𓂀 𝕀𝕟𝕤𝕚𝕕𝕖 𝕄𝕖 [𝕂𝕠𝕠𝕜𝕄𝕚𝕟] 𓂀

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Mamá y papá siempre le habían dicho que era una persona fuerte. 

Una persona decidida y madura respecto a su persona. JungKook era en pocas palabras, el hijo perfecto que siempre desearon tener. Mamá era una mujer sumamente preciosa. Su cabello negro siempre solía brillar cada que salía al sol en mano de sus dos pequeños hijos. Sus pestañas largas y gruesas combinan a la perfección con sus bellos ojos color avellana, aquellos que siempre brillaban de emoción por ver a toda su familia junta. Papá era guapo, alto inclusive y bien tornado. Ambos eran tan perfectos al igual que sus dos pequeños, JungKook realmente jamás habría deseado en su vida tener otra familia, porque en la que estaba era enormemente feliz.

Pero nada dura para siempre, ¿cierto? Y muchas veces lastimosamente tiende a ser muy de pronto.

Así como la muerte de sus padres.

Fue un veintidós de noviembre, día en donde mamá y papá habían deseado salir a una entrevista trabajo, una visita que terminó con su vida por completo, dejando a un pequeño de ocho años junto con uno de trece al completo abandono.

Podía recordar aquel día en el funeral cómo  la lluvia bañaba ambos pequeños cuerpos, cómo ningún familiar había estado presente aquel día, donde el único presente había sido el amigo de mamá y papá; Marwin.

Podía sentir el apretón a su hombro de Marwin, tratando de darle consuelo ante la terrible pérdida que justamente ambos niños vivían. TaeHyung había sido muy cercano a papá, y el ahora verlo siendo enterrado en un hoyo no era para nada grato, porque tal parecía que no bastaba con tener los brazos de su hermano mayor enredándole para un abrazo. Tae necesitaba de mamá y papá.

Pero ellos jamás volverían.

—Jeongguk…

—¿Por qué la vida es tan injusta? —entrecerrando los ojos, JungKook cuestionó a Marwin, apretando el cuerpo de Tae con el suyo —¿Qué haré? ¿qué haré sin ellos? ¿la vida no puede entender que estoy pequeño? ¿Qué nadie estará a nuestro lado? Marwin… yo no podré, no podré solo…

—Desde pequeño siempre has sido fuerte, Jeongguk —Marwin finalmente habló, tratando de sonar duro ante la triste escena de ambos pequeños —. Siempre demostraste una valentía de admirar, tu madurez era tan notoria y aún así nunca has dejado de ser un niño, ¿comprendes?

—Realmente no…

—Pluma blanca.

—No lo menciones en una situación como esta, Marwin —saliendo en un gruñido, JungKook pidió, tratando de ser fuerte ante el llanto que su hermano daba en su pecho —. No es el momento.

—Pluma blanca estará contigo. No estás solo. Es eso lo que te quiero dar a entender —Marwin finalmente explicó, mirando cómo la tierra finalmente ocultaba ambos ataúdes —. Él te guiará en un camino lleno de éxito, él será quien te proteja de negatividad y, si tú le permites, te dará la libertad completa.

JungKook lleno de inocencia sólo ignoró, enterrando su nariz en la cabellera castaña de su hermano menor, queriendo aceptar que por esta noche, o bueno, y por todas las demás, mamá y papá ya no estarían con ellos.

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Dando un paso al frente, JungKook pudo sentir cómo su zapato pisaba algo liso, donde al hacerlo frunció el ceño y quiso entender el porqué. Muy lejos de donde se encontraba, se escuchaban gritos, gritos a su nombre. Era muy pequeño el sonido, por lo que simplemente trató de ignorar, tratando de adivinar dónde se encontraba.

—Jeongguk.

El castaño quedó quieto en su mismo lugar ante su llamado. Esa voz la reconocía, era la voz que desde niño siempre había escuchado en su interior, sólo que ahora era más gruesa, más autoritaria y, por supuesto, más real.