CESAR PARRA.
Desesperado llegó al antiguo departamento de T/n, toco la puerta, pero nadie me abre.
- ¡T/n....yo sé que estás ahí! ¡Ábreme la puerta...debemos hablar! - debes escucharme decir te amo, aunque sea muy difícil de decir.
Pienso derribar la puerta si es necesario.
- ¡Abre la maldita puerta, T/n! - estoy histérico. Quiero arreglar nuestra situación, quiero que hablemos. Necesitamos encontrar una salida para seguir adelante.
- Por favor, T/n....abre la puerta - la ansiedad empieza apoderarse en mi pecho - Nena déjame entrar.
- ¿Señor? - justo lo que necesitaba, un vecino intruso - Ahí en ese departamento no vive nadie.
- ¿Cómo está tan seguro? - T/n, pudo entrar sin que nadie se dé cuenta.
- Porque yo me daría cuenta, ¿No le ha preguntado al conserje? - no lo hice - Si me permite, lo llamaré - el idiota saca su celular y marca.
T/n debe estar aquí ¿Adónde más iría? La respuesta llega sin tener que pensarlo. Se ha ido a los Tucson, su padre se marchó hace tres semanas en Tucson.
- El conserje ya viene - me dice el metiche.
Se ha ido Parra, te ha abandonado. Tú la hiciste huir, lo único bueno que tenías en esta vida te ha dejado por imbécil Parra. Fuiste un completo imbécil cuando te dijeron que ibas a hacer padre. Ella no va a perdonarte. Vuelvo estar al borde del abismo. No puedo respirar.
- Buenas noches... ¿Necesitan algo? - interrumpe el conserje.
- El señor estaba como un loco gritando y golpeando la puerta - responde el maldito ex vecino de T/n, señalando la puerta del departamento de mi esposa.
- La dueña del departamento no ha regresado, señor. ¿Desea dejarle algún mensaje en caso de que ella regrese? - me voy a Tucson.
Sin responder me retiro.
En la calle la ansiedad aumenta y aunque trato de respirar no puedo. Me subo al auto y de inmediato enciendo el motor.
- Taylor, quiero que me mandes la dirección de Antonio Beltrán en Tucson - digo por el manos libres.
- Señor regresé a casa...mañana podrá ir a Tucson - no puedo creerlo, mi chofer está ladrándome órdenes.
- Taylor solo limítate hacer lo que te he pedido y ¡No me des órdenes! - ni yo mismo me soporto.
- Señor.
- Estaré esperando tu respuesta en mi correo - quito el manos libres. Iré a Tucson por mi esposa.
"¿Sabes lo que más me duele? Que yo me enamoré de ti" sus palabras cargada de dolor resuenan en mis oídos "Te amo, pero tú no te lo mereces...tenía la ilusión que tú también me amaras, pero me equivoqué." Tienes razón, nena. No merezco ser amado, pero yo sí te amo y yo necesito que lo escuches.
Sigo conduciendo como un loco.
T/N BELTRÁN.
He llegado a Tucson, destrozada, humillada. Cuando mi padre me abrió la puerta me abalancé a sus brazos y lloré hasta sentir que ya no tenía lágrimas.
Estoy calmada, mi padre me ha preparado un té.
- ¿Me dirás que te sucedió? Es Cesar, ¿Verdad? - más que una pregunta es una afirmación.
- No me ama, se casó conmigo solo para proteger su fortuna - mi padre suspira.
- T/n, ¿Tú crees que si yo hubiera visto dudas en Cesar, con respecto a lo que siente por ti? ¿Te hubiera dejado que te cases con él?
- No trates de convencerme de lo contrario porque no lo lograrás...no me ama, es un hecho - respondo. Dejo mi taza de té encima de la mesita del café y me pongo de pie. Estoy agotada físicamente y emocionalmente.
- ¿Él te dijo que no te amaba? - pregunta.
- No, pero reaccionó mal cuando le dije que estaba embarazada - mis lágrimas empiezan rodar nuevamente.
De solo recordar sus gritos y las cosas que me dijo me rompe el corazón. Como hubiese deseado que su reacción hubiera sido diferente. Que hubiera estado emocionado por el hecho de ser padre, que hubiera caído de rodillas delante de mí, y le hubiera hablado a mi vientre diciéndole a nuestro bebé lo mucho que lo ama. Pero no, me gritó y humilló y para colmo hizo llegar a esa maldita mujer en la casa sabiendo que yo no lo soporto.
- ¡¿Estás embarazada?! - el chillido por las palabras de Antonio, me sacan de mis pensamientos.
- Sí...y es un hijo no deseado por su padre - limpio mis lágrimas.
- Mi niña será mamá - susurra Antonio, con voz ahogada por la emoción. Se pone de pie y me abraza - Te felicito, T/n....estoy seguro de que serás una gran mamá - añade.
- Gracias, papá. Por tu confianza. Debo confesar que estoy aterrada - me aparto un poco de él.
- ¿Por qué estás aterrada?
- No sé qué clase de madre seré - sé que seré madre soltera y tengo miedo hacerlo mal.
- Una que hace lo mejor que puede. Lo lograrás, de eso estoy seguro - sonríe.
- Confías mucho en mí, espero no defraudarte a ti y mucho menos él - toco mi vientre plano.
- O ella - añade mi padre.
¿Una niña? Me haría tan feliz una niña, aunque las niñas sufren mucho por amor. Sea niña o niño lo amaré incondicionalmente.
- Me iré a acostar...estoy muy cansada - le digo.
- Ya es muy tarde...yo también iré a mi cama.
- Buenas noches.
Entro a mi antigua habitación: El colchón está sin sabanas ni edredón. Me acerco a mi pequeño guardarropa para sacar un poco de cobertores.
Tras arreglar mi cama, me acuesto. La cama está fría, y no es un frío porque yo tenga frío, sino que es porque me falta el calor de Cesar, lo extraño mucho, lo amo y me duele tanto su desamor ¿Por qué tuvo que terminar así? ¿Por qué me ilusionó si no me amaba? Lloro y lloro hasta que finalmente me dejo llevar por los brazos de Morfeo.
Me despierto desorientada. Escucho unas voces. Abro los ojos ¿Dónde estoy? La dura realidad me golpea; estoy en la casa de mi padre porque abandoné a Cesar. Las voces me distraen, una de ella es la voz de Antonio y la otra ¡¿Cesar?! ¿Qué hace el aquí? Antes de levantarme para ver. Veo entrar a Cesar como una tromba en mi dormitorio.
- Disculpa por molestarte a estas horas, pero no puedo permitir que me abandone - dice desesperado.
- ¿Qué haces aquí? - digo molesta. No dejaré que su presencia me altere.
- Vine por ti, porque te amo y no te perderé - me quedo en shock.
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Ella es para mí.👫🏻🫶🏻♥️
ParanormalUna fiesta de máscaras, que lo cambia todo. Una hermosa mujer, que salva a un extraño de ser asesinado. Un hombre inteligente, y mujeriego. Que no sabe quién quiere deshacerse de él. Una amenaza que lo llevará conocer lo que nunca imaginó, y lo que...