CUATRO
Las manos del Alpha recorrieron la espalda de Dante disfrutando del calor corporal que se cuela a través de la fina tela del pijama, sus labios dejaron la boca del Omega para abrirse paso en la suave piel de la barbilla y el cuello, su lengua lamió y sus labios chuparon el camino que lleva hasta la clavícula de su prometido y, con un pensamiento juguetón mordió suavemente creando un escalofrío en el cuerpo delicado que ansiaba devorar con desesperación. Sus feromonas bailaron en el ambiente estrellándose en los sentidos del Omega buscando seducirlo hasta que ceda a los deseos de su naturaleza.
―Sebastian― murmuró Dante sintiendo su cuerpo a punto de derretirse con el toque de esas manos y esos labios, ha pasado un tiempo desde que tuvo sexo, así que, ese repentino ataque apasionado que se combina con las deliciosas y seductoras feromonas de su prometido ha ocasionado un cortocircuito en su capacidad de distinguir lo correcto y lo que no lo es.
―¿Mm?― pronunció el Alpha sin dejar de lamer y chupar la delicada piel del cuello de Dante, hay urgencia en sus acciones, se muere por arrancar el parche en el cuello del Omega y así liberar la deliciosa fragancia que emana su naturaleza.
―No es correcto― logró balbucear Dante con la poca cordura que le queda antes de que su instinto tome el control.
―Lo es― Sebastian llevó sus manos hasta las caderas de Dante para masajear ese par de montañas carnosas que forman su trasero, aunque su cuerpo es delgado sus nalgas tienen una forma carnosa y redondeada que es imposible ignorar ―Soy tu prometido.
―No― jadeó Dante sin tener claro si se trataba de una negativa a las acciones del Alpha o a aceptar en su corazón que ese hombre desconocido será la persona a la que llamará esposo y dormirá al otro lado de la cama.
Como respuesta una risita se escapó de los labios del Alpha y sin darle tiempo al Omega de agregar algo más reanudó los besos donde labios, dientes y lenguas chocaron enviando olas de excitación a ambos, a ese ritmo Dante lubricaría de forma natural en solo unos minutos y la semi erección de Sebastian terminaría de alzarse orgullosa buscando la entrada jugosa de su pareja. El Alpha aprovechó la facilidad con que esa belleza cedió a sus deseos y en un movimiento rápido hizo que Dante se recostara en aquel sillón largo y él presionó su cuerpo sobre el de su prometido, buscó un espacio entre sus piernas y, aunque aún llevan la ropa puesta se rozó lo suficiente con la intimidad del Omega causando que su cuerpo anticipe lo inevitable.
La fricción de las embestidas simuladas del Alpha contra la zona de la entrada del Omega causó un escalofrío en el médico, nunca se consideró una persona que cae en las garras de la lujuria con tanta facilidad, sin embargo, para ese punto solo tenía una cosa en la cabeza y era el deseo de seducir a ese hombre, arruinarlo hasta que no pueda hallar vida si no están juntos, seguramente se trata del instinto de reproducción, pero, eso no le interesa en ese momento. Apenas se enteró cuando la camiseta del pijama despareció de su cuerpo y su boca descaradamente dejó escuchar gemidos y jadeos como respuesta a los labios que chupan sus pezones, tampoco fue consciente de sus manos enterradas en el cabello de Sebastian y la fuerza con que tira de ellos mientras todo su cuerpo se sacude con las ráfagas de placer que experimenta cuando ese hombre lo toca.
Sus piernas se rindieron hace mucho y rodearon las caderas de Sebastian para atraerlo de forma tímida hacia su intimidad, el deseo de revolcarse en el placer y bañarse en las feromonas y la esencia de ese Alpha ardió en su interior, hay algo animal en ese encuentro y lo está empujando a hacer cosas que jamás imaginó que haría. Dante no es el tipo de persona que va buscando sexo con cualquier Alpha que le resulte guapo, es más, hace mucho que no está con nadie en esas circunstancias, sin embargo, ahora ha perdido la cordura y sus manos y piernas buscan aferrarse a ese hombre hasta las últimas consecuencias. Su boca está sedienta de los besos de Sebastian y su cuerpo se contrae ansioso por ese hombre dejándolo sin una sola gota de resistencia que le permita preguntarse si es está bien dejarse llevar.

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DECADENCIA
RomanceÉrase una vez que un poderoso Alpha Dominante Máximo buscaba un esposo para ayudarlo a criar al hijo bastardo de su hermana mayor y así mantener su puesto como presidente del conglomerado perteneciente a su familia, érase una vez que un joven médico...