La puerta oculta crujió ligeramente mientras Harry la empujaba con cautela, asegurándose de que el sonido no alertara a nadie dentro de la sala secreta. Bajo la capa de invisibilidad, Harry, Hermione y Ron se colaron sigilosamente, sintiendo la creciente presión de la atmósfera cargada de magia oscura.
La sala estaba iluminada por una luz tenue que provenía de velas negras dispuestas en forma de círculo alrededor de un objeto en el centro. Harry sintió un escalofrío recorrer su espalda cuando sus ojos se posaron en el artefacto: un cristal oscuro, suspendido en el aire por alguna fuerza invisible. Sus bordes brillaban de forma extraña, como si estuviera vibrando al ritmo de una energía oculta. Era el Resquicio de la Sombra.
Draco Malfoy estaba de pie al otro lado de la sala, inclinado sobre el objeto, murmurando palabras que Harry no pudo entender. Estaba completamente concentrado, con las manos extendidas hacia el artefacto, como si intentara controlarlo.
—Tenemos que detenerlo antes de que termine el ritual —susurró Harry, apenas audible bajo la capa.
—No sabemos lo que podría pasar si lo interrumpimos ahora —murmuró Hermione—. Si lo hacemos mal, podría desatar algo mucho peor.
—¿Y qué sugieres? —preguntó Ron en voz baja, claramente tenso.
Hermione lanzó una mirada rápida alrededor de la sala, evaluando la situación. Sabía que estaban en una posición extremadamente precaria. Draco estaba canalizando una magia que podría ser mucho más peligrosa de lo que entendían, pero también sabían que si no actuaban, los riesgos podrían ser aún mayores.
—Primero tenemos que desactivar el Resquicio —decidió Hermione—. Si logramos cortar la conexión de Draco con el artefacto, el ritual no podrá completarse. Necesitamos un hechizo de contención.
Harry asintió, su mente trabajando rápidamente para recordar algún hechizo que pudiera ayudarlos.
—¿Protego Totalum? —sugirió—. Si creamos una barrera alrededor del Resquicio, tal vez podamos contener su energía y evitar que Draco lo controle.
Hermione parecía pensativa.
—Podría funcionar, pero necesitamos lanzarlo con suficiente poder para contrarrestar la magia oscura. Tendremos que hacerlo juntos.
Harry, Ron y Hermione levantaron sus varitas en silencio, susurrando el hechizo al unísono:
—Protego Totalum.
Una barrera translúcida comenzó a formarse alrededor del Resquicio, pero tan pronto como la magia tocó el artefacto, una onda de energía oscura salió disparada hacia ellos, lanzándolos hacia atrás. La capa de invisibilidad se deslizó y cayó al suelo, revelando su posición.
Draco se giró de inmediato, con los ojos desorbitados de sorpresa y rabia.
—¡Potter! —gritó, su voz temblando de furia—. ¡No tienes idea de lo que estás haciendo!
—¿Y tú sí? —respondió Harry, levantándose rápidamente, su varita firme en su mano—. ¡Estás jugando con magia que no entiendes, Draco! ¡Esto no te llevará a nada bueno!
Draco levantó su propia varita, respirando agitadamente. Había sudor en su frente, y sus manos temblaban, pero su mirada era desafiante.
—No tienes idea de lo que está en juego —respondió Draco, su voz llena de desesperación—. No puedo fallar... ¡si fallo, todo está perdido!
Harry podía ver el pánico en los ojos de Draco, y por un momento, sintió una oleada de compasión por él. A pesar de todo, era claro que Draco estaba atrapado en algo mucho más grande que él, algo que no podía controlar.
—¡No tienes que hacerlo! —gritó Harry—. No tienes que seguir este camino, Draco. Podemos encontrar otra solución.
—¡No hay otra solución! —respondió Draco, su voz rompiéndose. Sus ojos reflejaban una lucha interna que Harry reconoció: la batalla entre el miedo y la desesperanza.
Justo cuando parecía que la tensión iba a romperse en un duelo entre Harry y Draco, una figura oscura apareció en el umbral de la puerta. Severus Snape. Su presencia llenó la habitación con una intensidad que hizo que el aire se sintiera más pesado.
—Suficiente —dijo Snape con su característica voz helada, levantando una mano para detener cualquier acción. Caminó hacia el centro de la sala con la gracia amenazante de un depredador que siempre tiene el control de la situación.
Harry, Ron y Hermione no bajaron sus varitas, pero sintieron una oleada de ansiedad. La presencia de Snape siempre traía consigo una sensación de peligro, pero esta vez había algo más. Algo más oscuro.
—Profesor... —comenzó Draco, pero Snape lo interrumpió con un gesto brusco.
—Draco, has fallado —dijo Snape sin mirarlo—. El Resquicio no está bajo tu control y estás exponiendo a todos a un gran peligro. Debemos detener esto antes de que se desate algo que ninguno de nosotros puede controlar.
Draco abrió la boca para protestar, pero no dijo nada. Snape se acercó al Resquicio, que seguía vibrando con energía oscura. Con un solo movimiento de su varita, lanzó un hechizo complejo y silencioso que envolvió el artefacto, apagando su brillo y calmando la energía que emanaba de él.
—No te preocupes, Potter —dijo Snape, con su habitual tono desdeñoso—. No esperaba que entendieras la complejidad de la situación.
Harry apretó los dientes, pero antes de que pudiera responder, Hermione intervino.
—¿Qué es el Resquicio de la Sombra? —preguntó, con la voz firme—. Sabemos que es peligroso, pero ¿qué estaban intentando hacer con él?
Snape lanzó una mirada fría hacia Hermione.
—El Resquicio es un artefacto que puede abrir portales a dimensiones oscuras —explicó, su tono de voz calculado—. Dimensiones donde la magia es volátil, inestable y extremadamente peligrosa. Draco fue... inducido a creer que podría controlar este poder. Un grave error.
Draco bajó la cabeza, claramente avergonzado, mientras Snape continuaba.
—Y ahora —dijo, mirando directamente a Harry—, todos ustedes deben regresar a sus respectivas salas comunes. Esto no es algo con lo que los niños deban involucrarse.
—No somos niños —replicó Harry con fuerza—. ¡Sabemos que algo grande está pasando, y no vamos a quedarnos de brazos cruzados!
Snape esbozó una media sonrisa que no llegó a sus ojos.
—Tienes demasiada confianza, Potter. Esa arrogancia puede costarte caro. Pero por ahora, ya has visto suficiente. Draco —llamó, girándose hacia el joven—. Ven conmigo. El resto de ustedes, fuera.
Draco asintió débilmente, y sin decir una palabra más, siguió a Snape fuera de la sala. Harry, Hermione y Ron los observaron marcharse, sin saber qué pensar.
—¿Qué hacemos ahora? —preguntó Ron en voz baja.
Harry miró la puerta por donde Draco y Snape habían salido. Su mente seguía llena de preguntas, pero sabía una cosa con certeza: esto estaba lejos de terminar.
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𝐄𝐋 𝐀𝐑𝐎𝐌𝐀 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐀𝐌𝐎𝐑𝐓𝐄𝐍𝐓𝐈𝐀 →ᴅʀᴀʀʀʏ
Fanfic𝐄𝐍 𝐒𝐔 𝐒𝐄𝐗𝐓𝐎 𝐀𝐍̃𝐎 en Hogwarts, Harry Potter se enfrenta a un nuevo tipo de confusión: en una clase de pociones, se le asigna preparar la famosa poción de Amortentia, que revela el aroma de aquello que más desea. Para su sorpresa, lo único...