12 . Solo quiero tenerte

146 16 11
                                    

-¿Quieres ser mi novio?-

Pedro Pablo abrió los ojos de par en par, sin poder terminar de creer lo que Bosco acababa de preguntarle; llevaban más de un mes saliendo, por lo que, en cuestión tiempo, no se podía decir que fuera una decisión apresurada, pero Pedro Pablo no se había esperado esa pregunta, al menos no en ese momento.

Él sabía que quería estar con Bosco todo el tiempo: no había nadie en el mundo con quien Pedro Pablo prefiriera pasar el tiempo que aquel castaño de lentes que lo veía expectante en ese momento, esperando su respuesta.

Pero lo qué Bosco le pedía no era una pregunta en sí misma, al menos no una que Pedro Pablo tuviera que pensar, así como uno no pensaba en respirar.

Ser novio de Bosco no se sentía como una decisión por tomar, sino como el sentido natural que su vida debía tomar.

-Me encantaría ser tu novio- respondió Pedro Pablo emocionado, no creyendo la suerte que tenía.

-¿Puedo besarte?- preguntó Bosco, ya a medio camino de tomarlo por la nuca para atraerlo hacia él.

-Hazlo ya- rogó Pedro Pablo.

Bosco se acercó y lo atrajo hacia su mismo para besarlo con una intensidad que hacía que las piernas de Pedro Pablo se sintieran de mantequilla a punto de derretirse: los besos de Bosco siempre tenían un poderoso efecto en él, provocando tantas emociones a la vez que le era difícil concentrarse, pero, en esta ocasión, aquel beso se sentía incluso mejor que todos los que habían compartido con anterioridad.

Aquel beso profundo que Bosco le estaba dando, en donde su novio parecía dispuesto a explorar su boca con su lengua hasta que no quedara ni un milímetro sin haber sido recorrido, sabía a muchas cosas; sabía a la promesa de un futuro brillante juntos, a la posibilidad de tener el amor que siempre había soñado tener, junto al hombre que superaba con creces los sueños de Pedro Pablo.

Nada en el mundo podía ser capaz de hacerlo sentir algo más que felicidad en aquel momento, pues las manos de Bosco en sus mejillas, acariciandolas con suavidad, como si pensara que Pedro Pablo pudiera romperse al más mínimo contacto, se sentía tan bien sobre su piel; era como si Bosco hubiera nacido para acariciarlo de la forma en la que lo hacía, para besarlo como lo estaba besando.

-Me encanta que seas mi novio, Bos- susurró Pedro Pablo sobre los labios de Bosco.

-No puedo creer que me hayas elegido a mí de entre tanta gente- respondió Bosco, pasando uno de sus pulgares por el labio de Pedro Pablo, delineandolo.

-¿Cómo podría no enamorarme de ti? No hay nadie como tú- Pedro Pablo besó los labios de Bosco de nuevo, demasiado ansioso como para soltarlo.

-Me muero por contarle a todo el mundo que eres mío- presumió Bosco con un deje de orgullo que hizo que Pedro Pablo recordara lo que había hablado con Nandy esa misma mañana; sabía que era ahora, o nunca.

-Bosco, hay algo que me gustaría hablar contigo antes de que esto avance aún más- le dijo con nerviosismo, jugando con una de sus pulseras.

-Dime, novio- respondió Bosco, viéndolo a los ojos con una sonrisa bailando en su mirada.

-Últimamente he tenido algunas dudas con respecto a nosotros- comenzó a decir el rizado.

Bosco frunció el ceño, sintiendo preocupación ante sus palabras - ¿Vas a terminar conmigo? Llevamos juntos como dos minutos- respondió con nerviosismo.

-No, por supuesto que no- se apresuró a decir- pero tal vez tú si cambies de opinión- le dijo con franqueza.

-Nada me va a hacer cambiar de opinión con respecto a nosotros, Pedro Pablo- le dijo Bosco con seriedad, entrelazando sus dedos con los del rizado.

Aprender a quererte. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora