𝘏𝘦𝘳𝘪𝘥𝘢𝘴 - 𝑅𝑜𝑑𝑟𝑖𝑣𝑎𝑛

19.

Un Nuevo Comienzo.

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Los días pasaron rápidamente después de su escapada a la playa. Aunque la rutina había vuelto a su lugar, algo en la dinámica entre Rodrigo e Iván había cambiado. Había una cercanía, una tensión palpable que ambos sentían pero ninguno había mencionado abiertamente. Sin embargo, ese momento estaba por llegar.

Era una tarde soleada cuando Iván decidió que ya no podía esperar más. Sabía que lo que sentía por Rodrigo era más fuerte de lo que había imaginado al principio. Y aunque había tratado de dejar que las cosas fluyeran naturalmente, ahora sentía que era el momento adecuado para expresar lo que llevaba guardado en su corazón.

Llamó a Rodrigo, y acordaron encontrarse en el mismo parque donde solían relajarse. Rodrigo llegó primero, sentado en una banca bajo la sombra de un gran árbol, mirando distraídamente al horizonte. Cuando Iván apareció, Rodrigo le sonrió, como siempre lo hacía, esa sonrisa que hacía que todo pareciera estar bien.

“Llegas justo a tiempo,” dijo Rodrigo, bromeando. “Estaba a punto de enviar un equipo de rescate.”

Iván rió, pero su mente estaba en otra parte. Su corazón latía con fuerza mientras se sentaba junto a Rodrigo. Por unos segundos, ninguno de los dos dijo nada, pero la tranquilidad del momento los envolvía. Finalmente, Iván respiró hondo y se giró hacia él.

“Rodrigo, necesito decirte algo,” comenzó Iván, con los nervios evidentes en su voz.

Rodrigo levantó una ceja, curioso, pero también algo preocupado por el tono serio de su amigo. “Claro, dime. Sabes que puedes decirme lo que sea.”

Iván tomó un momento antes de continuar, mirando a Rodrigo directamente a los ojos. “Desde que te conocí, las cosas han sido diferentes para mí. Todo lo que hemos pasado juntos me ha cambiado, y creo que no podría haberlo hecho con nadie más. Al principio, solo quería ayudarte, ser tu amigo, pero con el tiempo... algo cambió.”

Rodrigo lo miraba con intensidad, sentía que su corazón se aceleraba mientras escuchaba las palabras de Iván.

“Me he dado cuenta de que lo que siento por ti es más que una simple amistad,” confesó Iván, sintiendo que un peso enorme se aliviaba de sus hombros al fin. “Te quiero, Rodrigo. No sé cuándo exactamente ocurrió, pero sé que no puedo ignorarlo más.”

Rodrigo se quedó en silencio por un segundo, procesando lo que acababa de escuchar. Su corazón latía con fuerza, y sentía una mezcla de sorpresa, emoción y alivio.

“Yo… Iván…” Rodrigo comenzó, con la voz un poco temblorosa, pero una sonrisa comenzó a dibujarse en su rostro. “No tienes idea de cuánto he estado esperando escuchar eso.”

Iván lo miró, sorprendido. “¿De verdad?”

Rodrigo asintió, con una risa suave. “Sí, tonto. Desde hace tiempo que me di cuenta de que lo que siento por ti también es mucho más que amistad, pero no sabía cómo decírtelo. No quería arruinar lo que teníamos.”

Ambos se quedaron en silencio por un momento, mirándose a los ojos mientras la verdad flotaba en el aire, clara como el día. No había más dudas ni secretos entre ellos.

Finalmente, Iván sonrió, sintiendo una oleada de alivio y felicidad. “Entonces, ¿qué hacemos ahora?”

Rodrigo, sintiendo que la respuesta era obvia, se acercó lentamente a Iván, inclinándose hacia él. “Creo que ya sabes la respuesta.”

Iván cerró los ojos mientras los labios de Rodrigo se acercaban a los suyos. El beso fue suave al principio, tímido, pero lleno de emociones contenidas. Ambos habían esperado mucho tiempo para este momento, y ahora que finalmente sucedía, todo encajaba de manera perfecta. El mundo a su alrededor desapareció, dejando solo la sensación del otro, el calor y la conexión que habían estado construyendo desde el primer día.

Cuando se separaron, ambos sonrieron, todavía con las emociones vibrando en el aire. Sabían que este era solo el comienzo de algo nuevo, algo especial que habían estado cultivando sin darse cuenta.

“¿Te sientes mejor ahora?” preguntó Rodrigo, con una sonrisa juguetona.

Iván rió, asintiendo. “Mucho mejor.”

Se quedaron juntos en la banca, disfrutando de la calma del parque y del nuevo comienzo que acababan de construir. No sabían qué les deparaba el futuro, pero una cosa era segura: lo enfrentarían juntos.

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Gracias por acompañar a Iván y Rodrigo en este viaje de superación, amistad y amor. A veces, las heridas más profundas encuentran sanación en los lugares menos esperados, y juntos descubrieron que el verdadero valor está en aceptar quiénes somos y a quiénes elegimos amar.

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Fin.