𝘏𝘦𝘳𝘪𝘥𝘢𝘴 - 𝑅𝑜𝑑𝑟𝑖𝑣𝑎𝑛

17.

Nuevos Desafíos Y Confidencias.

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La mañana llegó con un brillo renovado, y Rodrigo se despertó con una sonrisa en el rostro. Había pasado la noche con Iván, y aunque la vida seguía llena de desafíos, esos momentos de tranquilidad y compañía estaban haciendo una gran diferencia en su mundo.

Se levantó y se dirigió a la cocina para preparar el desayuno. A pesar de que los padres de Rodrigo aún estaban fuera, la casa había estado llena de risa y energía positiva desde que Iván llegó. Rodrigo estaba aprendiendo a apreciar esos momentos simples de normalidad.

Iván apareció poco después, con el cabello despeinado y una expresión de sueño en el rostro. A pesar de estar cansado, su presencia siempre aportaba una chispa de alegría a la mañana.

“Buenos días, dormilón,” dijo Rodrigo, con una sonrisa mientras estaba en medio de preparar tostadas y café. “Espero que estés listo para un nuevo día de aventuras.”

Iván se estiró y se rió, acercándose a la mesa. “No me hagas prometer aventuras a esta hora de la mañana. Todavía estoy intentando despertarme.”

Rodrigo le lanzó una sonrisa juguetona y le sirvió una taza de café. “Bueno, si no quieres aventuras, al menos disfruta del desayuno. Prometo que después podemos ir a dar una vuelta por el parque o algo así.”

Iván aceptó la taza con agradecimiento. “Eso suena bien. El parque suena tranquilo, y creo que ambos necesitamos un poco de aire fresco.”

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Después de desayunar, se dirigieron al parque cercano, disfrutando de una caminata relajante entre los árboles. El sol estaba alto en el cielo, y la brisa suave hacía que el paseo fuera aún más agradable. Ambos hablaron de cosas triviales, compartiendo anécdotas y bromas mientras caminaban juntos.

Sin embargo, en medio de la charla ligera, Rodrigo se sintió impulsado a hablar sobre algo que había estado pensando. La relación entre ellos se estaba volviendo cada vez más importante para él, y sentía la necesidad de expresarlo de alguna manera.

“¿Sabes, Iván?” comenzó Rodrigo, deteniéndose en un banco y mirando al horizonte. “Me he estado dando cuenta de cuánto has cambiado las cosas para mí. Desde que te conocí, ha sido como si el mundo se hubiera vuelto un poco más brillante.”

Iván se detuvo a su lado, mirándolo con interés. “¿En serio? No sabía que tenía ese efecto en ti.”

Rodrigo se encogió de hombros, sonriendo tímidamente. “Sí. Aunque todavía estoy lidiando con todo el caos, el hecho de tenerte cerca ha hecho que las cosas sean más soportables. Me haces sentir... más seguro, más feliz.”

Iván se sonrojó ligeramente, tocando el brazo de Rodrigo de manera reconfortante. “Me alegra escuchar eso. Para mí también ha sido una gran experiencia. Tenerte a mi lado ha sido... inesperado, pero muy positivo.”

Rodrigo miró a Iván con una mezcla de admiración y ternura. “No sé qué depara el futuro, pero estoy agradecido por cada momento que hemos compartido. No quiero que nada cambie eso.”

Iván asintió, con una sonrisa cálida. “Lo mismo aquí. Aunque nuestras vidas estén llenas de incertidumbres, siempre estaré aquí para ti. Eso no cambiará.”

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A medida que el día avanzaba, Rodrigo y Iván se dirigieron de vuelta a casa, sintiendo una conexión más profunda entre ellos. El paseo en el parque había sido una oportunidad para reflexionar sobre su relación y expresar sentimientos que habían estado en sus corazones.

Al regresar a la casa, se encontraron con una sorpresa inesperada. Los padres de Rodrigo habían llegado antes de lo previsto. Ambos se detuvieron en la entrada, mirándose con una mezcla de sorpresa y nerviosismo.

“¡Hola!” dijo la madre de Rodrigo, abrazándolo con entusiasmo. “Regresamos temprano. No queríamos perdernos ni un minuto de tu tiempo.”

Rodrigo sonrió, abrazándola de vuelta. “¡Hola, mamá! ¡Qué sorpresa!”

El padre de Rodrigo también se acercó, saludando a Iván con un apretón de manos. “Hola, Iván. Es bueno verte de nuevo.”

Iván respondió con una sonrisa, sintiéndose un poco fuera de lugar pero agradecido por la calidez. “Hola. Es un placer verlos de nuevo.”

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Esa noche, mientras se acomodaban para cenar, Rodrigo y Iván se encontraron en la cocina, compartiendo miradas cómplices. A pesar de la sorpresa de la llegada temprana de los padres, la conexión entre ellos seguía intacta.

“Así que,” comenzó Rodrigo, con una sonrisa traviesa, “¿cómo te sientes ahora que conoces a mis padres oficialmente?”

Iván se rió, sacudiendo la cabeza. “Creo que he sobrevivido. Solo espero que no te hayas olvidado de mis puntos de vista en tu próximo juego de ‘¿qué probabilidad hay?’”

Rodrigo rió y le dio un pequeño empujón juguetón. “No te preocupes. Siempre habrá oportunidades para robarnos más besos y seguir disfrutando de nuestra compañía.”

Iván lo miró con cariño, asintiendo. “Definitivamente.”

Mientras la noche avanzaba y la cena se desarrollaba con risas y conversaciones familiares, Rodrigo y Iván sabían que, a pesar de los cambios y sorpresas, lo que tenían entre ellos era especial. Ambos estaban listos para enfrentar lo que viniera, sabiendo que podían contar el uno con el otro en cada paso del camino.

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