Harry despertó bruscamente en medio de la noche, su cuerpo empapado en sudor. La oscuridad de la habitación en la torre de Gryffindor apenas era interrumpida por la débil luz de la luna que se filtraba a través de las cortinas. Su respiración era agitada y su corazón palpitaba con fuerza en su pecho. Había soñado con Malfoy otra vez.
Se pasó la mano por el rostro, tratando de sacudir la imagen de Draco que aún persistía en su mente. En el sueño, habían estado de pie en algún lugar oscuro y aislado del castillo, demasiado cerca uno del otro. Draco lo había mirado con esa mezcla de desprecio y desafío que Harry conocía bien, pero también había habido algo más. Algo que lo había dejado inquieto, con una sensación extraña en el pecho.
No podía ser. No debía ser.
Se levantó de la cama, tratando de sacudir la sensación incómoda de su cuerpo. Sabía que no podría volver a dormir. Sin hacer ruido para no despertar a Ron, se vistió rápidamente y salió de la sala común, caminando por los pasillos de Hogwarts. Tal vez una caminata despejara su mente.
El castillo estaba en silencio, con solo el eco de sus pasos resonando en las paredes de piedra. Mientras avanzaba, no podía dejar de pensar en Draco. Ese sueño había sido demasiado vívido, demasiado real. No era la primera vez que soñaba con él en las últimas semanas, pero nunca había sido tan intenso. ¿Por qué su mente lo estaba traicionando de esta manera?
Sin darse cuenta, había llegado a la Torre de Astronomía. El aire frío de la noche lo recibió cuando empujó la puerta de la torre y salió al exterior. Se apoyó en la barandilla, mirando el paisaje oscuro que se extendía más allá de los terrenos de Hogwarts. La luna llena brillaba con fuerza, iluminando el lago negro y las colinas lejanas.
Harry cerró los ojos por un momento, inhalando profundamente. Estaba cansado. Cansado de sentir esta confusión dentro de él, cansado de no saber qué hacer con los sentimientos contradictorios que lo estaban consumiendo. Quería enfocarse en su misión, en lo que realmente importaba: derrotar a Voldemort y salvar el mundo mágico. Pero Malfoy...
Malfoy estaba siempre ahí, ocupando sus pensamientos, invadiendo sus sueños. Y no podía evitarlo.
De repente, escuchó un ruido suave a sus espaldas. Harry se tensó y giró rápidamente, con la mano ya en su varita, listo para defenderse. Pero no estaba preparado para lo que vio.
Draco Malfoy estaba de pie en la entrada de la torre, con una expresión sorprendida en su rostro. Claramente, tampoco esperaba encontrar a Harry allí. Ambos se quedaron en silencio durante lo que parecieron unos largos segundos, observándose mutuamente. La tensión entre ellos era palpable.
—Potter —murmuró Draco, rompiendo finalmente el silencio, su voz baja y cargada de sorpresa—. ¿Qué haces aquí?
Harry lo miró fijamente, su corazón latiendo con fuerza otra vez. No sabía cómo responder. Él también podría haber hecho la misma pregunta a Draco.
—No podía dormir —respondió finalmente, intentando mantener su tono neutral, aunque sabía que su rostro probablemente lo delataba. Aún estaba inquieto por el sueño.
Draco entrecerró los ojos, como si intentara descifrar lo que había detrás de las palabras de Harry. Caminó hacia la barandilla, situándose al otro lado, frente a Harry, pero sin romper el contacto visual.
—Tampoco yo —murmuró Draco, apoyándose en la barandilla, mirando hacia el horizonte.
El silencio cayó entre ambos de nuevo, pero esta vez era diferente. Harry podía sentir la misma tensión que había sentido en su sueño. Draco parecía más vulnerable, más humano de lo que Harry lo había visto antes. La luna iluminaba su rostro, revelando las sombras bajo sus ojos y el cansancio que llevaba encima. No era el Malfoy arrogante y seguro que Harry conocía. Este Draco era diferente. Y Harry no sabía cómo sentirse al respecto.
—¿Por qué estás aquí, Malfoy? —preguntó Harry finalmente, incapaz de contenerse más—. ¿Qué estás haciendo?
Draco apretó los labios y desvió la mirada, como si estuviera debatiendo si responder o no. Durante unos segundos, Harry pensó que no diría nada, pero entonces Draco suspiró profundamente.
—No es asunto tuyo, Potter —dijo con voz cansada, pero había algo en su tono que delataba una mezcla de frustración y cansancio—. No todo lo que hago tiene que ver contigo.
Harry sintió un nudo en el estómago. Sabía que Draco estaba ocultando algo. Lo había visto alejarse de sus amigos, lo había visto desaparecer durante largos periodos de tiempo. Y ahora, más que nunca, Harry sentía que Malfoy estaba al borde de algo grande, algo peligroso. Pero lo que más lo confundía era cómo sus propios sentimientos lo estaban traicionando. Cada vez que lo miraba, sentía ese tirón en su interior, como si algo invisible los uniera.
—Eso no lo sé —replicó Harry, apretando los puños—. Pero sé que estás metido en algo. Y no me importa lo que tengas que decir, lo descubriré.
Draco lo miró, sus ojos brillando con una mezcla de desafío y algo más profundo, algo que Harry no lograba identificar.
—Sigue jugando a ser el héroe, Potter —espetó Draco, pero su tono no tenía la misma malicia de siempre. Sonaba agotado, como si estuviera cansado de esa eterna pelea entre ellos—. Pero hay cosas que no puedes salvar.
Harry sintió una punzada en el pecho. ¿Qué quería decir Draco con eso? Sabía que algo estaba mal, muy mal, pero no podía descifrarlo.
Draco se giró, dándole la espalda, como si quisiera dejar la conversación atrás. Pero Harry, sin pensarlo dos veces, dio un paso adelante y lo tomó del brazo, deteniéndolo. La piel de Draco estaba fría bajo sus dedos, pero el contacto fue como un choque eléctrico para ambos.
Draco giró su rostro rápidamente hacia Harry, sorprendido. Sus ojos se encontraron de nuevo, y durante un instante, el mundo pareció detenerse. No había insultos, no había odio, solo confusión y algo más. Algo que ninguno de los dos estaba listo para admitir.
Harry soltó a Draco rápidamente, como si el contacto lo hubiera quemado. No sabía qué estaba pasando con él. Lo único que sabía era que su corazón latía tan rápido que temía que Draco pudiera escucharlo.
—No me toques —murmuró Draco, su voz apenas un susurro, pero no había verdadero enojo en ella. Parecía más... asustado.
Harry retrocedió, con las manos temblorosas. No sabía qué más decir. ¿Qué le estaba pasando? Había algo entre ellos que no podía ignorar, y parecía que Draco tampoco podía.
Draco lo miró una última vez antes de alejarse, sus pasos resonando en el pasillo vacío. Harry lo observó desaparecer en la oscuridad, con el corazón en la garganta.
Algo estaba cambiando. Y aunque Harry no podía comprenderlo del todo, sabía que ya no podía escapar de lo que estaba sintiendo.
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𝐄𝐋 𝐀𝐑𝐎𝐌𝐀 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐀𝐌𝐎𝐑𝐓𝐄𝐍𝐓𝐈𝐀 →ᴅʀᴀʀʀʏ
Fanfiction𝐄𝐍 𝐒𝐔 𝐒𝐄𝐗𝐓𝐎 𝐀𝐍̃𝐎 en Hogwarts, Harry Potter se enfrenta a un nuevo tipo de confusión: en una clase de pociones, se le asigna preparar la famosa poción de Amortentia, que revela el aroma de aquello que más desea. Para su sorpresa, lo único...