21. Más honesta

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Advertencia: Este capítulo narra eventos relacionados con un intento de abuso sexual, por lo que se recomienda discreción.

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Actualidad

Cuando Gala lo llamó a mediodía diciéndole que Bosco lo necesitaba, Pedro Pablo ni siquiera lo pensó, simplemente dejó lo que estaba haciendo en ese momento y corrió a la mansión lo más rápido que pudo, dejando a un lado cualquier atisbo de orgullo que pudiera haberlo detenido: si Bosco lo necesitaba, entonces él tenía que estar ahí, con él, porque su lugar siempre sería a lado de Bosco.

Cuando llegó, se encontró con Gala, quien lo esperaba en el umbral de la puerta con un semblante triste que hizo que las alarmas en Pedro Pablo se encendieran con rapidez, ¿le habría pasado algo a Bosco? Tal vez físicamente estaba bien, pero había muchas formas de recibir daño, incluso peores que los golpes.

-¿Qué pasó?- preguntó con rapidez, olvidándose de saludar- ¿Bosco está bien?-

Gala negó con la cabeza, echándose a llorar; Pedro Pablo se acercó a ella para abrazarla, intentando ofrecerle un poco de consuelo, al mismo tiempo que necesitaba una explicación.

-Gala, dime qué está pasando- exigió Pedro Pablo.

-Pasa, hablemos en la sala- le dijo Gala mientras lo conducía dentro de la casa para entrar a la sala de la mansión.

Y entonces Gala comenzó a hablar, contándole a Pedro Pablo lo que había sucedido durante la mañana: como el comandante había presionado a Bosco, mostrándose muy poco empatico ante la situación que su hermano había vivido; como lo había presionado para hablar, aún cuando el recuerdo de lo sucedido había perturbado muchísimo a Bosco; pero; sobretodo, Gala le contó que había sido Giovanna, su supuesta mejor amiga, la que había intentado secuestrar a Bosco.

Al escuchar la noticia, Pedro Pablo no pudo evitar sorprenderse: desde el primer momento había creído que el culpable de todo había sido Roberto, el compañero de Bosco quien resultaba estar enamorado de él; incluso Mateo le había parecido una opción bastante probable; pero, por alguna razón, jamás había considerado a Giovanna como una sospechosa.

La chica, por lo que Bosco le había contado, era rara, muy rara, y tenía un enamoramiento algo enfermo hacía Bosco, pero había pasado todos sus meses de relación en el extranjero, por lo que no se habían preocupado en lo absoluto por ella; de hecho, desde que habían hablado sobre la importancia de que Bosco estableciera límites con ella, Pedro Pablo no había vuelto a pensar una sola vez en la chica.

Pero resultaba que Giovanna estaba mucho más loca de lo que ellos habían pensado, y al haber sentido que Bosco había dejado de ser suyo, había perdido la razón, intentando retenerlo a toda costa. No tenía ningún sentido, pues Bosco jamás había mostrado el más mínimo interés en ella. pero era difícil pedirle a una enferma como ella un poco de razonamiento lógico.

-Después de que le contó todo a la policía, se encerró en su cuarto y no ha querido abrirnos- comentó Gala limpiándose las lágrimas que tenía en sus mejillas.

-¿Hace cuánto fue eso?- preguntó Pedro Pablo poniéndose de pie de inmediato.

-No sé, ¿dos horas?- respondió Gala algo titubeante, probablemente calculando los tiempos.

Pedro Pablo frunció el ceño con molestia -¿Y por qué hasta ahorita me llamaste?- la regañó sin poder evitarlo.

-Es que, bueno, ayer tú y Bosco parecían algo enfadados; no supe si querrías venir- exclamó su cuñada en voz baja, provocando que su enojo solo aumentara aún más.

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