XXIV

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Asustar a Andy fue una de las muchas consecuencias de ese día. Asustamos a Andy, a papá, a Georg, a Laia y a Pablo, y por supuesto a mamá, a pesar de la distancia.

—¿Cómo estás? —preguntó alterada al otro lado de la línea.

—Bien, el doctor me dijo que me dio un paro cardíaco.

—¿Cómo es que tienes un paro cardíaco con veintiocho años?

—Mamá… —de repente no sabía cómo decírselo, bueno, no como tal, creo que inconscientemente no podía decirlo en voz alta, el hecho de solo juntar palabras que, por sí solas son insignificantes, pero con su nombre se vuelven una real pesadilla qur no quiero ni imaginar. —Tom…

—Lo sé —interrumpió—, también me lo dijo Gordon. Luego, un silencio se apoderó de la línea. Ninguno continuó.

—Tiene miedo —comencé.

—¿Qué?

—¿Puedo preguntarte algo?

—Claro, Gordon es el que paga la cuenta del teléfono —ella rió así que yo me reí.

—¿Algún día nos perdonarás?

—Tu bien sabes que no entiendo esto, está mal desde el punto en que puedo verlo. Pero son mis hijos, no dejarán de serlo hagan lo que hagan. Hace mucho que me di por vencida.

—Leímos tu carta.

—¿Después de tantos años me das el acuse de recibido?

—Lo siento.

—Está bien. ¿Qué pasa con la carta?

—Decía que pasó todo esto porque nos dejabas solos mucho tiempo.

—Si te soy sincera, debo decir que no recuerdo casi nada de lo que escribí.

—Pues yo recuerdo cada palabra. Y perdón.

—Supongo que no sognifica nada un perdón en una situación como esta, después de todos los años que han pasado. Y teniendo en cuenta que no te estoy reprochando nada ya.

—Es que… sé que Tom tiene miedo. Tiene miedo a lo que pase después.

—No entiendo. ¿Después de qué?

—De la muerte. Tiene miedo de que nos quedemos en el infierno, y que nunca encontremos redención ni paz.

—¿Él te lo dijo?

—Bueno, algo así.

—¿Y tú qué piensas?

Lo pensé, pensé en tener una respuesta y tal vez pensar igual que Tom, pero la realidad es que mi forma de pensar ante el tema, era muy diferente a la de Tom.

—Solo di lo que piensas en realidad, ya no voy a juzgarte.

—Es que… si vamos al infierno… Estaríamos juntos, ¿no es así?

—Desde mi perspectiva, creo que sí, cariño. ¿Se lo dijiste a él?

—No.

—Creí que hablaban de todo.

—Es que… lo vi, mamá. —Ella guardó silencio, esperando una explicación más detallada—. Llegué al hospital con Andy porque solo quería estar cerca de Tom, cuando llegué a su habitación, papá y Georg estaban alterados y lo entendí todo cuando escuché la máquina con ese sonido. Me alteré enseguida y… me desmayé, bueno, me dio un paro cardíaco… entonces lo vi. No sé si fue un sueño o si tenga una explicación, pero ambos estabamos viendo su cuerpo mientras los doctores hacían lo posible por mantener su sangre adentro. Mientras tanto platicamos y me dijo que sería todo, que tenía miedo de seguir viviendo a mi lado, porque seguramente al morir iría al infierno. Entonces le pedí que me dejara, que encontraría a otra persona y que lo aceptaría, pero que no me dejara aquí solo. Lo necesito aunque esté lejos, pero en este plano.

In die Nacht - Zurück zu dir... Zurück zu us [Parte 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora