[76] Thomas

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Thomas.

La noche que siguió al asesinato de Eldest y la congelación de Orion, caí en la cuenta de que, aunque compartía el mismo ADN con esos dos hombres, no me parecía en nada a ellos. La verdad sobre la nave había torcido a cada uno de manera diferente: a Eldest lo había convertido en un dictador; a Orion, en un sociópata.
Yo soy parte de lo mismo que ellos. Los tres recibimos la misma instrucción, nos formamos con el mismo material genético y descubrimos la misma verdad. Pero uno de nosotros la ocultó con mentiras y control, otro intentó cambiarla mediante el caos y el asesinato, y yo... bueno, yo aún estoy intentando profundizar en la verdad y decidiendo qué hacer con ella.
¿Mentí a mi gente al no hablarles de Orion?
¿Hice mal al revelarles una verdad que podría matarlos igual que como mató a Harley?
¿Y qué derecho tengo a disponer de la verdad, cuando hice lo que hice para impedir que Orion le contase la verdad a Newt?
A fin de cuentas, ¿tan diferente soy de Eldest o de Orion si hago que Newt crea una mentira?

Flashback

Esto es lo que ocurrió. Esta es la verdad.
Lo vi allí tumbado, congelado en su cápsula de cristal. Y era tan diferente a todo lo que había visto antes... Nunca podría ver el sol ni los colores que provocaba a la hora de un atardecer. Nunca podría ver algo así como lo ha hecho él. Pero después comprendí que lo tenía todo contenido allí: en su pelo que le cubría la frente y que brillaba seguramente más que el sol mismo. Su pálida piel, blanca como un cordero recién nacido. Y era joven... como yo.
Nunca lo entenderá.
Volví a bajar para contemplarlo y soñar. Para pensar en lo que podría contarme de Tierra Solar. Para pensar que él, a diferencia de cualquier otra persona en la nave, sí tendría mi edad cuando me llegara la época de reproducirme. Los hijos quedaban descartados, pero así no tendría que estar solo nunca más.
Y entonces oí una vocecita, un susurro apenas audible que estuve a punto de ignorar.
La voz me hizo una pregunta.
¿Por qué no lo desconectas?
Al principio no le hice caso, pero la pregunta sonaba cada vez más fuerte hasta convertirse en un grito.
Así que, para acallarla, apreté el interruptor que estaba sobre la fría cara de Newt y vi que la luz parpadeante pasaba de verde a roja.
Y la voz de mi cabeza suspiró aliviada, me susurró palabras de consuelo y me prometió que Newt me sonreiría cuando se derritiese el hielo.
Pensaba esperar allí mismo; deseaba estar a su lado para cuando él bostezase, se estirase y saliese de la cápsula. Quería estar allí para cuando abriese los ojos y sus labios esbozasen una sonrisa.
Pero entonces oí...
... que Orion se escurría entre las sombras siguiendo los mandatos de su propia voz interior. Aunque entonces aún no lo sabía; no sospechaba que quien me vigilaba era él.
Me metí corriendo en el ascensor, fui al jardín y fingí que no había revivido a un chico dándole a un interruptor.
Entonces sonó la alarma, y su grito –¡Aoooo! ¡Aoooo!– se fundió con el de Newt.
Un grito de dolor. Y luego de pesar, de tristeza, de desesperanzas y de sueños rotos.
Esos sueños los rompí yo. Yo y nadie más. Y no había nada que pudiera consolarlo, ni siquiera el amor que no vio que sentía por él.
Y Doc dijo que el chico no podría volver, que jamás podría volver. Entonces supe... supe que nunca podría decirle la verdad.

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Godspeed: Despierta|NewtmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora