Thomas.
Me envuelve la mano con sus dedos fríos. Aprieta con tanta fuerza que las puntas de los dedos, que ya se me han quedado frías por el tubo gravitacional, se me duermen. Pero no me importa, no me importa nada. Se ha quedado sin aliento y está sonriendo. Me gustaría estar con él a solas en el centro de aprendizaje, apartarle ese mechón rebelde que insiste con cubrirle la frente y besar sus labios. Pero oigo voces al otro lado de la puerta; la gente ya empieza a entrar por la escotilla que da al nivel de navegación.
Al mirarlo a los ojos, veo que los tiene vidriosos como si acabara de despertarse, pero cuando le sonrío, me devuelve la sonrisa. Cruzamos el centro de aprendizaje agarrados de la mano y entramos en la gran sala. Estoy sorprendido, puesto que no pensaba que Newt quisiera ir de mi mano por tanto tiempo. Pero él se limita a sonreír, casi como si se le hubiese olvidado que vamos agarrados.
La gente se agolpa en la gran sala. No me había dado cuenta hasta ahora de lo enorme que es, pero aun así falta sitio. Ha venido todo el mundo, y todavía entra más gente por la escotilla. Veo llegar a Harley seguido de Bartie y Victria. Se queda con ellos junto a la escotilla, pero me guiña un ojo al ver que Newt no me ha soltado la mano. Él, con los ojos como plato, se fija en todas las caras nuevas que se va cruzando. Los alimentadores están todos juntos, cloqueando como gallinas. Los navegadores se quedan plantados junto a la pared con rostro inexpresivo. Me pregunto qué sabrán; no creo que Eldest les haya revelado sus intenciones, pero por la forma en que se quedan apiñados, intuyo que saben algo que yo ignoro.
Quizás Doc lo sepa. Recorro la multitud con la mirada, pero no logro divisarlo.
Nos detenemos y Newt me suelta. Casi todo el mundo mira hacia arriba, la plancha de metal ha empezado a deslizarse revelando el brillo de las "estrellas". El punto rojo que representa nuestra nave parpadea. Estamos a cuarenta y nueve años con doscientos sesenta y cuatro días de la luz fija que representa a Tierra Centauri, nuestro nuevo hogar.
-Mira las estrellas –le dice un granjero del nivel de alimentación a la mujer que está a su lado.
Los dos se acercan un poco más y sus hombros se tocan al mirar hacia arriba. La mujer se posa la mano en el vientre con los dedos extendidos. Ambos se susurran algo sin dejar de contemplar las bombillas que toman por estrellas.
Toda la gente que hay en la gran sala parece haberse agrupado por parejas, y más de una mujer se acaricia el vientre. Me aproximo a Newt para que nuestros brazos se toquen, pero no vuelve a cogerme de la mano.
Varios navegadores se reúnen junto a la puerta de la habitación de Eldest. Están muy erguidos y miran de soslayo a la multitud. Los residentes del pabellón también están agrupados y levantan la voz más que nadie. Cuando me vuelvo para mirarlos, veo que Harley no dice nada. Mira hacia arriba, pero supongo que ya se habrá dado cuenta de que estas estrellas son de pega. ¿Cómo alguien que ha visto las estrellas de verdad va a dejarse engañar por esto?
Abro la boca para preguntarle a Newt qué opina de las estrellas falsas, pero antes de que me dé tiempo a hablar, se abre la puerta de la habitación de Eldest.
Sale ataviado con su vestimenta oficial, una serie de togas de lana de apariencia pesada, con un bordado de estrellas en los hombros y de plantas verdes en el dobladillo: las esperanzas de todos los que viajan a bordo de la nave.
-Amigos –dice con voz de abuelo afable–. Aunque tal vez no deba llamaros amigos, porque en realidad somos una familia.
Los alimentadores que tengo cerca suspiran; las mujeres se pasan la mano por la barriga y sonríen a sus hombres.
-Os he invitado a todos a que vengáis aquí arriba por una razón concreta. Para empezar, quería enseñaros las estrellas.
Alza una mano y todos siguen su gesto con la mirada hasta posar los ojos en el "universo".
-¿Veis la estela que dejan los astros? –prosigue Eldest, y los alimentadores asienten con la cabeza–. Ahí es donde se advierte lo rápido que viaja la nave mientras surcamos el espacio hacia nuestro nuevo hogar.
Miro a Newt, pero él se limita a contemplar la escena con expresión ausente. Creo que aún no se ha dado cuenta de que las estrellas no son de verdad. Observo a Harley, que está lejos, pero me devuelve la mirada. Tiene el ceño fruncido. Sabe que algo no va bien.
-Como ya sabéis, los más jóvenes de esta sala conformáis la generación que debe aterrizar en la superficie de Tierra Centauri –Eldest hace una pausa y suelta un suspiro dramático–. Pero, por desgracia, eso no va a suceder.
La multitud comienza a murmurar. La lucecita roja que representa a la Fortuna retrocede, alejándose de su destino.
-Los motores de nuestra querida nave están cansados, amigos. No podemos ir más rápido. Debíamos aterrizar dentro de cincuenta años...
-Cuarenta y nueve años con doscientos sesenta y cuatro días –le interrumpe una voz.
Todos nos giramos al mismo tiempo para mirar a Harley, que no aparta la mirada de Eldest. Está pálido, y el moratón que tiene debajo del ojo resalta mucho más que antes.
Eldest sonríe amablemente.
-Eso es. En cualquier caso, amigos, estabais destinados a vivir ese acontecimiento, pero me temo que eso no va a ser posible. Según nuestros cálculos, faltan más de cincuenta años para el aterrizaje.
-¿Cuántos? –dice Harley; ahora suena asustado.
-He de deciros, amigos míos, que no abandono la esperanza de que la ciencia se haya equivocado, y que Tierra Centauri esté más cerca de lo que pensamos ahora.
-¿Cuántos años faltan? –vuelve a preguntar.
-Setenta y cinco –contesta Eldest–. Veinticinco años más de los que preveíamos.
El nivel de mando se sume en silencio. ¿Veinticinco años más? No es que vaya a ser un viejo cuando aterricemos; es que voy a estar muerto. Agarro la mano de Newt sin darme cuenta. Él me aprieta los dedos tan suavemente que apenas lo noto.
-¿Veinticinco años más? –grita Harley apartando a la gente para avanzar hacia Eldest–. ¿Veinticinco?
Bartie y Victria lo retienen. Harley traga saliva con dificultad, como si fuese a vomitar en nuestras propias narices.
-Setenta y cuatro con doscientos sesenta y cuatro... Setenta y cuatro con doscientos sesenta y cuatro –le oigo murmurar.
-Sí, veinticinco años más –recalca Eldest por encima de la voz de Harley–. Lo siento, pero no hay nada que yo pueda hacer para evitarlo. Será demasiado tarde para que vosotros piséis tierra firme. Vuestros hijos, sin embargo...
A mí alrededor, todas las mujeres se pasan la mano por el vientre.
-Nuestros hijos –le dice a su hombre la mujer que tengo más cerca–. Nuestros hijos pisarán tierra firme.
Estas palabras corren como pólvora, y en cuestión de segundos todas las alimentadoras están hablándoles a los bebés que llevan dentro, susurrándoles palabras de esperanza y de consuelo. Ellas ya no cuentan; ahora mismo, lo más importante son los niños que se desarrollan en su interior. Lo importante es el futuro.
-Es muy comprensible que se cometa un error de cálculo de veinticinco años en un viaje de varios siglos, amigos –afirma Eldest, y veo que algunos alimentadores asienten con la cabeza.
-¡De eso nada! –brama Harley, zafándose de Bartie y Victria–. Nos prometiste que pisaríamos tierra firme, nos prometiste un hogar, nos prometiste estrellas de verdad, ¿y ahora dices que moriremos antes de tener la oportunidad de respirar un aire que no lleve varios siglos reciclándose? ¡Frexo!
-Pero nuestros hijos... -dice una de las alimentadoras–. Nuestros hijos verán Tierra Centauri. Con eso basta.
-¡No basta! –grita Harley. Está casi en primera fila, muy cerca de Eldest–. ¡No descansaré hasta sentir tierra de verdad bajo mis pies!
Eldest da un paso adelante y se sitúa frente a él. Le hace señas con el dedo para que se acerque, y Harley, a pesar de lo furioso que está, se agacha para oír lo que Eldest le susurra al oído. De pronto, la cara de mi mejor amigo palidece todavía más y su mirada se tiñe de tristeza y muerte. Cuando Eldest acaba de hablarle, Harley se incorpora, mira a la multitud y sale corriendo de la gran sala para bajar por la escotilla. Todos nos quedamos escuchando sus pasos hasta que el sonido se apaga.
Miro a Newt, suponiendo que voy a ver reflejada en su cara una rabia semejante a la de Harley. Recuerdo su enfado cuando le dije que tendría que esperar cincuenta años para aterrizar. ¿Cómo se sentirá ahora, sabiendo que faltan setenta y cinco años para que demos los primeros pasos sobre nuestro nuevo planeta? El corazón me da un vuelco de pronto. Cuando por fin despierten a sus padres, es probable que Newt haya muerto... y no habrá podido despedirse de ellos.
Newt está pálido, pero no veo rabia en su mirada ni rebeldía en la inclinación de su cabeza
-¿Newt? –susurro, y él se vuelve hacia mí–. ¿Qué opinas de esto?
-Que es triste –contesta tras hacer una pausa, pero no detecto tristeza en su voz–. Siento mucho que tenga que ser así, pero al final nos las arreglaremos –añade en tono monocorde.
-¿Qué te pasa? –le pregunto.
-Nada –responde. Parpadea y me doy cuenta de que tiene la mirada perdida–. Qué bonitas son las estrellas –agrega.
-¡No son estrellas de verdad! –le susurro al oído–. ¿Es que no lo ves?
-Me gustan las colas que tienen... Parecen cometas.
-¡Tú has visto las estrellas de verdad! –le digo acercándome aún más–. ¡Sabes que estas no son reales! ¡Vienes de Tierra Solar, frexo! A estas solo le han añadido las colas para que parezca que vamos muy rápido.
-Pero es que vamos rápido –contesta, y señala a Eldest–. Nos lo ha dicho él.
Doy un paso atrás para observarlo mejor. Está desmadejado, e incluso su pelo parece sin vida.
-¿Qué te pasa? –insisto.
-Shhh –dice parpadeando–. Nuestro Eldest está hablando.
Lo miro boquiabierto. ¿Qué es eso de "nuestro" Eldest?
-Amigos –prosigue Eldest–. Sé que os he dado una mala noticia, pero quería traeros aquí para que veáis las estrellas y podáis hablarles a vuestros hijos, cuando nazcan, del cielo que los espera y del mundo que será su hogar.
Y la gente lo ovaciona. Lo ovaciona de verdad. Newt también lo hace.
*Ay, no, Newtie. Ya te convertiste en un Crank ido(?
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Godspeed: Despierta|Newtmas
FanficGodspeed|Fortuna "Eres la pieza de un puzle. Pero puedes decidir no encajar en él." Imagina tener que elegir entre vivir sin tus padres o abandonar toda tu vida en la Tierra para seguirlos. Tratar de encontrarte a ti mismo u ocupar un papel diseñado...