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T/N BELTRÁN.

- Señorita Beltrán, veo que se encuentra mejor - dice el señor Parra, cuando le abro la puerta.

- Eh...si...yo, estoy mejor - mierda, no debí abrirle la puerta, ahora ya me duele el estómago, pero de los nervios.

- Me alegro - dice con voz fría - Como no fue a mi casa, podríamos cenar aquí, y así estrenamos el regalo que le envíe.

- Con respecto a eso. Le agradezco, pero no puedo aceptarlo - camino hasta mi salita de estar, y él me sigue.

- ¿Por qué no? ¿No le gustó? ¿Faltó algo?

- Es que, es demasiado - digo apenada.

- Acéptelo, yo no lo quiero - afirma. Obviamente, no lo quieres, tus platos deben ser muy refinados.

- No.

- Acéptalo, como un presente, por salvar mi vida - su tono de voz es frío.

- Lo que hice, lo hubiera hecho por cualquier persona - su expresión endurece.

- Como sea... ¿Tiene algo para beber?

- Sí...yo, debo tener vino por ahí.

- Tengo sed.

- Enseguida le sirvo una copa.

Me voy hasta la cocina, ese hombre me pone nerviosa, lo dejaré que beba su copa de vino, y después le pediré que se vaya.

Saco dos copas, y de la nevera saco una botella de vino, que Antonio, me ha traído de Mazatlán. Espero que esté a la altura del señor Parra.

Regreso a la sala, con una copa de vino para Cesar, y otra para mí.

- Tome - se lo entrego.

- Gracias - cuando le doy la copa, nuestros dedos se rozan por casualidad, y ahí está esa extraña corriente, hago caso omiso, no quiero ponerme más nerviosa, de lo que ya estoy.

- Salud - dice y le da un sorbo a su copa, por su mala cara que puso deduzco que no le ha gustado el vino. Pues ¡Que le den!

De los nervios, me bebo todo el vino de la copa. Dejando al señor Parra atónito.

- Por lo que veo, te gusta mucho el vino - no es eso, es que tú me pones nerviosa.

- Eh...no...solo me apetecía - él me mira fijamente, haciendo que me ponga tímida, y baje la mirada hacia el piso.

- ¿Estás bien? - me pregunta. Vete por favor, suplico para mis adentros.

- Sí - escucho mi teléfono sonar.

- Iré a contestar...supongo que no le molesta llevar las copas en la cocina - él pone mala cara.

- Sí - contesta molesto. Seguramente está acostumbrado no hacer estas cosas.

Contesto el teléfono.

°LLAMADA DE ANTONIO°

(T/N) ¿Hola?

(ANTONIO) ¡¡T/n!! ¿Cómo estás, mi princesita?

(T/N) ¡Papá!

CESAR PARRA.

Dejo a la señorita mandona hablando con su padre, y me voy a la cocina con las copas. Ya cuando sea mi sumisa, me encargaré de cobrármela.

Llego a la pequeña cocina, de inmediato veo la botella...este vino es de la peor calidad, con razón su sabor es horrible.

- ¡Mierda! - las copas se me resbalaron antes de ponerlas en el fregadero. Se ha hecho trizas, ahora tendré que comprarle copas.

Ella es para mí.👫🏻🫶🏻♥️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora