13. Sin ortografía

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Bosco se había visto al espejo por una cantidad tan prolongada de tiempo, que comenzaba a sentir que ya vivía dentro del reflejo que veía frente a sus ojos. Se había cambiado de ropa tres veces, sin poder quedar completamente satisfecho con el atuendo que debería vestir aquel día, y sin sentir que su cabello se veía perfecto, tal y como era su intención lucir.

En tan solo una hora y media, él y su familia debían estar a tiempo en la casa de los Roble para estar presentes en la cena de cumpleaños de Salomón, su cuñado por partida doble. El hecho por si mismo ya era bastante importante, pero el saber que sería esa cena en la cual su suegra le daría, o no, el visto bueno a su relación con Pedro Pablo, hacía que apenas y pudiera controlar sus nervios.

Quería que todo saliera perfecto, pues sentía que de eso dependía enteramente el futuro de su noviazgo con él rizado: su su mamá no lo aceptaba, Bosco dudaba que su relación pudiera prosperar de una forma que resultara viable a largo plazo; no se imaginaba viviendo en tensión siempre durante las reuniones familiares, con todo el mundo siendo consiente de que Mireya no sentía ningún tipo de agrado por él.

-Bos- la voz ligera y despreocupada de Gala interrumpió sus pensamientos- Ya nos tenemos que ir, ¡apúrate!-

-Aún falta más de una hora- exclamó preocupado, pues no se sentía convencido de que la camisa amarilla y el pantalón gris que llevaba puestos fueran la elección más adecuada.

-Si, pero papá quiere pasar a comprarle flores a Paz antes y tenemos que recoger el pastel de Salomón, así que apenas y vamos bien de tiempo- apresuró Gala, algo impaciente.

-¿Me veo bien?- preguntó ansioso.

-Si, te ves guapísimo, ¡a Pedro Pablo le vas a encantar!- exclamo entusiasmada, aunque Bosco no sabía si lo decía enserio o solo buscaba que saliera de su habitación de una vez.

-Estoy muy nervioso- confesó en voz baja.

-¿Por? Sé que es tu primera cena como novio de Pedro Pablo, pero los Roble son muy buenas personas: te hacen sentir como en casa-

-Tal vez a ti, al final del día, tú no fuiste la que los insultó en más de una ocasión- la voz de Bosco era pesimista, y fue hasta en ese momento que Gala entendió la profundidad del temor de su hermano.

-Los Roble no te lo tienen en cuenta; tú mismo me has dicho que doña Lupita siempre te trata muy bien cuando coincides con ella; hasta te hizo empanadas el otro día- le recordó con una sonrisa entusiasmada que hizo que Bosco se sintiera un poquito menos inseguro- Nandy te adora desde que descubrieron que ambos son fanáticos de los superhéroes y Salomón solamente quiere que Pepa sea feliz, así que no tienes nada que temer-

-Tú misma acabas de dar la respuesta en tu explicación; mencionaste a todos los Roble, menos a una, la más importante después de Pedro Pablo- la voz de Bosco reflejaba una profunda preocupación, fruto de saberse no grato para la mamá de su novio.

-Mireya no te conoce bien aún; tú mismo me has dicho que nunca has coincidido con ella más que para saludarla de lejos-

-Si, ¿no te parece mucha casualidad?- preguntó Bosco con ironía.

-Bos, Mireya tal vez tenga sus reservas contigo, pero te aseguro que en cuanto te conozca y note lo mucho que quieres a Pepa te va a aceptar- dijo Gala con una seguridad que incomodaba a Bosco.

-Yo no soy como tú, Gala; seguramente Mireya está más que feliz de que seas su nuera, pero yo no soy alguien que le caiga bien a la gente con tanta facilidad, lo sabes de sobra- aseguró Bosco levantando uno de sus dedos para acentuar su argumento.

-Bosco, cuando de verdad dejas que la gente te conozca es muy fácil quererte: solo deja que los demás entren y veras lo fácil que te resultará que Mireya te quiera tanto como nosotros lo hacemos-

Aprender a quererte. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora