo, Rodrigo sintió que no tenía que decir nada más.

***

Las horas pasaron lentamente, y aunque Rodrigo no podía dejar de pensar en lo que había pasado, la presencia constante de Iván le daba una extraña sensación de calma. Iván no le exigía explicaciones ni intentaba forzarlo a hablar más de la cuenta. 'Solo estaba allí, en silencio, y eso era todo lo que Rodrigo necesitaba.'

Cuando la noche cayó, Iván finalmente habló de nuevo, su voz apenas un susurro en la oscuridad.

"No sé si te lo he dicho antes, pero... lo que te hicieron, lo que te hacen, no está bien. Ninguno de ellos tiene derecho a hacerte sentir así."

Rodrigo no respondió al principio. Sabía que Iván tenía razón, pero a veces era difícil creer que las cosas pudieran cambiar. 'Era más fácil pensar que este era su destino, que siempre sería el chico que los demás veían como una presa fácil.'

Pero cuando levantó la vista y vio la determinación en los ojos de Iván, una pequeña chispa de esperanza se encendió dentro de él. Tal vez, solo tal vez, las cosas podían ser diferentes.

"Gracias," murmuró Rodrigo, su voz débil pero sincera.

Iván le sonrió, una sonrisa que no necesitaba palabras. 'Ambos sabían que el camino por delante sería difícil, pero lo enfrentarían juntos.' Y eso, por ahora, era suficiente.

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𝘏𝘦𝘳𝘪𝘥𝘢𝘴 - 𝑅𝑜𝑑𝑟𝑖𝑣𝑎𝑛 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora