La obra ya había comenzado para cuando logré controlar mi rabia y mi llanto, cuando pude entrar al auditorio de Alkort sin que me temblaran las piernas, al menos lo suficiente para que nadie se percatara de ello. Busqué a Bill entre las butacas, con su cabello negro, el más corto de todos los asistentes, y lo ví desde el punto más alto del auditorio, con su chaqueta de cuero, negra, impresionantemente guapo.
Traté de concentrarme en llegar a él, sentarme y disfrutar de la actuación de nuestro hijo, y no romper a llorar para decirle lo que había pasado, que Esteban nos había estado vigilando desde hacía unos años, y que había sido el peor día de mi vida, el segundo peor día de mi vida; que justo antes de salir del conservatorio, me aseguró a los ojos que él conocía nuestro «maldito, sucio y enfermo secreto», que a pesar de que traté de parecer confundido, no funcionó, porque entonces sacaría la hoja del bolsillo de mi pantalón, una prueba de ADN, misma que Esteban se encargó de sacar en un laboratorio que, en palabras de Esteban, pertenecía a su padre, y que había tomado nuestros vasos de café, los necesarios para que esa prueba puediera ser analizada.
Respiré profundo más de tres veces, caminé entre las filas y llegué a él, había dejado un bolso en la silla contigua, seguía sosteniendo la cámara profesional que le regalé en nuestro cumpleaños veintiséis. Volteó a mí y me sonrió, no apartó la cámara, tampoco me puso mucha atención. Andy no solo era un mono, era el mejor de los tres monos, podíamos entender el peso de su papel, y los demás quedaron como relleno, eran dos simples monos cafés, Andy no, relucía, brillaba y luego los dos monos quisieron hacer lo mismo que él, claramente no fue suficiente.
La obra terminó, y en mi cabeza solo aparecían una y otra vez las palabras de Esteban. «Si no haces todo lo que te pida, todo el conservatorio se enterará. Bill sabrá que lo sé, los alumnos lo sabrán y el más importante, sabrá que sus “padres” son unos malditos retorcidos, y se avergonzará de ustedes. ¿Quieres que se entere An…?»
No lo dejé terminar por supuesto, no terminó de pronunciar el nombre de nuestro niño, nunca dejaría que eso pasara. Uno de mis puños, el derecho a juzgar por su color en mis nudillos, se impactó en su mandibula, lo derribé con ese golpe.
—De cualquier forma, no tienes salida.
—De cualquier forma —contesté bajando a su nivel—, no te atrevas a mencionar si quiera ese último nombre.
De repente me sentía enfermo, sudor frío y con la garganta inflamada, el estómago revuelto y con un vacío peligrosamente agobiante, y a pesar de que tanto Bill como todos los padres en el auditorio aplaudieron, no pudieron romper la preocupación que sentía, la tristeza y seguí, a pesar y en contra de mis deseos, concentrado en el problema frente a mis ojos.
Los chicos dieron una reverencia frente a nosotros, todos volvieron a aplaudir, entonces fue cuando Bill volteó a analizarme, traté de sonreír, no funcionó. Las luces se encendieron en el auditorio después de que el telón rojo bajó y ocultó a los pequeños.
—Iba a preguntar si estabas bien, pero es claro que no. Déjame reformular mi pregunta. ¿Pasó algo de lo que tenga que enterarme?
—No —contesté en automático, sin pensar, sin esperar un segundo.
—Hablamos en casa.
Y entonces sentí miedo.
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In die Nacht - Zurück zu dir... Zurück zu us [Parte 3]
FanficReescribiendo la última parte de la trilogía In die Nacht. - Bill y Tom adoptan a un bebé, Andy, el cuál va a ir creciendo a lo largo de esta temporada, teniendo como principal conflicto lo que puedan decir los papás de la nueva escuela. Los gemelos...