CAPITULO 13

56 4 0
                                    

Harry se quedó congelado en la mazmorra después de la partida de Snape, con sus palabras resonando en su mente: "Tendrás que aprender a confiar en quienes menos esperas". Era un mensaje críptico, pero sugería que había más en juego de lo que Harry podía ver. La oscuridad de la mazmorra parecía volverse más espesa, llenando el aire con una sensación de inquietud. Harry no tenía más opción que salir de ahí, pero las dudas se arremolinaban en su mente.

Al salir del aula, encontró a Hermione y Ron esperando ansiosamente en el corredor, sus rostros tensos.

—¿Qué pasó? —preguntó Ron, lanzándose hacia Harry—. ¿Snape te dijo algo?

—No estoy seguro de lo que intentaba decirme —respondió Harry, todavía en shock—. Fue extraño. Habló sobre Voldemort, Draco, pero lo más raro fue que me advirtió sobre confiar en personas inesperadas.

Hermione frunció el ceño, mordiéndose el labio mientras procesaba la información.

—¿Crees que está intentando advertirte sobre algo? —preguntó—. Es posible que Snape no esté tan del lado de Voldemort como pensamos, pero tampoco podemos confiar ciegamente en él.

—No lo sé —admitió Harry—. Pero definitivamente está involucrado en todo esto, de una manera que no entiendo del todo.

Los tres caminaron en silencio hacia la sala común de Gryffindor, inmersos en sus pensamientos. Aunque había algo oscuro sucediendo en Hogwarts, lo que les inquietaba aún más era que no podían estar seguros de en quién confiar. Snape, Draco, e incluso los profesores parecían estar ocultando más de lo que dejaban ver.

---

Esa noche, mientras la mayoría de los estudiantes de Gryffindor dormían plácidamente en sus camas, Harry no pudo conciliar el sueño. Se removía inquieto, con la mente reviviendo la conversación con Snape una y otra vez. Finalmente, decidió que necesitaba aire fresco para despejarse.

Se levantó, se puso su capa de invisibilidad y, con cuidado de no despertar a Ron, salió de la sala común. Caminó por los pasillos oscuros de Hogwarts, guiado solo por la tenue luz de la luna que se filtraba por las ventanas. Mientras vagaba sin rumbo fijo, sus pensamientos lo llevaron de nuevo a Snape. ¿Qué significaban sus palabras? ¿Y qué tenía que ver con el Resquicio de la Sombra?

Cuando llegó al patio, se sorprendió al ver una figura alta y delgada de pie cerca de una de las fuentes. Era Draco Malfoy. Harry se detuvo en seco, observando desde la distancia. Draco parecía perturbado, su rostro tenso mientras miraba el cielo nocturno.

Instintivamente, Harry se acercó un poco más, asegurándose de que la capa de invisibilidad cubriera completamente su cuerpo. Draco no lo vio acercarse, sumido en sus propios pensamientos. Pero lo que Harry escuchó a continuación lo dejó helado.

—No puedo hacerlo… —susurró Draco en voz baja—. No soy capaz… ¿Por qué me pidieron esto?

Harry se inclinó hacia adelante, su corazón latiendo rápidamente. Draco parecía estar hablando solo, como si estuviera luchando internamente con una decisión imposible.

—No quiero que esto suceda —continuó Draco, con la voz quebrada—. Pero si no lo hago… ellos me matarán.

La revelación cayó sobre Harry como un balde de agua fría. Draco estaba atrapado. No era el villano que había imaginado; estaba bajo presión, forzado a hacer algo contra su voluntad. La sospecha de que Voldemort estaba detrás de todo esto comenzó a solidificarse en la mente de Harry.

De repente, Draco se giró hacia la entrada del castillo, como si hubiera sentido que alguien lo observaba. Harry retrocedió rápidamente, su respiración entrecortada mientras intentaba no hacer ruido. Luego, vio cómo Draco se alejaba lentamente, desapareciendo en la oscuridad del castillo.

