[73] Newt

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Newt.

Eldest me mira. Tiene la nariz rota y la boca ensangrentada, y me daría pena si no fuese un tirano retorcido y perverso. Pero teniendo en cuenta que propuso matarme (y que acaba de repetir la propuesta al decirle a Doc que me lleve a la cuarta planta), no creo que merezca mi compasión.
-Thomas, necesitamos la droga –dice Doc apoyándole una mano en el hombro–. Sin ese mecanismo de control, la nave no podrá funcionar.
Thomas está casi de acuerdo con él, se lo noto en los ojos.
-Eso no es verdad –digo, con la esperanza de que Tommy me mire y recuerde que la droga me mató por dentro–. Vale, sin la droga será más difícil. Y tal vez resulte más soportable imaginar toda una vida de encierro si estamos completamente drogados, pero eso no es vivir... eso no es vivir de verdad. Porque entre todo este sufrimiento –Thomas y yo nos miramos, y los dos sabemos que esto lo digo por Harley–, también hay alegría. Y no se puede tener una cosa sin la otra.
Thomas avanza hacia mí y se aleja de Doc y de Eldest.
-No puedo ser la clase de líder que tú quieres que sea –dice–. Nunca lo seré. Pero intentarlo me hará ser mejor.
-Hazlo –ordena Eldest mirando a Doc.
-¿Qué le estás diciendo que haga? –pregunto.
Doc mira fijamente a Eldest.
-Haremos otro –insiste este último–. Puedes usar unos replicadores de ADN diferentes. Nos libraremos de este y haremos otro.
-¿A qué te refieres? –dice Thomas. Tiene los ojos muy abiertos, como si le asustasen sus propios pensamientos.
-Idiota del frexo... -gruñe Eldest–. No me puedo creer que tengamos el mismo ADN.
-¿Qué estás diciendo? –a Tommy le tiembla la voz–. ¿Tú eres... mi padre?
-¡Mira allí! –grita Eldest señalando el otro lado de la sala, donde se alinean los cilindros llenos de líquido ambarino con embriones.
-¿Qué...? ¿Le inyectaste parte de tu ADN a mi madre?
-¡Tú no tienes madre! –brama Eldest, presa de la frustración–. ¡Somos la misma persona! Todos los Thomas, todos los novatos, sois clones creados con el ADN de Eldest. ¡Lo único que hice hace dieciséis años fue sacarte de un depósito y meterte en una probeta!
-No somos iguales –masculla Thomas; parece asustado y asqueado a la vez.
-Sí que lo somos. Nuestro código genético es idéntico al de todos los Eldest que nos han precedido.
Pero yo sé a qué se refiere Tommy cuando dice que no son iguales.
-Claro... Por eso compartimos los permisos de acceso, por eso mi huella biométrica me deja entrar a todas partes –dice Thomas entre dientes.
Recuerdo la suave voz sintética de los ordenadores "Acceso a Eldest/Thomas concedido". Los escáneres y los flexibles nunca distinguían entre Thomas y Eldest porque no había ninguna diferencia entre los dos.
-Me da lo mismo –dice Thomas levantando la voz y mirando a Eldest–. No me importa que seamos iguales. Yo no soy tú, y no voy a tomar las decisiones que tú has tomado. Me dan igual tus lecciones, me dan igual tus reglas. ¡No voy a escucharte nunca más!
Oigo un ruido de pasos a mi espalda; Thomas, Eldest y Doc están tan pendientes de la discusión que no reparan en el avance sigiloso de un hombre con cicatrices en el cuello. Orion se acerca al cubo de Fidus que Eldest ha soltado. Cuando se agacha para recogerlo, los demás lo ven: primero Doc, luego Thomas y por último Eldest, cuyos ojos se desorbitan de la impresión.
-Está aquí –susurra Eldest, en voz tan baja que no estoy seguro de haberlo entendido bien. Sus ojos se clavan en el médico y luego otra vez en el hombre que tiene enfrente–. Dijiste que estaba muerto.
-Y lo estoy, Eldest –dice Orion levantando el cubo–. El Thomas que hiciste ya no existe, está muerto. Yo ya no soy ese Thomas. Ahora soy Orion, el cazador.
Eldest abre la boca (para chillar, para berrear, para mostrar su rabia), pero Orion lo silencia vaciándole el cubo sobre la cabeza.
-¡Atrás, no lo toquéis! –grita el médico mientras la sustancia espesa y viscosa se desliza por el cuerpo de Eldest.
Orion da un paso atrás, sonriente. Thomas hace ademán de acercarse a Eldest, pero se contiene.
Hace un momento, el rostro de Eldest estaba desencajado por la rabia; pero ahora que el fidus le cubre todo el cuerpo, la rabia desaparece y Eldest ladea un poco la cabeza como si fuese un niño lleno de curiosidad. Sus rodillas ceden y se desploma hasta quedar sentado, sosteniendo el peso del cuerpo con los brazos. En su cara se dibuja una sonrisa beatífica que pronto desaparece, disuelta en una expresión neutra. Durante un instante parece la persona más agradable y pacífica que he visto en mi vida. Luego, sus manos resbalan por la superficie lisa del suelo y cae de espaldas. Su cabeza golpea las baldosas con tanta fuerza que doy un respingo al oírlo. El fidus se extiende alrededor de su cuerpo como una mancha de sangre transparente. Observo el ritmo leve de su respiración hasta que se detiene.
Es la expresión máxima de calma: la muerte.

*Sí, Thomas es un clon de Eldest... Freeeeeeexo, qué cagada más grande.

Godspeed: Despierta|NewtmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora