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KEVIN IBARRA.

Inspiro hondo una y otra vez para calmar mis nervios, pero no lo logro. El corazón me late a toda prisa y mis manos sudan. Desde que Elizabeth fue encerrada en la cárcel no la he visto y hoy me decidí venir a verla.

Elizabeth me mira con desprecio, se acerca, se sienta y toma el teléfono.

- ¿Qué se supone que debo sentir? - me pregunta desafiante - ¿Debo estar feliz, emocionada? ¿Cómo debo sentirme por tu visita, hermano? - hermano lo dice asqueada.

- Estoy aquí para hablar contigo, para entender por qué hiciste lo que hiciste con los Parras, porque honestamente no lo entiendo - le digo.

- ¿No eres psicólogo? - responde con tono burlón.

- Elizabeth, ¿No ves todo el daño que has causado? Mamá está en estado depresivo, papá se ha aislado y yo estoy destrozado porque mi hermana es una asesina que destruyó la familia del amor de mi vida. No lo soporté y tuve que dejar a Andrea - ¿No se da cuenta de todo el mal que ha hecho?

- ¿Tú crees que me importa lo que suceda con la familia Ibarra? - su frialdad me deja atónito - Me importa una mierda lo que suceda con ustedes y en cuanto a la zorra de Andrea, no te compliques seguramente ya encontró a otro que la satisfaga en la cama - sé que nunca fuimos cercanos, pero su crueldad con la que responde me duele.

- ¿Quién es el monstruo que tengo al frente? - estoy horrorizado. Tenía la esperanza de encontrarla arrepentida por todo lo que hizo, pero me equivoqué, ella no siente ni una pizca de remordimiento.

Ella empieza reírse de mí.

- Qué estúpido eres y respondiendo a tu pregunta no soy un monstruo, soy una mujer hermosa e inteligente que muy pronto saldrá de este maldito lugar. Cesar Parra no puede comprobar nada, es su palabra contra la mía - está loca.

- Estás loca...ese maldito hombre te enloqueció - no soporto su superioridad. Aunque está acabada, sigue siendo arrogante.

- Omar, me enloqueció, pero de placer. Él y yo somos idénticos, nos encanta el dinero, el sexo, la buena vida, los lujos. Muy pronto saldremos de este horrible lugar para marcharnos lejos y darnos la vida que nos merecemos - afirma.

- Siento bajarte de esa nube en la que estas, pero Omar Parra, confeso todo. Como planearon la muerte de Christian, el secuestro de Cesar. ¡Todo!

- ¡Mientes! ¡Omar, nunca me traicionaría! - grita histérica.

- Lo hizo y aunque trates de negarlo nada ni nadie impedirá que pase el resto de tu vida en la cárcel - le digo.

- ¡Eres una basura! - me insulta - Solo estás aquí para burlarte de mí, pero lamento informarte que yo saldré muy pronto de aquí y te juro que me vengaré de todos ustedes - afirma.

- Estás acabada...por un momento tuve la esperanza de ver que estuvieras arrepentida de todo el mal que has causado, pero me equivoqué. Ya no perderé mi tiempo en venir a verte, preocuparme o pensar en ti. Desde este momento estás muerta para mí - abre los ojos como platos.

- Tú no puedes dejarme sola, debes ayudarme...soy tu hermana, tienes que sacarme de este lugar - noto lo desesperada que está.

- Hasta nunca.

Suelto el teléfono y me pongo de pie. Elizabeth grita desesperada, pero hago caso omiso y empiezo a caminar hacia la salida.

En mi auto me permito llorar por última vez por la hermana que una vez tuve. Estas lágrimas que estoy derramando serán las últimas. Como se lo dije, ya no pensaré en Elizabeth.

CESAR PARRA.

He llegado hasta la consulta de Kevin, es la última hora de la tarde y quise visitar a Kevin.

Cuando entro a la consulta no hay nadie. Me acerco a la puerta y lo empujo.