Con el corazón aún acelerado, Harry regresó rápidamente a la torre de Gryffindor. Sabía que lo que acababa de escuchar era vital. No podía guardárselo para sí mismo, pero tampoco podía hablar abiertamente con todos. Lo primero que debía hacer era contárselo a Hermione y Ron.

---

A la mañana siguiente, Harry se encontró con Hermione y Ron en un rincón apartado de la Gran Sala, lo más lejos posible de los oídos curiosos.

—Anoche seguí a Draco —empezó Harry, asegurándose de que nadie más lo escuchara—. Lo vi solo en el patio, y lo que dijo… No creo que esté con Voldemort por elección.

Ron lo miró con escepticismo.

—¿Qué quieres decir?

—Está atrapado —explicó Harry, su voz baja pero intensa—. Dijo que no podía hacer lo que le pedían. Que si no lo hacía, lo matarían. Está bajo una presión tremenda, y no sé exactamente qué, pero está claro que Voldemort tiene control sobre él.

Hermione asintió lentamente, procesando lo que Harry había dicho.

—Eso cambia las cosas —dijo en voz baja—. Si Draco está siendo obligado, entonces podría ser una herramienta en manos de Voldemort. No un aliado, sino un peón. Quizás por eso Snape estaba tratando de intervenir. Quizás no está ayudando a Voldemort, sino tratando de salvar a Draco.

Ron frunció el ceño.

—Aún no confío en ninguno de los dos, pero si Draco está siendo utilizado, ¿qué podemos hacer para detenerlo?

Harry no tenía una respuesta clara para eso. Sabía que Draco estaba en peligro, pero involucrarse podría poner a todos en una situación aún más precaria. Necesitaban más información, pero lo único que sabían con certeza era que el tiempo corría.

—Tenemos que seguir vigilando a Snape y a Draco —dijo finalmente Harry—. Algo está a punto de suceder, y no podemos permitir que Voldemort se salga con la suya. No sabemos exactamente cuál es su plan, pero el Resquicio de la Sombra y todo lo que vimos en la biblioteca la otra noche tienen que estar conectados.

Hermione asintió, su rostro decidido.

—Si encontramos el vínculo entre el Resquicio y Voldemort, podríamos detenerlo antes de que actúe.

---

Durante los siguientes días, Harry, Hermione y Ron continuaron vigilando de cerca a Snape y Draco. Aunque las clases seguían su curso habitual, la sensación de que algo oscuro se cernía sobre Hogwarts se hacía cada vez más fuerte. La tensión estaba en el aire, palpable en cada rincón del castillo.

Snape, por su parte, parecía más reservado que nunca. No dio ninguna señal de haber descubierto que Harry lo estaba vigilando, pero su comportamiento era más distante, como si estuviera lidiando con algo que no podía compartir con nadie.

Draco, por otro lado, estaba cada vez más ausente. Sus ausencias en las clases y su semblante sombrío hacían que Harry se preocupara más. Sabía que Draco estaba lidiando con algo grande, pero no tenía idea de cómo ayudarlo sin ponerlos a todos en peligro.

Una noche, mientras Harry se preparaba para acostarse, algo extraño sucedió. Un búho llegó volando por la ventana abierta de su dormitorio, dejando caer una nota enrollada en la cama de Harry. La abrió con manos temblorosas, reconociendo la letra inmediatamente.

Era de Snape.

"Potter, si quieres salvar a Draco, ven solo. Medianoche. No le digas a nadie."

El corazón de Harry se aceleró. Sabía que estaba a punto de tomar una decisión peligrosa, pero algo dentro de él le decía que no podía ignorar esta oportunidad.

Sin decir nada a Ron o Hermione, se preparó para lo que podría ser la revelación más importante de su vida.

𝐄𝐋 𝐀𝐑𝐎𝐌𝐀 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐀𝐌𝐎𝐑𝐓𝐄𝐍𝐓𝐈𝐀 →ᴅʀᴀʀʀʏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora