6. Voy a leerte

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Pedro Pablo pensó seriamente en cancelar su salida al cine con Mateo por la intensa lluvia que caía ese día en la ciudad; llevaba lloviendo desde la noche anterior y no había ninguna señal de que la lluvia fuera a parar pronto.

A Pedro Pablo le preocupaba un poco estar lejos de casa mientras llovía y encontrarse de pronto en algún punto lejano de la ciudad sin la posibilidad de poder regresar a casa; cuando llovía la vialidad de la ciudad se volvía imposible y el sistema de transporte no se daba abasto; además, los accidentes de tránsito siempre estaban a la orden del día, incluso en un día normal.

Pero Mateo le había asegurado que su papá le prestaría su coche para que fueran al cine y regresaran a tiempo sin ningún problema, por lo qué Pedro Pablo había aceptado no cancelar la salida.

La razón por la que Pedro Pablo aceptó la cita fue debido a la insistencia de Mateo; el chico lo había buscado ayer por la noche en la nocturna para insistirle en que era una buena idea salir juntos, solo como amigos.

Eso último fue lo que convenció a Pedro Pablo de aceptar: Mateo, aunque no era su mejor amigo, no le caía mal, y si no había intenciones románticas de por medio, no veía ningún inconveniente en salir con él; además, al día siguiente tenía la siguiente tutoría con Bosco y le entusiasmaba bastante tener un tema de conversación con el chico para su receso entre clases.

La pequeña conversación trivial sobre superhéroes que habían mantenido el día anterior Bosco y él, lo había hecho sentir muy feliz; desde que vio a Bosco por primera vez tuvo el instinto de querer acercarse a él, de ser su amigo; claro, los acontecimientos entre ellos lo habían impedido al inicio, pero parecía que Bosco por fin se comenzaba a suavizar con él, que por fin lo estaba dejando entrar, por lo que Pedro Pablo, terco como era, aprovecharía esa oportunidad para poder derribar las barreras de Bosco y poder acercarse a él.

-Pepa, mijo, ya llegó Mateo- dijo su mamá entrando a su recámara para avisarle- Tengan mucho cuidado, Pepa; mira nada más cómo está el día, ¿no lo pueden dejar para después?- preguntó su mamá con preocupación.

-Vamos aquí cerquita, ma- dijo como toda respuesta Pedro Pablo, cruzando los dedos ante la mentira que acababa de decir; él y Mateo irían a un cine un poco lejos del barrio, en donde podrían ir a una sala vip. Pedro Pablo se había sorprendido mucho ante ese hecho, pero Mateo dijo que corría por su cuenta ya que era él quien tenía el interés de ir a ese cine en particular. Pedro Pablo no pensaba aceptar esa propuesta y llevaba su propio dinero; tenía algo extra gracias a las clases que le daba a Bosco.

-Bueno, te me cuidas mucho, como quiera nos estamos mensajeando- dijo su mamá dándole un beso en la mejilla a modo de despedida.

Pedro Pablo salió de la casa y se encontró con Mateo, quien se protegía de la lluvia con un paraguas negro bastante más grande de lo normal; inmediatamente el chico se acercó para cubrirlo de la lluvia los pocos pasos necesarios para entrar al coche de su papá.

La verdad es que Mateo era bastante atractivo: tenía el cabello entre castaño y rubio peinado siempre a la perfección; era alto, más que Pedro Pablo quien no era precisamente bajo de estatura y tenía unos ojos verdes bastante bonitos que siempre iban enmarcados en unas gruesas gafas. Mateo iba vestido un poco más formal que de costumbre, al igual que lo hacía Pedro Pablo; iban a una zona con un nivel socioeconómico más alto que el de ellos y no querían desentonar por completo.

Durante el trayecto, Mateo iba contándole a Pedro Pablo sobre las teorías de los fans respecto a los posibles cameos que habría de otros personajes en la película que verían; Pedro Pablo, al escucharlo hablar con tanto entusiasmo, no pudo evitar sonreír al recordar a otro chico rubio de lentes fanáticos de los superhéroes que conocía.

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