- Cesar, ¿Qué haces aquí? - pregunta Kevin, sorprendido.

- Buenas tardes, Kevin - tiendo mi mano cuando me acerco a él.

- Qué tal, Cesar - coge mi mano - ¿Tienes cita conmigo?

- Por supuesto que no - respondo - ¿Puedo sentarme?

- Claro.

Me mira curioso, seguramente se pregunta que estoy haciendo aquí.

- Supongo que estás preguntándote que hago aquí.

- La verdad es que sí - responde.

- Quiero hablar con usted.

- Si es por lo que hizo, Elizabeth. Déjeme decirle que estoy muy avergonzado. Sé que pidiéndole perdón no remediará en nada todo lo malo que hizo Elizabeth - susurra con tristeza.

- No es de esa rata que he venido hablarle. Si estoy aquí es para hablarle de mi prima Andrea.

- ¿Andrea, está bien? - de inmediato reacciona, y se ha puesto preocupado.

- No, ella está triste. Sé que usted la ama como ella la ama a usted.

- Yo no puedo estar con Andrea, aunque mi corazón se rompa en mil pedazos, debo dejarla ir - sé cuánto están sufriendo.

- Escuche, sé que usted dejó a mi prima por todo lo ocurrido con su hermana, pero usted no es responsable de los actos de Elizabeth, por favor no deje que esa maldita perra lo separe de Andrea - baja la mirada.

- Amo a Andrea, pero con qué cara podría mirarlo a ti, a tus padres, incluso a T/n.

- Con la misma cara que la visto. Usted no hizo nada, no sienta vergüenza por lo que Elizabeth hizo. Sé lo mucho que su familia ha sufrido. No permita que su hermana arruine su vida - insisto.

- Le voy a pedir algo - me dice mirándome.

- Por supuesto, dígame.

- Que no mencione más a esa mujer como hermana, porque yo no tengo hermana, tuve una, pero está muerta - afirma dejándome perplejo.

Los Ibarra no le ha dado ningún apoyo a Elizabeth, en un momento pensé que Eduardo, pondría a los mejores abogados a defender a su hija, pero no lo hizo, y creo que ellos harán como que Elizabeth ha muerto.

- ¿La ha visto? - pregunto.

- Ayer fui a visitarlo. Llegué a la cárcel pensando que encontraría un poco de remordimiento, arrepentimiento por parte de Elizabeth, pero me equivoqué. Esa mujer es un monstruo - me sorprende sus palabras.

- Vaya a buscar a Andrea, siga adelante con su vida, sea feliz al lado de la mujer que ama.

- Usted sabe perfectamente lo que es la felicidad al lado de la mujer que se ama - sonríe.

- Por supuesto.

- ¿Cómo está T/n y el bebé?

- Muy bien - solo falta que la doctora Greene le diga a mi nena que está bien para reanudar nuestra vida sexual. T/n la vería hoy, estoy ansioso por llegar a casa y si es posible hacerle el amor a mi esposa. Solo me detuve aquí porque he visto lo triste que está mi hermana.

- Pensaré lo que usted me ha dicho - mmm, se supone que el psicólogo es él.

- Ok, pero no lo piense demasiado porque Andrea, está planeando irse a París por unos meses, y si usted se queda ahí sentado, tal vez cuando mi hermana regrese lo haga en compañía de un parisino - miento descaradamente.

- ¿Qué ha dicho? - bienvenido al grupo de la desesperación cuando se piensa que está perdiendo el amor de su vida. Yo pasé eso en alguna oportunidad cuando pensé que perdía a mi T/n.

- No se lo repetiré. Ahora debo irme - me pongo de pie. Espero que reaccione, si no yo mismo le busco un novio a mi prima.

- Yo creo que iré a hablar con Andrea - cayó. Quisiera reírme, pero me aguanto.

- Salgamos de aquí - le digo.

Espero que mi mentira funcione, no me gusta ver a mi prima triste.

Ella es para mí.👫🏻🫶🏻♥️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora