𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟖

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Harry salió de la Sala de los Menesteres con el corazón pesado. Las palabras de Snape resonaban en su mente: "no todos pueden ser salvados". Harry no quería aceptarlo. Si había algo que había aprendido en su tiempo en Hogwarts, era que siempre había esperanza, incluso en los momentos más oscuros. Pero ahora, con Draco enfrentando una decisión que podría condenarlo, Harry sentía que el tiempo se le estaba acabando.

Al caminar por los pasillos de Hogwarts, notó que el ambiente estaba cambiando. Las sombras parecían más largas, los susurros más inquietantes. El castillo, que alguna vez fue un refugio, ahora parecía lleno de secretos y amenazas veladas. Harry sabía que no solo Draco estaba en peligro, sino también todos los que lo rodeaban.

Cuando llegó a la Torre de Gryffindor, Ron y Hermione lo esperaban en la sala común. Hermione estaba sentada con un libro sobre su regazo, pero su atención estaba claramente en Harry. Ron, por su parte, parecía nervioso, tamborileando los dedos sobre la mesa.

—¿Y bien? —preguntó Ron en cuanto Harry entró—. ¿Qué pasó? ¿Lo viste?

Harry asintió, dejando escapar un suspiro antes de sentarse frente a ellos.

—Sí, lo vi —dijo, pasando una mano por su cabello desordenado—. Está... está peor de lo que pensaba. Está bajo presión. Voldemort lo tiene atrapado, y él cree que no tiene otra opción.

Hermione frunció el ceño, cerrando su libro con un chasquido.

—Sabíamos que estaba haciendo algo, Harry, pero... ¿qué es exactamente lo que Voldemort le ha pedido? —preguntó, con un tono ansioso.

—No lo sé con certeza —admitió Harry—. Draco no lo dijo, pero sé que está relacionado con su familia. Dijo que si falla, todos los que le importan morirán.

Ron se inclinó hacia adelante, su rostro lleno de preocupación.

—Entonces, ¿qué hacemos? —preguntó—. No podemos simplemente dejar que siga adelante con lo que sea que esté planeando.

Harry miró a Ron, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros.

—Snape estaba allí —dijo finalmente—. No sé qué papel juega exactamente, pero tiene que ver con todo esto. Le habló a Draco como si supiera lo que está pasando, pero no lo detuvo. De hecho, fue él quien prácticamente lo obligó a tomar una decisión.

Hermione entrecerró los ojos, claramente intentando procesar la nueva información.

—Eso tiene sentido... Dumbledore ha confiado en Snape desde el principio, pero siempre ha habido algo que no encaja del todo —murmuró—. Snape tiene un papel más profundo en todo esto, tal vez incluso más de lo que imaginamos.

Ron se agitó en su asiento.

—No puedo creer que Dumbledore confíe en él. Snape es... bueno, es Snape. Nunca ha sido de fiar.

—Dumbledore debe saber algo que nosotros no —respondió Harry, aunque incluso a él le resultaba difícil entender por qué el director ponía tanta fe en Snape—. Pero eso no significa que podamos confiar plenamente en él. Necesitamos encontrar más información.

Hermione asintió lentamente, como si estuviera formando un plan en su mente.

—Lo que necesitamos hacer es investigar qué podría estar haciendo Draco. Si descubrimos cuál es su tarea, podríamos ayudarlo de alguna manera... o al menos detenerlo antes de que haga algo irreversible —sugirió.

Ron frunció el ceño.

—Pero ¿cómo lo hacemos? —preguntó—. No es como si pudiéramos seguir a Malfoy todo el día sin que lo note. Y ya tiene suficiente paranoia como para empezar a lanzar maldiciones si se siente acorralado.

𝐄𝐋 𝐀𝐑𝐎𝐌𝐀 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐀𝐌𝐎𝐑𝐓𝐄𝐍𝐓𝐈𝐀 →ᴅʀᴀʀʀʏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora