─Entrada 3─
1
Amiga, ¿cómo estás?
¿Cómo te está yendo? Yo sigo intentando armarme de paciencia. Mi Golem se está demorando más de lo que esperaba; ojalá llegue antes de que se me terminen las provisiones. Porque prefiero morir en sus manos que de hambre.
Una vez vi a alguien morir de inanición. Es la muerte más triste de todas: lenta y cargada de una desesperación insoportable.
Quizás es la muerte que me merezco. Una verdadera justicia poética. La vida, burlándose de mí una última vez, haciéndome enfrentar el final que más temo. Y la muerte, irónica, borrando con crueldad mi existencia miserable.
¿Qué queda después? ¿Valió la pena haber pasado por este mundo? Al final, cuando mi verduga se lleve mi vida en sus manos, todo seguirá igual. El sol saldrá, la tierra girará, y el universo permanecerá indiferente, como si yo nunca hubiese pasado por él.
A veces reflexiono sobre mi paso por este planeta, y me pregunto por qué soy la villana. ¿Me impusieron este papel, o en algún punto lo elegí? O peor aún: ¿me obligaron a elegirlo? Me siento atrapada en esa idea, como si todo hubiese estado predeterminado desde siempre.
¿Era éste el único rol que podía cumplir? ¿Existía otro camino para mí? Uno que no me hubiese traído hasta este punto, a este lugar desolado donde no hago más que observar con horror mis propias sombras.
¿Cómo sería todo si en esos momentos cruciales hubiese tomado decisiones diferentes? Me pregunto si todo habría sido distinto o si, de todos modos, el resultado hubiese sido el mismo. A veces pienso que las elecciones que hacemos no son más que una ilusión, una manera de convencernos de que controlamos algo, cuando en realidad somos esclavas de lo que llevamos dentro.
Estamos condicionadas por lo que creemos, por los valores que nos inculcaron, por esas ideas que absorbimos sin darnos cuenta y que, poco a poco, nos fueron moldeando. Y si es así, ¿cómo podemos creer en el libre albedrío? ¿No será esta creencia también una trampa? ¿Una farsa que solo sirve para hacernos sentir menos impotentes?
Y vuelvo sobre mis pensamientos y me pregunto: ¿qué sentido tiene que yo sea la villana? ¿Pierde o gana significado este papel dependiendo de si lo elegí o si me fue impuesto? Si nunca tuve otra opción, ¿realmente importa? O tal vez, aun teniendo otra opción, mi naturaleza siempre me habría llevado hasta este mismo punto. Me pregunto si, de poder volver atrás, lo elegiría de nuevo. O si ya lo elegí, una y otra vez, en cada una de las versiones de mí que existen en los infinitos mundos paralelos.
Tal vez, en algún lugar, en una de esas otras realidades, hay una versión de mí que es feliz. Una que no está rota, una que no tiene que cargar con el peso de ser la mala. Quizás, en algún rincón del universo, soy la heroína de mi propia historia.
Pero sé que en ese universo paralelo, en el que no soy la villana, no existe este texto. No hay una cuenta regresiva hacia mi muerte, ni una Golem buscando cerrar el ciclo. En ese mundo alterno, tal vez nunca fui la líder de nada, no impulsé ninguna revolución, ni tuve que huir para no ser cazada. Y vos, amiga imaginaria, en ese mundo no sabés de mi existencia. Porque ahí nuestras vidas jamás habrían chocado de esta manera.
2
Mis dos amigas. Una, sos vos, que estás leyendo estas palabras. Te hablo como si te conociera, pero en realidad no sé nada de vos. Te imagino del otro lado, quizás curiosa, quizás indiferente. Sos mi amiga imaginaria. No sé si realmente seguís ahí, o si simplemente te imagino para no sentirme tan sola. Pero, aun así, te elegí para compartirte lo que nunca pude decirle a nadie. Tal vez, en el fondo, sólo seas una manera de hablar conmigo misma, porque al final, ¿quién más podría leer la historia de alguien como yo?
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Las Ruinas Invisibles
Science FictionLos que leen esta historia son mejores que los que no